ENTREVISTA CON CIRO BELTRÁN EN REVISTA LA NOCHE 124 MARZO

Artista visual

AL PREMIO NACIONAL DE ARTE

“El artista es el mediador que plasma elementos universales para los otros”

Por Jaime Piña

Los actos congruentes son piezas que calzan en un gran puzzle universal. En un principio no somos conscientes de cómo ingresamos a recorrer este camino prefigurado, pero finalmente lo hacemos, como en el caso de Ciro Beltrán: “Aunque no pienso que el destino esté definido, si está prefigurado y de alguna manera lo vamos armando”.

Si bien de niño pintaba, escribía, hacía series y llenaba cuadernos con las inquietudes innatas de un niño antes de la domesticación, no era del todo consciente de que esto podría transformarse en su vida futura. Porque cuando decide estudiar una carrera, influenciado por sus padres, entre el 83 y el 84, ingresa a estudiar Derecho a la Universidad de Chile, cuenta: “Además del Arte, siempre me gustó la historia y la filosofía. Cuando cursaba el primer año de Derecho asistí a clases de dibujo en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y a un curso de pintura con un profesor particular”. En segundo año de Derecho toma cursos en el Instituto de Arte Contemporáneo, ubicado en la Plaza Mulato Gil. “Mi escuela estaba en Pío Nono, cruzaba el Parque Forestal y llegaba al Instituto de Arte en el Barrio Lastarria”. Un momento fundamental de esa época; más que creer en su destino, fue creer en él y tomar la decisión de cambiarse a Arte en la Universidad de Chile. “Era un destino que llevaba en la sangre, más que algo mental o una proyección, era algo ineludible”.

LOS AÑOS DE ESTUDIO Y DE DOCENCIA
A partir de 1985, durante los primeros años en la universidad, comienza a desarrollar imágenes abstractas, convencido de que no le interesaba aprender a dibujar un modelo. Veía a la academia como algo que iba a desviar su camino, por lo que nunca le hizo mucho caso. Dice al respecto: “Eso me sirvió mucho años después, cuando del 1995 al 2000 estudié Arte en la Künstakademie de Düsseldorf en Alemania, porque allí les interesaba mucho más la propuesta creativa que la técnica. También cuando en el 2005 fui el primer director de la Escuela de Arte de la Universidad Austral de Valdivia, experimenté el tema de enseñar a los estudiantes a partir de mis propias vivencias”.
De ser claramente un pintor que trabaja con colores y formas, ya desde los diez años también escribía. –El maestro Gaspar Galaz describe en 1989 su dibujo como “trazo o huella, significante, escritura o lenguaje; el color es materia, luz  y sombra”–. En 1987 funda el grupo La Preciosa Nativa, con un periódico donde se expresaban con pinturas, imágenes, fotografías, textos y poemas. Se han publicado cuatro libros con poemas de su autoría: The Yellow Yuyo, 1987; Carta de Navegación y Referencias, 1989; Presentimientos, 1992 y en 1993 Inundaciones, libros que en sus inicios fueron cartoneros fotocopiados. El año 2011 son editados en un compilado por Ceibo y reeditados en México por Editorial Literal en 2013.

Otro flanco importante es el arte urbano –pintar en la calle–, que tiene que ver con el territorio y hacer las cosas a escala humana, al respecto dice: “Me interesa que mis trabajos entren en contacto con las personas, que los absorban y se relacionen, por eso mi pintura en la calle entra en otro ámbito, porque es frágil, puede ser borrada y finalmente desaparece. No es lo mismo que una pintura en tu casa, que puedo dialogar con ella cada vez que vaya a visitarte. Trabajar en la calle tiene una conexión muy antigua con el ser primitivo porque trabajas con tu entorno inmediato y por eso es una reacción al sistema que vivimos.”
No “rayó” los muros al estilo del graffiti, sino que sus intervenciones callejeras a fines de los años 80 –como la del Muro de los Leones– consistieron en dibujos geométricos de gruesas líneas negras rellenas de color –referencial del dibujo de Roberto Matta– y figuras próximas a las de animales arcaicos –el bestiario–, cuya visualidad sugería auténticos petroglifos en un contexto urbano. Con posterioridad volverá en su pintura, insistentemente, a esta estructura visual. Es precisamente esta intervención inicial la que provoca su invitación en 1989 –con 24 años– a participar en Berlín en la importante exposición colectiva Cirugía plástica junto a artistas como Rodrigo Vega o Leppe.

SABER LEER EL MOMENTO
– ¿Cómo nace la propuesta del premio?
- Cuando en un principio Rodrigo Cociña se acerca y me lo propone. Pasé varios meses meditándolo, porque sin duda eran palabras mayores.

