Carola Alvear en La Noche 122 enero



REVISTA LA NOCHE 122 ENERO, conversa con Carola Alvear, maestra de técnica académica, ballet clásico y tutora de danza contemporánea.

“PARA LOS ARTISTAS
NUNCA NADA HA SIDO FÁCIL”
(Entrevista completa).

Por Jaime Piña

Cumplirá tres años como docente en la Escuela Moderna de Música y Danza, fue primera bailarina durante más de 25 años en el Ballet Nacional Chileno –Banch–, nominada al Altazor Bicentenario el 2010 por su participación en “Verdi-Requiem”, también nominada en nueve ocasiones al Premio APES, obteniéndolo el año 2000 como mejor bailarina.
Viajó y bailó en diversos escenarios del mundo, tuvo ofertas para estudiar y vivir afuera, le ofrecieron contratos, pero siempre sintió que su lugar estaba en el Banch, porque admiró a sus bailarines y a esa institución, dice: “Por qué me tendría que haber ido a Canadá, que sin duda fue una buena oportunidad, si estar en el Banch era la más alta meta como nombramiento que podía alcanzar en Chile, la única compañía profesional contemporánea del país”.

EL SUEÑO DE SER BAILARINA

Carola crece en un ambiente cultural potente y diverso, su padre, un ejecutivo de marketing amaba la música docta, su madre talentosa cantante y folclorista conoce a Víctor Jara con quien aprende guitarra en la Casa de la Cultura de Ñuñoa, cantando con Margot Loyola.
Comienza a estudiar danza a los nueve años en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y a pesar que sus condiciones físicas no eran como las de sus compañeras, mucho más elongadas y con más empeine, fue su tenacidad la que la llevó a triunfar, dice: “Soñaba con ser una bailarina y a medida que fui estudiando las técnicas modernas me decidí por la danza contemporánea, porque esa danza es el reflejo de la vivencia actual de un pueblo. Bailamos desde la emoción, sin importar la edad o la forma de nuestros cuerpos”.
Suena el teléfono y es Matilde Telias, directora del Área de Danza de la Escuela Moderna, quien la invita a integrarse al equipo, llamado que llega cuando se cuestiona lo difícil que es vivir del arte en Chile tras su salida del Banch, cuenta: “Cuando dejé de bailar en esa compañía, nadie se acordó que yo existía, la gente que me felicitó y aduló perdió la memoria y ese olvido es porque nunca hubo un interés real, quizás porque el arte es elitista, la gente se jacta de ir al teatro o ir a ver una obra de una compañía extranjera, pero detrás hay una frivolidad y un arribismo que quizás no tenga que ver con la cultura”.
Sin embargo valora la nueva oportunidad que se presenta para ser maestra: “Es una muy buena escuela, porque sus maestros tienen oficio, con bailarines activos en compañías o que fueron grandes figuras, como Maite Rodríguez, primera bailarina del Municipal, Mauricio Cáceres que fue Banch, Carolina Bigorra en Graham, Tatiana Martínez, coordinadora de la escuela y exBanch, entre otros maestros de lujo. Los alumnos son muy afortunados de tener este staff”.

LA HONESTIDAD Y EL ALMA DE LOS ARTISTAS

La danza contemporánea es bien técnica, comenta, trabajando lo académico y lo clásico. A los bailarines se les prepara mucho, tomando diferentes estilos y lenguajes, dice: “Esta enseñanza es menos prejuiciosa, trabajamos el cuerpo no para hacer virtuosismo porque no es el fin, si no la expresión por sobre la técnica”. Dada su experiencia, Carola cree en la honestidad de las personas y en el alma de los artistas, entrega y generosidad que convierte un trabajo artístico en algo mágico.

– ¿De dónde viene la creación en la danza y cómo conecta el cuerpo?
- Muchos pensamos que esa creatividad viene de distintos lugares, no se si hay algo divino, imagino que sí. No puedo generalizar, ni saber como lo sintió o pensó Gigi Caciuleanu o Luis Eduardo Araneda, ni de las inspiraciones que los motivaron para generar esos momentos creativos. El cuerpo es una interfase entre un estado y otro. Hay mucha búsqueda e investigación detrás de eso y es con el cuerpo, llevar lo que imaginas y sientes a algo concreto, así como enriquecer, ahondar, buscar y agregar otros elementos a una improvisación, es con mucha práctica y repetición.

