ENTREVISTA EN LA NOCHE 130 A FABIOLA GONZÁLEZ LA CHINGANERA

Folclorista e investigadora
YO BRINDO

Por Jaime Piña

Estrenado hace un par de semanas su primer libro Yo brindo, es una ofrenda a compartir en conexión directa con la tradición oral escrita en décimas. Fabiola nos cuenta que Chile es el único país de habla castellana que la ceremonia del brindis se hace en décimas, “somos especialistas en brindis escrito en décimas”, afirma orgullosa. 
La chispeante poeta popular, encantadora cantora, tenaz investigadora y compositora de raíz, ha publicado dos discos; La Chinganera –2008–; Todas íbamos a ser Violeta –2014– y su tercer disco Hija natural, que sale a fines de 2019. Pero escribir un libro fue algo nuevo para ella. Celebrar el brindis como una ofrenda siempre la sedujo, porque es parte de su personalidad sagitariana, ofrecer a otro le encantó como concepto de escritura “… fue la mejor manera de entrar al mundo de la literatura y de la poesía a través de un acto noble y familiar”. 

“LA CHINGANERA”

La historia de su nombre artístico se remonta a sus estudios de pedagogía en música en la Universidad de Concepción a principios del 2000, cuando iniciaba una investigación sobre la cueca chilena, y como venía del mundo campesino, conocía solo la cueca de sus tierras, sin embargo había escuchado hablar de la Cueca brava y de Los Chileneros, comenta Fabiola: “Buscando datos llegué a Santiago y entré en los circuitos de la Cueca brava, del canto a la rueda y me encontré con el Baucha, Luis Araneda, primera voz de Los Chileneros. Ahí nos pusimos a cantar, en tiempos donde había pocas mujeres que integraran estos circuitos medio underground. Estuvimos en el Pancho Causeo, que fue nuestra casa matriz, también en el Viseca que es un lugar donde venden fruta, otro es el Colchahuino, puros lugares emblemáticos de Estación Central”. 
Cantando en estos lugares nace la amistad con Baucha: “Una noche en el Pancho Causeo, como no me sabía el rito de la Cueca brava, que se canta a la rueda por mano y tiene ciertas características especiales, yo canté cuecas que me sabía, con versos de cuecas campesinas, afortunadamente eso al Baucha le gustó mucho, que pudiera zafar del ritual y salir airosa, entonces cada vez que canté, él se fue entusiasmando de este fenómeno y al amanecer se levanta de la mesa y me dice, tú eres una verdadera Chinganera, eres como las cantoras de la chingana de antes. Estuve con él como amigos desde el 2002 hasta el 2010, viajamos y aprendí muchas historias y ahí quedé como la Chinganera”.

¿Esta música aporta a la unidad de los chilenos?

– Mira tiene dos miradas, una es la de los que se asustan con el folclor, que llevan años habitando este territorio y no tienen idea de la historia de verdad, no la de los libros, sino la de su pueblo, de cómo se comunicaron los grandes movimientos sociales a través del arte. La segunda es la del folclor verdadero, genuino, realizado por folcloristas, que estudiamos para hacer esto, que no es al voleo, no es de oído, es un canto tradicional que aporta al reencuentro entre las personas.

¿Es visto también como anacrónico?

– Nunca lo he sentido así. Ahora preparo un disco que toma la Pintora como elemento popular, un delantal que usaban nuestras abuelas, mi madre y mis tías campesinas y dije ¿quién no conoce una Pintora en Chile? Es un traje típico que uso cuando doy conciertos y la gente se acerca y me dice que bonito es, porque es de nosotras también. Lo que yo intento hacer con mi trabajo es que nos reencontremos con nuestra raíz y con nosotros, en el libro Yo brindo hay un brindis por la costurera, que dice: “Brindo por la costurera, que sobre telas dibuja, danzas de hilo y aguja que esculpe con su tijera, silente y de cabellera ajena al mundo moderno, sentada bajo el invierno los sueños de un hijo hilvana, convirtiendo hilo y lana en zapatos y cuadernos”. La costurera es parte fundamental de la familia chilena, qué madre, qué abuela no fue costurera, en las familias aristocráticas y familias pobres la costurera unificó nuestra cultura popular doméstica. 

Es una búsqueda para no alejarse de las raíces.

– La memoria es un trabajo fundamental en un folclorista, es la base.


EL CANTO A LO POETA

¿Por qué el Canto a lo humano y el Canto a lo divino?

– Se denomina Canto a lo poeta a toda la expresión cantada en décimas y es un gran paraguas que contiene dos divisiones, una es el Canto a lo humano y la otra es el Canto a lo divino.

¿Cuéntame del Canto a lo divino?

– Es de carácter religioso popular oral, que se transmite de generación en generación, donde está la décima, la cuarteta, el guitarrón chileno, la guitarra traspuesta y se canta en misión de una festividad religiosa, por ejemplo el velorio del angelito que tiene que ver con lo espiritual y no con lo festivo. En el velorio del angelito se canta y después termina en fiesta con cueca, pasando de lo divino a lo humano. El rito del Canto a lo divino a diferencia del Canto a lo humano y a la paya es que no es improvisado, son versos de pasajes bíblicos de la tradición en décimas.

