CARMEN ROMERO / LA NOCHE 109
Entrevista a la Directora de la
Fundación Teatro a Mil, sobre los 25 años del festival y su mirada
sobre el Estado, el mercado y el financiamiento a la cultura.
“LA EMPRESA PRIVADA
TAMBIEN FORMA PARTE DEL ESTADO”
“Queremos celebrar estos 25 años,
porque contra todo pronóstico, Teatro a Mil existe. Un festival
anual, que no se ha interrumpido nunca, porque el teatro vive, como
área, como agrupaciones, como colectivos. Existe el teatro
independiente, contemporáneo y eso hay que celebrarlo”.
Por Jaime Piña
Sin duda las temporadas de Teatro a Mil
han enriquecido la escena cultural, aportando con otras miradas y
convirtiendo enero en el mes del teatro, porque algo de este nivel,
hace 25 años no se conocía, teatro que visto desde el punto de
vista del financiamiento, se ha autosustentado en su mayoría. “Es
indudable el aporte que teatros contemporáneos de otras partes del
mundo traen. Primero en incluirnos, porque en realidad nosotros
estamos fuera de los circuitos habituales. Los circuitos mundiales
llegan hasta Uruguay, Perú, Argentina y Brasil, ellos son parte del
mundo y nosotros nos hemos ido posicionando, encontrando la manera de
participar en el calendario de artistas que están vigentes, que hoy
día estrenan lo mismo en Nueva York, París, España y que también
se presentan en Santiago”. Cuenta Carmen, desde su agitada oficina,
con una pizarra llena de gráficos, rayas y palabras ininteligibles,
que como bocetos de sistemas, sus jóvenes ingenieros traducirán con
modernas aplicaciones, en hechos concretos.
Para Carmen, lo importante es que Chile
se ha convertido en una escena para el mundo, siendo visitada por
programadores, que la han sumado como un punto del circuito
internacional.
En lo artístico, estas nuevas miradas,
observadas en primera fila, admirando a los grandes referentes del
teatro contemporáneo mundial, ha enriquecido el lenguaje local. Se
ven sus influencias. A pesar que el teatro contemporáneo local tiene
recursos muy limitados para sus producciones, ha hecho un gran
esfuerzo en la búsqueda de nuevos lenguajes, logrando traspasar al
público de todas partes, aquello que, manteniendo la identidad
propia de un teatro chileno, ocupa esos referentes para reafirmar
cómo comunica mejor esa identidad nacional. Cada artista que viene a
Chile, deja una enseñanza. El festival deja huella, en nuevas
compañías, nuevos referentes y también en la formación, en una
experiencia de intercambio con los artistas locales, y eso han
profundizado en las actividades paralelas al festival, en este caso
el LAB, laboratorio escénico, que incluye la mirada de todos los
artistas compartiendo con los nuestros, intercambiando en talleres,
conferencias, charlas temáticas, que luego Teatro a Mil sube a su
plataforma de TV.
- ¿La maduración del festival, es
producto de la naturaleza creativa del teatro mundial, o es una
búsqueda específica de ustedes?
- Es una búsqueda, lo nuestro nunca ha
sido en la medida de lo posible, sino en la medida de lo imposible.
El teatro chileno tiene una historia y
se alimenta de ella, la influencia del “Teatro de la memoria” en
los nuevos lenguajes, de la escuela que hizo Alfredo Castro, que es a
quien dedicamos este festival, es enorme y se ve en los grandes
creadores. No tengo duda que muchas de las obras, sobre todo el
teatro popular elitista, han marcado también el tirarse a la piscina
y experimentar más allá…
- ¿Qué es el teatro popular elitista?
- Es aquel teatro de alta calidad, no
lo que podemos hacer, porque a veces no hay iluminación o sonido, ni
recursos, entonces a los centros culturales puede llegar aquello que
se puede no más, por lo tanto la calidad a veces no es. Nosotros nos
esforzamos por un teatro de alta calidad pero para toda la gente, no
solo para los que viven en el barrio alto, sino para todos los
sectores de la población, que en eso al menos seamos iguales.
- ¿Los centros culturales están
dotados para recibir espectáculos de alto nivel?
- No, pero sí tienen escenarios
grandes y una infraestructura mínima para pensar en llevar
espectáculos grandes, potentes. Les falta técnica, luces, etcétera,
para vivir la experiencia, eso complica a los centros culturales para
acceder a espectáculos que no siempre se pueden pagar desde
taquilla, no tienen recursos para programación, es muy poco su
presupuesto anual. Para que crezca, debe crecer desde lo central, así
nos quedamos sin obras que complementen nuestra educación. No
hablamos de algo suntuario, hablamos que en el mundo de hoy, la
educación en el aula ya no es suficiente, se necesitan nuevas
experiencias, el teatro y las artes vivas están ahí, para lograr
conectarnos, emocionarnos y comprender algo que no entendíamos, y
que a través del teatro podemos entender, como por ejemplo: ¿Por
qué es importante que en Chile haya inmigración? Con el teatro los
mensajes permiten una reflexión, es un complemento de la educación.
Sirve para construir y poder conectarnos con nuestra humanidad. Temas
que son importantes en nuestro medio, el teatro se ha hecho cargo,
como la historia, la dictadura, o los desaparecidos; todos nuestros
temas pendientes están en el teatro, no hay manera de escapar de la
realidad.