– Qué idea fuerza caló en ti para decir sí?
- Hay dos cosas fundamentales, ya que uno, como creador de un trabajo, en un momento te separas de él y te conviertes en su guardián, para cuidarlo. También pensé que las oportunidades corresponden a ciertos momentos de la vida, porque me ha pasado otras veces que me han ofrecido cosas y no he atinado. Todo equivale a un momento. Entonces, tengo que saber leer mi momento y decir voy, porque puede que esto no se repita. Luego le pregunté a gente cercana relacionada con el medio y llegué a un número crítico de personas que les pareció bien la propuesta, entonces dije ¡Vamos! Me demoré cerca de un año para que esto tomara cuerpo. Como me pasé 25 años fuera de Chile, estoy en una tarea de reposicionamiento y visibilidad de un trabajo que ya está hecho. Por ejemplo estoy subiendo cientos de obras y performances que la gente no ha visto, porque muchas fueron hechas afuera.

Es justamente bajo este concepto o entidad de “el guardián de la obra” y de la fuerza que puede desplegar sobre las jóvenes generaciones de artistas, que se encuentra ante la propuesta de un grupo de artistas, curadores, galeristas e intelectuales como Ricardo Loebell, Dermis León, Rodrigo Cociña, Eugenia Prado o Inés Ortega-Márquez, entre otros que lo están apoyando, porque el premio si bien es a la trayectoria artística –independiente de ser él su creador–, la obra recorre un derrotero propio, generándose una especie de bifurcación de los caminos. Ciro nos relata una experiencia acerca de esto, vivida en Alemania: “La primera vez que estuve en Berlín, pasé mucho frío en un taller enorme pero sin calefacción. Justamente en esos días, había hecho una exposición en una galería donde mis obras estaban muy confortables. Yo las miraba desde mi vulnerabilidad por el frío y ellas estaban estupendamente bien en un lugar calefaccionado. Eso, así tan significativo, generó una separación de mi trabajo conmigo mismo.”

– ¿El personaje llamado el guardián influyó entonces también en tu decisión?
- Claro, este guardián piensa que es correcto cuidar la obra y que esta postulación al premio fortalecerá la visibilidad y resguardo del trabajo en general.


SER O NO SER CANDIDATO A PREMIO NACIONAL DE ARTE
–  de hacer un acercamiento a la amplia audiencia ¿eso está en la propuesta del grupo de trabajo?
- Sí, existe un equipo de trabajo que abarca diferentes áreas. En el caso de los curadores, estamos tomando distintos aspectos de mi trabajo para realizar una muestra retrospectiva grande y representativa en el Instituto Cultural de Las Condes para agosto-septiembre. El plan de este año se intensificó con las exhibiciones y acciones, porque mi obra tiene distintos canales de desarrollo y producción: la pintura, los textos, el trabajo sobre alfombra y la pintura en la calle, temas que he desarrollado durante treinta y tres años.
En el trabajo sobre alfombra y en su peregrinar por las calles en busca de emplazamientos –alfombras al hombro–, crea performances que son en sí mismas alegorías que exploran e inciden en las problemáticas socio-urbanas, proceso en el que éstas ganan protagonismo sobre la pintura.
 
EL ESPEJO DEL INCONSCIENTE
– Alejarse de la formalidad de la academia, para trabajar lo más abstracto es finalmente un lenguaje del inconsciente.
- Es consciente e inconsciente a la vez, siempre he trabajado lo que para mí es más real y verdadero. Me gusta estudiar el arte de las diferentes culturas porque son muy distintas unas de otras y eso demuestra que cada arte corresponde a una época y un lugar. Esto fortaleció mi actitud de seguir mi intuición y no someterme a los estudios académicos provenientes del arte europeo que a su vez viene del clasicismo griego.

– En el diálogo con tu trabajo, ¿cómo conversas con él?
- Cuando enfrento la tela en blanco, trabajo aleatoriamente, muy libre. Luego, en la medida que el trabajo avanza, lo voy apretando y componiendo. Esa es la parte racional. Pienso que las imágenes tienen un respaldo interior y ahí se conectan con el inconsciente, porque cómo sé que la pintura está terminada. Entonces me digo: cuando una imagen externa se relaciona con una imagen interna, que está en el inconsciente, que no soy capaz de ver, la pintura está terminada, porque hay un espejo o reflejo con alguna imagen inconsciente; Además, pasa otra cosa, la pintura es atmósfera, tiempo y no se puede hacer en cinco minutos. Quizás la imagen la puedes ver en dos segundos, pero requiere mucho tiempo. Una buena pintura la puedes mirar años y siempre vas a encontrar y relacionar cosas en ella.