¿Eso viene de los españoles con la iglesia?

– La décima llegó a América y se fue armando de a poco, es un rito heredado de España y que en distintos países se fue quedando de manera diferente, el rito más grande está en Chile, aquí fue muy fuerte y no proviene de la iglesia católica porque era una expresión religiosa de creencia popular y con el tiempo se fue catolizando.

¿La usaron para dominar a los campesinos?

– Por supuesto. Cuando saqué el disco Todas íbamos a ser Violeta, fui a una gira por España y en Cataluña conocí a Miguel Jordá, una persona clave cercano a los cien años, yo tenía el anhelo de conocerlo porque vivió en Chile del año 50 en adelante, pensaba que estaba muerto y es quien ha hecho más libros e investigación del Canto a lo divino en Chile. En esa gira me cuentan que vive en una casa de reposo en Girona a media hora de Argelaget, un pueblo de más de mil años donde me estaba presentando. Tenía tantas preguntas sobre el Canto a lo divino y los cantores, sobre los versos que él tradujo, de los libros que publicó, también tenía preguntas de por qué la iglesia católica se adueño del Canto a lo divino. Me acompañó Angel, un cura de Argelaget quien me presentó, “Miguel: Fabiola ha venido desde Chile, tú tienes que contarle todo lo que ella necesita saber, porque será la continuadora de tus investigaciones”, le hablaba como si yo fuera la Margot Loyola. Le decía que yo tenía conocimientos pero que él tenía la experiencia, cuéntale todo.

¿Miguel Jordá estaba lúcido?

– Totalmente, saqué la grabadora y la guitarra traspuesta y le canté una cueca para entusiasmarlo y me empezó a contar. De ese episodio me llevé varios secretillos en la grabadora, tengo todavía ese material que no he publicado aún, cosas fundamentales.

¿Lograste saber si la iglesia se apropió del Canto a lo divino?

– Lo comprobé, fue real, le pregunté si esa expresión antes de que él existiera era del catolicismo, me dijo que no y que era de la gente, después que él apareció y empezó a trabajar con ella ahí se hizo católica, sin embargo él siempre sospechó que pudo ser católica, porque había unas décimas que llegaron con los Jesuitas, de hecho existe una bien antigua que casi todo el mundo conoce, que dice: “Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, solo el Dios se recrea con tal graciosa belleza…”, cuando niña fue un rezo que salía en los santitos de la primera comunión, que nuestras abuelas se lo sabían y eso llegó de España. Me dijo que era católico pero que la gente no sabía de catolicismo, fue tradición popular pero venía de la tradición católica.

¿Por qué necesitabas saber eso?

– Está muy clara la historia, hubo un concilio que decretó evangelizar a las culturas latinoamericanas y eso lo insertó Miguel Jordá. Hoy el Canto a lo divino se desarrolla en las iglesias, se le canta a la Virgen María, se enseña en colegios católicos y es una expresión que tiene una espiritualidad no permeable. Por ejemplo el rito de la paya y la cueca se pueden pasear de un lugar a otro, pero lo que sucede en el Canto a lo divino sigue siendo espiritualmente propio y eso no está prostituido por nada, de hecho quien entra al Canto a lo divino tiene que ser una persona de fe, yo por ejemplo que no soy creyente en este Dios de la iglesia, no podría entrar al rito y ser cantora a lo divino, porque me mentiría a mí misma, los seres que se juntan a cantar el rito en vigilia son todos creyentes en Dios y en la biblia.

¿Cuéntame del Canto a lo humano?

– Dentro del Canto a lo humano está la paya que es la expresión mayor de la décima improvisada.

¿Es hablar de lo terrenal?

– Por supuesto, es el cielo y la tierra, las tonadas, las cuecas son parte del Canto a lo humano.

¿Son las circunstancias en que vive el ser humano?

– Claro.

¿Entonces el folk también?

– No, porque el Canto a lo humano está hecho principalmente en décimas y tiene una raíz, más otras formas de la poética española.

¿Por qué se hace en décimas?

– Nació así, tiene sus reglas. Por otra parte la cueca tiene una estructura literaria distinta, la cueca antes de ser un baile es una estructura lírica.

¿La cueca intrínsicamente contiene también una denuncia social?

– Claro, ahí está la Lira popular de 1800, escrita por poetas populares, fueron diarios impresos en xilografía que eran pura denuncia, de todo lo que ocurría en Chile.

¿Cómo se engancha el folclor con la Nueva Canción Chilena? Porque mucho de esa fusión la hizo Violeta y sus hijos cuando hicieron la Peña de los Parra.