- ¿Crees que en estos 25 años el
teatro ha hecho mejores seres humanos?
- Yo creo que sí, el solo hecho que
desde enero convivamos todos juntos en los espectáculos de calle,
sin distinción. Uno mira dentro de la elite, gente que está en
lugares muy distintos, que no va a las salas de teatro, la no elite
tampoco, pero el hecho de estar juntos y compartir un rito, enriquece
nuestra convivencia, teniendo posiciones valóricas muy diversas
incluso, pero podemos conversar. Son pocos los casos que alguien se
sienta agredido por una obra, porque es una ficción, es teatro.
Tengo la certeza que si esto no fuera importante para las personas
que están en las comunas, que nos esperan todos los años, que
preparan su verano con nosotros, es una manera de demostrar que sí
ha generado una necesidad de convivir y de tomarnos la ciudad juntos.
- Estamos acostumbrados a las
instituciones del Estado o de privados, que son concretas, y uno ve
la Fundación Teatro a Mil sujeta a financiamientos que pueden salir
o no salir y encarnada en tu persona, ¿crees que la fundación, se
puede consolidar como una institución permanente?
- Primero, decir que este no es un
proyecto personal, sino colectivo. Comenzó y sigue siendo colectivo,
como es el teatro, porque no puede hacerse solo, necesitas del otro,
por eso es importante entrar en los colegios, porque en un sistema
donde el individuo es el que importa, el teatro apunta a lo
colectivo.
Lo segundo, la concepción de Estado
que nuestra generación creyó, soñó o pensó, hoy día el Estado
lo hacemos todos, en cuanto a responsabilidad. No es solamente del
gobierno, son los ciudadanos que se organizan para conseguir mejoras
en su entorno. Son las personas de nuestra generación, que llegado
un minuto no tuvieron espacio, que crearon sus propios proyectos,
porque donde trabajaban se cerraron y crearon nuevos espacios
colectivos, para hacernos cargo de las cosas que nos interesan,
involucrando a muchos. Cuando no sea interesante para la gente, no
existiremos más. Depende de recursos económicos, depende del
gobierno y depende de la empresa privada. En nuestro concepto, la
empresa privada también forma parte del Estado. Ellos hacen
definiciones de Estado cuando inauguran un nuevo centro comercial,
están influyendo en todos nosotros, en todo Chile, no están
haciendo un negocio de cinco años, las empresas están llamadas a
mirar el desarrollo humano, porque son responsables.
Ahora, nosotros tenemos una subvención
del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, que para todo lo que
hacemos en el año, en todas las líneas, resulta arduo hacer que
esas finanzas alcancen. Tenemos una subvención presidencial, gracias
a la que podemos tener hoy día, un festival que se expande por la
ciudad y también por regiones. Contamos con una empresa como Minera
Escondida, que curiosamente sus capitales son internacionales, donde
su gobierno corporativo comprendió que todo lo que hacen afecta al
desarrollo del país, por lo tanto, se sienten responsables también.
Ellos hicieron un camino junto a nosotros y hoy día con todos esos
aportes, tenemos este gran festival, lo curioso es que todavía no
hay empresarios chilenos, que debiesen ser los primeros.
Es curioso, somos nosotros los que no
estamos hablándoles bien, no estamos llegando a que nos escuchen, o
son ellos los que no están queriendo escuchar, ese puente lo estamos
construyendo.
- ¿Cuéntame eso de que la empresa
privada también es Estado?
- Esta es una opinión mía, no es del
colectivo de la fundación. En mi entendimiento, el Estado ya no es
un gobierno, ni la institución política, todos somos políticos,
somos partícipes de la política, partícipes del desarrollo y del
futuro del país, por eso el Estado también es la empresa. Si uno
irrumpe con un festival o con un medio de comunicación, tiene una
responsabilidad ante lo que ha generado y hay que estar siempre
escuchando. Es sistémico, todo afecta todo, podría no ser
sistémico, cósmico si tú quieres, pero todo lo que hacemos afecta
al otro, y las empresas deberían tener un rol ahí. ¿Cómo quieren
innovar, si no estamos de acuerdo que la educación sea de calidad y
gratuita?, y claro que se puede, si nos ponemos de acuerdo todos,
podemos dejar los recursos para eso. Queremos en Chile gente
innovando en las empresas, pero si no tienen la información
cultural, si no están incentivando y dando alimento a ese cerebro,
¿cómo te asombras hoy día?. Chile tiene una particularidad y es
que todavía podemos asombrarnos.
La respuesta a esto, son todas las
organizaciones que hemos creado, ya que no se pudo hacer de otra
manera, la hacemos nosotros. Es otra forma de entender que en este
sistema hay cabida para quienes creen en lo colectivo y trabajen en
este formato, construyendo desde el hacer, nuevas redes de
colaboración y trabajando como queremos hacerlo. Por eso cuando me
preguntas si estos 25 años están vinculados a una sola persona,
sería lamentable que así fuera, aquí hay un equipo especializado y
cada área ha ido avanzando en educación y formación, circulando
por el mundo, en coproducciones nacionales e internacionales.
- Sí, excelente, pero si te nombraran
en un cargo fuera de Chile, ¿seguiría la Fundación Teatro a Mil?
- Sí. El teatro es un colectivo y hay
pura fuerza en este lugar.
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