LA FALTA DE RECONOCIMIENTO Y DIFUSIÓN

Su privilegio es hacer clases en la Escuela Moderna de Música y Danza, donde ha podido realizarse como maestra, independiente de lo difícil que es vivir en Chile para los artistas, dice: “Es triste eso del reconocimiento, porque los bailarines no aspiramos a ser conocidos, eso a nadie le interesa, pensar así sería una tontera, trabajamos por el hambre de conocimiento y por el aprendizaje de experiencias, vivimos en modo danza todo el día, como algo que casi te consume y es maravilloso, me siento afortunada de poder enseñar danza”.
El arte en general sufre de problemas de difusión, la danza de igual modo y esos vacíos promocionales han dejado en el abandono el trabajo de muchos creadores, dice: “Nosotros bailamos toda la vida, es algo que viene con nosotros, pero no es algo que se potencie, porque educarse no es sumar dos más dos, educarse y cultura significa dar las herramientas a los chicos para que conozcan más, así optar y que puedan vivir del arte, para que no sea de la elite y que llegue al ciudadano común”. Faltan más agencias, promotores y creativos que ocupen el rol de difundir de manera atractiva las obras, para que lleguen y motiven al espectador para que vayan a verlas. “Sí, falta mucho marketing, quizás el Municipal se maneje mejor, en el Banch el apoyo de la universidad, no se hoy pero antes era muy poco. Si tú vas al Teatro de la Universidad de Chile es un horror, en malas condiciones y no hay un peso para arreglarlo, porque tienen una deuda gigantesca”.
A pesar de ese mal trato del Estado y la sociedad, sigue la proliferación de artistas y el crecimiento del arte en el país, universo inmaterial que quieren conectar la historia con lo moderno, creando una épica y un rol transformador para la sociedad. Esa historia como un gran background, es un imaginario abstracto que el cuerpo de la danza como interfase baja al mundo, transforma lo simbólico en algo concreto, cuenta Carola: “Uno viene con algo de atrás, milenario, de todos los tiempos, desde la creación, como un pálpito que recoges y luego proyectas”.

– ¿Tienes urgencia de expresar ese algo antes de que la vida se acabe?
- No. Aunque me siento llena de energía y quisiera bailar para siempre, no tengo una necesidad de dejar algo, solo quiero saber y enseñar.

– ¿Qué quieres saber?
- Como manejarme mejor psicológicamente más que físicamente, pero necesitas el cuerpo y para eso lo trabajas. En danza quiero enseñar, no dejar un legado, quiero enseñar cómo se dicen las cosas con el cuerpo y expresarlo, estudiar en introspección probando mil veces.

– ¿A parte de la danza qué otros intereses tienes?
- Vivo en modo danza desde siempre, mis primeros recuerdos son con mis padres viendo El Lago de los Cisnes y soñar con eso, era lo que tenía que ser y nunca lo cuestioné ni me pregunté qué otra cosa podría hacer en la vida, siempre dije que quería ser bailarina y mis padres lo entendieron bien.

– ¿Tienes ciertas recurrencias genealógicas que quieras llevar a lo creativo?
- Sí, no soy tan buena para expresarme en palabras, por eso me expreso con la danza. Sobre el linaje, mi abuela Graciela fue tan ingenua y feliz con tan poco, regaba sus plantitas y se esmeraba barriendo su patio, era bella y mágica, con pocas ambiciones. Siempre se excusaba por lo poquito cuando nos daba plata o cuando nos servía un plato de comida, eso que nos entregó lo llevo conmigo y es un amor enorme.

– Sobre la humildad de las personas, se habla de la Plaza Italia como frontera social y humana, donde para abajo existe un Chile anclado en valorar la dignidad y humildad de la persona, salvo excepciones, versus los de arriba que son más competitivos, aspiracionales, con un culto al dinero, conviviendo dos sociedades en una. ¿Qué piensas sobre eso?
- Mira, un domingo que estaba en la playa, empezó a llegar gente bajándose de micros, abuelas en sus sillas y otros armando carpas, sacando los potes con ensalada e instalándose y yo escuchaba a otros comentar que atroz. Mientras miraba esto me reía sola, era tan bonito que me daba un poco de envidia, de poder estar ahí con ellos, eran las nueve de la mañana y estaban picando cebolla y los cabros chicos revolcándose en la arena. Sentí nostalgia de esos momentos, fue hermoso y algunos hablaban despectivamente, porque los ves tan felices y les importa poco lo que piensen los demás, mientras pasaba gente trotando, o en sus toallas, pero sumidos en sus soledades.