– En el inconsciente se debaten las preguntas y las respuestas que están directamente relacionadas con tu destino. Cuando tenemos incertidumbre, ¿es el inconsciente quién te acerca a las certezas, con un sueño o a través de una asociación con la pintura?
- Trabajo con los sueños, los escribo, a veces sueño con pinturas y eso es lo más fuerte que me pasa porque las pinturas en los sueños tienen otro colorido, otra atmósfera, mucho más intensa que en nuestra realidad cotidiana. A veces intento pintarlas, pero no lo logro.

– ¿Crees que la vida sucede en los sueños y nuestra consciencia es lo que soñamos en el inconsciente? ¿Esta entrevista sería un sueño para el inconsciente?
- Claro. La única diferencia en esta realidad cuando nos despertamos, es que la taza y la cuchara están en el mismo lugar donde la dejamos la noche anterior. En cambio en el sueño, pasamos de una habitación a otra y cuando volvemos todo cambió. Es un tema de velocidad; en cada realidad las cosas están cambiando a diferente velocidad.

– ¿Cómo ves la dicotomía de la especie humana, de vivir en esos dos mundos y que nos hayamos demorado tanto en descubrir la importancia del inconsciente?
- Es el arte el que genera un equilibrio, porque estamos materializando nuestro mundo interior. Nos amigamos con la realidad exterior al realizar el arte, intentamos unificar ese interior inconsciente con el exterior real día a día, que cuando nos vamos a dormir desaparece. Haciendo una referencia a los hombres primitivos, ellos vivieron miles de años con una conexión mucho más fuerte con su inconsciente. El tiempo histórico de la lógica y la razón es más breve en comparación a los milenios desde que aparece el hombre en el planeta.

– ¿Es una visión más pura del hombre hablar de las cavernas?
- Sí, es un ser humano más conectado con la naturaleza, con las estrellas en la noche y los fenómenos naturales.

– Cuando se le dice a alguien que es de las cavernas, se refiere a un ser rudimentario, precario. Pero, en este minuto, vendría a ser como un halago. Porque los verdaderos cavernícolas somos nosotros.
- Sí, podría ser un halago, porque vivimos en ciudades y no somos capaces de ver la puesta de sol, por ejemplo.

– Tú ves lo atávico y fundamental de ese ser humano. ¿Cómo pudo ser?
- Estaban en el espíritu del clan y la banda, una especie de socialismo unificado, como los pelícanos que vuelan todos juntos y pertenecen a un orden. Ahora vivimos en un proceso cada vez más grande de individuación y materialización del planeta.

– Como la vida es un océano abierto y la sociedad necesita entender, clasificar y juzgar. ¿Te gusta que te definan?
- Sí y no. ¿Por qué no? Aunque la definición puede ser correcta e incorrecta, es una forma de entender las cosas.

OTROS LENGUAJES
– Según tú, ¿habría que hacer caso a la intuición?
- Lo fundamental es buscar, mantenernos conscientes como seres. A veces tenemos estas intuiciones y la razón nos dice que sigamos adelante. Pero al frenar o seguir se genera la experiencia que es la gran ganancia, es ser capaz de mirarla y avanzar hacia la consciencia, más allá de si me fue bien en el negocio o en el amor.  Ser consciente de los procesos que estamos pasando, observarse y mantenerse en el equilibrio para no desbordarse ni deprimirse.

LOS DOMINIOS PERDIDOS
Ciro es parte de esta exposición generacional de la segunda mitad de la década de los 80 e inicios de los 90, de un grupo de artistas estudiados por la curadora Dermis León, que definió como La Revuelta Vitalista, con una muestra que ocupa el MAVI completo hasta el 5 de mayo.
En el cronograma de la historia del arte chileno, está la dictadura y lo que Nelly Richard definió como la Escena de Avanzada, que son artistas que ya están activos en los 70, que hacen una obra poética, política semi-encubierta, como el CADA, etcétera. Luego comienza La Generación de los 80 con dos oleadas: la primera con Bororo, Benmayor, Pablo Domínguez, Tacla, Frigerio, Gatica, entre otros. Y luego viene la segunda oleada, desde el 83, hasta inicios de los 90, que es la que se presenta en el MAVI. El acercamiento de Dermis León, define que no es un grupo de artistas, sino una escena amplia que abarca literatura, danza, música, teatro y artes visuales. No tiene cabecilla ni manifiesto, sino algo que se da de manera simultánea, donde todos están activos desde inicios de los 80 en adelante, con pinturas profundamente vitalistas, rebeldes, callejeras, asociados al Punk, la New Wave, etcétera. Cuando llega la democracia, este grupo se convierte en la generación olvidada, por eso Los Dominios Perdidos, cita a un poema de Jorge Teillier.
Exposiciones de Ciro Beltrán: marzo - abril – mayo, MAVI / julio, Espacio O / agosto – septiembre, segundo piso del Instituto Cultural de Las Condes.

Comentarios

Entradas populares