– Es bien interesante, porque ha habido muchos simposio sobre la Violeta, su lírica, su folclor y ahí me detengo en un análisis sobre eso porque es fundamental, la Violeta venía de un mundo de música de cantora campesina, cuando llega a la ciudad canta flamenco, bolero, se paseó por distintos estilos musicales aprendiendo y conociendo, cantó en circos con su hermana Hilda, pero cuando conoció el Canto a lo poeta encontró que era el folclor más profundo que había en Chile, primero aprendió a escribir décimas, después sus canciones, cuando uno escucha sus composiciones, las más transgresoras todas tienen un estilo semejante al Canto a lo poeta, es decir son modales, que están compuestas de un modo, no son tonales. Ella tuvo una gran influencia del Canto a lo poeta, cuando conoció el guitarrón chileno y la décima, creó sus más hermosas canciones, como Volver a los diecisiete, Maldigo del alto cielo, potentes canciones escritas en décimas y tienen giros melódicos del Canto a lo poeta, porque ella se dio cuenta del valor que tenía este canto, que no era radial, que no era esta canción que se traslada, que pertenecía a un rito espiritual de un grupo de gente campesina que, muchos de ellos no sabían leer ni escribir y que eran de su origen. Ella entendió ese valor y lo trasladó a la canción y hubo un traslado interesante artístico, porque si no hubiese sido por ese traslado, tal vez el Canto a lo poeta se hubiese quedado ahí.

No hubiese mutado.

– Exacto, y fue un intercambio cultural también, siempre he dicho que los cantores a lo divino y a lo humano, los folcloristas, los que bailan las diabladas en el norte, todas estas personas son unos señores muy serios, muy patriarcales, no cualquiera les pide que le enseñen, la Violeta logró que le dieran información estos grandes señores, ella tenía un respeto muy grande por lo que estaba viendo y además como era una genia tomó eso y lo transformó en esta canción folclórica, ella hizo ese traspaso. Bueno, Víctor Jara, con similitudes cercanas a Violeta, tiene un arraigo campesino más fuerte que ella, porque vivió más tiempo en el campo, la zona donde él creció es la misma donde yo viví, cercana a Chillán, Violeta también pero emigró más temprano. Cuando Víctor llegó a Santiago conoció al payador Santos Rubio, guitarronero, cantor a lo humano y a lo divino, con quien grabó Canto por travesura. El proceso que él vivió fue parecido al de Violeta, esto de reconocerse como creadores contemporáneos de raíz, valorizando el encuentro con este tipo de personajes, que ninguno de los dos dejó pasar, siendo una oportunidad fundamental para sus canciones.

¿A ti te pasó esa transmutación?

– Vivo todo eso, mi música y esta música no es de museo, tiene una transmutación natural. Yo tomo la guitarra y compongo una cueca que no es como La consentida, es música de esta mujer de ahora, que tiene 40 años, que vive en Santiago, que es madre y que recibe información y escucha música de distintas partes. Ese es mi folclor.


LA VULGARIZACIÓN DE LA PAYA

¿Qué pasó con la denuncia que hiciste por la manipulación de la paya?

– Es un fenómeno lamentable que viene de los tiempos de la dictadura y si bien la paya se desarrolló en dictadura a través de los cantores populares, fue porque había mucha necesidad de la gente común y corriente por escuchar algo verdadero y ahí nace la paya escénica. Se organizan acciones de manera clandestina, cuando el folclor de la oficialidad mostraba otra cosa.

¿La paya fue críptica para no ser leída por los censores?

– No, pero tenía un alcance popular, antes no existía la paya escénica y se empieza a hacer en un escenario como espectáculo artístico, liderados por Pedro Yáñez, los hermanos Rubio, Jorge Yáñez y el Piojo Salinas, con diversos contenidos. El espectáculo de la paya tiene distintas formas, por ejemplo la presentación en décimas todo improvisado, después el pie forzado y todo puede ser político, cultural, social, romántico, no dirigimos lo que la gente pide, es un rito de comunicación entre el payador y el público. 
La dictadura nos inventó un folclor, la cueca huasa y la cueca de campeonato, que llegó a sus máximos niveles en ese tiempo, la Cueca brava no podía ser mostrada porque contenía denuncia. Así, se levantó una figura que se disfrazaba de huaso y hacía rima de cualquier cosa, incluso a veces chistosa. La paya se instaló principalmente en programas de televisión y en el Festival de Viña, como si eso fuese la verdadera paya, con el desconocimiento de lo que es el Canto a lo poeta con su vertiente del Canto a lo humano. Ahí aparecieron personajes que representaron esa cultura, instalándose con el tiempo como un falso imaginario, poesía popular que la educación en las escuelas no corrigió y cuando la dictadura se acabó, el Ministerio de Educación no lo replanteó a nivel de enseñanza para que los niños la conocieran de verdad y escribieran décimas, cuartetas. Eso no ocurrió ni en las escuelas ni en la universidad y siguió todo igual en ese aspecto, con estos personajes que lo único que hacen es ridiculizar al original, que es un movimiento fuertísimo que tiene una raíz y es genuino. Entonces desde nuestra asociación gremial la AGENPOCH, todos los años, en estas fechas, nos hemos dicho que algo tenemos que hacer al respecto, porque todos los años es lo mismo, quieren el disfraz y lo ridículo, por eso hicimos una carta, que ha sido bien difundida para crear consciencia, de que tenemos que hacernos cargo de nuestra cultura, así como del país donde todos habitamos, que tiene una cultura de raíz que es de verdad y hay que conocerla.

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