– ¿De dónde vienes tú socialmente?
- Tuve la suerte de que a mi papás les fue bien, eran de clase media y se compraron una casa en Las Condes cuando era un cerro. Soy criada ahí, pero estudié en la Chile. Me cambié de Las Teresianas al Instituto Secundario de la Universidad de Chile –ISUCH–, porque estaba en el centro, cerca de la facultad. Era un colegio que el curso más grande tenía 18 personas.

UNA ESCUELA MODERNA

En su rama de danza, en constante perfeccionamiento, los alumnos entran post secundaria con la PSU rendida, previo a una audición. Si bien los alumnos tiene una doble tarea que es estudiar y formar un cuerpo, porque después de los 18 años es un poco más duro, se tienen que hacer fuertes para llegar a los niveles que alcanza la escuela y eso se refleja en alumnos que siendo muy jóvenes ya están en compañías profesionales y trabajando intensamente. También forman sus propios grupos y se autogestionan, afirma Carola: “En primer año el proceso formativo parte con talleres de improvisación, donde los maestros potencian en cada alumno sus propias inquietudes e iniciativas en la creación, para que formen sus propios grupos, que hagan sus performances y que sean libres para expresarse con su propia voz. No formamos bailarines esbeltos o estereotipados. Somos latinos y con cuerpos de una belleza distinta. Partimos desde adentro y el cuerpo se modula con trabajo, para ser fuerte, expresivo y para que los estudiantes potencien lo que son”.

– ¿Qué los diferencia de otras escuelas?
- Lo digo con mucho orgullo y es cierto, tenemos unas instalaciones de lujo para los bailarines, es un edificio ubicado en el Barrio Bellavista construido especialmente para ese efecto, con maestros de danza moderna, contemporánea, clásica, entregando danza espectáculo, ballroom, hip hop, street dance y todos los elementos posibles a nuestros estudiantes para que ellos puedan ir decidiendo en el camino. Además tienen la posibilidad de entrar en procesos creativos, de búsqueda y de probar opciones.

LA INESTABILIDAD ES PARTE DE LA VIDA LABORAL

– Un aspecto crítico del arte es educar futuros cesantes, ¿cómo ve eso la escuela?
- Es un cuestionamiento razonable, pero cuando los artistas tenemos algo en mente, no importa que te digan que hay poco campo, porque lo hay. Aquí se preparan maestros de danza, bailarines y coreógrafos.

– Desde que empezaste con la danza, ¿crees que el campo laboral de ha expandido?
- Sí, hay varias compañías independientes que funcionan. Hay muchos que salen del país, otros que bailan jazz o bailan en musicales y audicionan. El campo es amplio y se puede, hay que salir a buscarlo y ser persistente. No es fácil, pero para los artistas nunca nada ha sido fácil, es parte del oficio, tenemos que generar nuestros propios trabajos. Para los artistas la inestabilidad es parte de la vida laboral, porque los proyectos no duran tanto.

– ¿Cuál es tu aporte en la escuela?
- Soy maestra de quinto año y como exBanch les entrego una experiencia profesional en danza, me siento experta en eso, siempre bailé, todos los días de mi vida hasta hoy. No me quejo, me fue muy bien, fui afortunada, trabajé con Patricio Bunster, Gigi Caciuleanu y Thierry Malandain, entre muchos otros coreógrafos. Pasé por varios directores, no fui primera bailarina de un solo director. Estuve en constantes audiciones y me mantuve porque fui fuerte de mente, sobre todo tuve voluntad para no dejarme caer o deprimirme. Bueno, somos artistas y un poco locos también y necesitamos mucha estructura.

– ¿Cómo te mantienes equilibrada?
- Jajaja, también tuve momentos en que pensé me iba a morir, porque los artistas a veces dramatizamos, que se va a acabar el mundo y que todo está mal. También te pasan cosas buenas y ahí encuentras la media. Así como piensas que vives en un mundo cruel, también sientes que es un mundo mágico, una cosa nutre a la otra, no pueden existir separadas. Igual por momentos logro el equilibrio, aunque la procesión la llevo por dentro, jajajaja, en general soy optimista, independiente que me han afectado muchas cosas que son constantes flashbacks, importantes o no, a veces explotan, porque soy apasionada para todo en la vida.
¿Esa pasión es parte de tu felicidad?
- Sí. Me encanta y no todo el mundo lo comprende, me fascina la discusión y conversar, así como instalar dilemas.











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