ENTREVISTA AL DIRECTOR DE REVISTA CULTURAL LA NOCHE, JAIME PIÑA


CAPÍTULO UNO

“La lucha de clases será entre cultos e incultos”   

“Puedo entender las injusticias como las que yo viví y la falta de oportunidades que tuve que revertir, la vida es un hecho fáctico y sucede, no tengo certeza de que las leyes del universo sean las más justas, ni que tengan una lógica humana, lo que sí sé es que la tierra se formó hace más de cuatro mil quinientos millones de años y ha sucedido de todo, varios cambios climáticos y destrucciones de especies masivas de manera despiadada, nosotros somos un segundo en esta historia, tenemos y no tenemos oportunidades y todo radica en nuestra iniciativa, no existe el deber ser, ni el bien y el mal o hacer las cosas como corresponde y por más justa que pueda ser nuestra causa, no necesariamente va a acontecer porque es justa, sucederá por otros factores que se relacionan más a un actuar instintivo, intuitivo e inteligente”.

Por Erick Bascuñán


Pintó decenas de veces la Gioconda en su pre adolescencia, para venderlas a vecinos del barrio y así financiar sus iniciativas deportivas, como hacer trofeos, teñir camisetas y pintar las insignias de su club en la comuna de La Reina, cuando mansiones y casas convivían con tomas de terreno y sitios eriazos. Pero no todo fue pintar o jugar, a sus cuatro años, como gallo de pelea, lo instalaban en un cajón y debía batirse a golpes con otro niño, mientras un grupo de parroquianos de la fuente de soda de su abuela ubicada en el barrio Manuel Montt y en ausencia de sus padres, apostaban dinero a quien ganara la pelea. En esas tardes violentas huía a su pieza y cerraba los ojos imaginando nubes y cielos para evadirse, lo que abrió un portal de abstracción que lo acompañó por siempre en su vida, dice: “En una terapia descubrí que ese hecho violento reiterado, me permitió generar un espacio para imaginar y modelar abstracciones en mi mente, antes de hacerlo real”. 
Publicista gráfico (79-82) y Licenciado en arte (85-87), ambas carreras de la Universidad de Chile, fue el tercero de la primera generación de universitarios de su familia, después de su hermano Guillermo (ingeniería) y Marcos (arquitectura), sin embargo pudo nunca haber llegado hasta ahí, porque todo atentó para que esto no sucediera.
Después de miles de vueltas de la vida, funda el año 94 revista cultural La Noche junto al escritor Marcelo Mellado y al periodista Sergio Paz, iniciativa que cubre lo cultural en los primeros años de la democracia, cuando el boom de la movida noctámbula, de los restaurantes y el auge de la gastronomía, transforman a esta guía en una de las más importantes de Santiago, con auspiciadores como Ballantine, Johnny Walker, Nescafé, Daewoo, Capel, Grolsch, Kino, Ellus e importantes restaurantes, bares, centros culturales y otras destacadas marcas, cuenta: “Con todo el respeto que se merecen otros que piensen distinto, puedo constatar en lo simbólico que la alegría sí llegó a este país, vivir la noche fue un estado de vacación y de libertad en un Chile que crecía al 7%, donde la vida cultural floreció, en especial para esta idea lanzada al mundo con cero peso, como fue revista La Noche. Me cuesta creer que los sueños no se puedan realizar, sin embargo esto no exime a que los gobiernos de la Concertación debieron haber hecho mejores políticas públicas”.

¿Tú naces el 60 por tanto viviste la UP entre los 10 y 13 años? ¿Cómo fue tu vida en La Reina?
Dura, éramos siete hermanos, en un barrio de muchos jóvenes violentos, como fue ese tiempo. En mi calle Nocedal, vivían muchos estudiantes del Grange School, algunos rugbistas del Country Club que se convirtieron a Patria y Libertad y nos sacaban la cresta por ser comunistas, algo que en ese tiempo no entendía muy bien, porque igual que hoy, todo quien piense distinto es catalogado despectivamente así y ese es un sesgo que se permiten ciertos grupos que idolatran a EE.UU, que paradojalmente se llaman a sí mismos patriotas, pero siguen parámetros que para nada representan la realidad ni la idiosincracia de los chilenos, como se vio en las marchas del rechazo con la bandera gringa y la confederada, representante de los estados esclavistas de ese país. Mi padre había comprado una casa hermosa y ahí vivimos un tiempo cultural muy intenso, recuerdo haber levantado la lona de la carpa y haber divisado a Violeta Parra cuando vivió en el Parque La Quintrala, escuchábamos a la Nueva Canción Chilena, leíamos desde Shakespeare hasta Neruda entre muchos otros autores de la gran biblioteca de mi padre, en mis lecturas propias a Siddartha, Demian, El lobo estepario, Narciso y Goldmundo, de Hermann Hesse, también el Kybalion de Hermes Trismegisto, El poder oculto de los números, que me derivó a la lectura del Tarot a los diecisiete años y que aún realizo. Las caminatas de mi madre con su piño desde La Reina hasta la casa de mi abuela en una toma de terreno en Paul Harris con Camino el Alba, cuando eso era campo, conociendo el mundo popular y las callampas. Fui testigo de las JAP, las colas, el mercado negro y las peleas constantes generadas por eso. El día del golpe vi sobre mi casa como retornaban los Hawker Hunter en cada embestida a bombardear la casa de Allende en Tomás Moro. 

¿Cómo entras al arte?
De niño mi primera profesora siempre creyó en mi pintura, por lo mismo mi viejo me pagó un profesor particular a los 15 años, conocimientos que me sirvieron para dar una buena prueba especial y entrar a la Chile. El arte me salvó la vida, me sacó de ese ambiente violento y me permitió acceder al mundo del pensamiento. Siempre reflexiono sobre eso, porque muchos de mi barrio no llegaron a la universidad, yo me salvé entre millones de comillas, porque si bien tuve nociones de arte y cultura, en un país fracturado entre ganadores y perdedores, logré situarme con las pocas herramientas que recibí, en un medio riquísimo que me ayudó a comprender este mundo y a mí mismo.

¿Te refieres a lo político o a lo cultural, cuando dices que te salvaste?
Ambos están relacionados, me salvé porque en mi experiencia fui rescatado de quizás qué abismo al que el sistema de esos años me tenía destinado, gracias a un libro que llegó a mis manos, vinculo mi extracción social y política con el arte y la cultura.


Háblame de tu extracción social, ¿Qué opinas de la lucha de clases?
A mí me tocó nacer en una familia de izquierda que vivió en un barrio de derecha, conviví con cuicos, fachos, comunistas y todo eso dio lo mismo mientras fuimos niños, hasta la convulsión de la Unidad Popular y el golpe, ahí todos se sacaron las máscaras y apareció la izquierda y la derecha, pero no tengo prejuicios, somos libres de pensar como nos plazca, pero una cosa es el pensamiento propio y otra muy distinta es emular el pensamiento de otro, ahí vi deshonestidad, lo que hoy llaman el facho pobre. Para mí, la honestidad existe en la calidad humana, venga de donde venga y eso lo he sabido leer siempre, he conocido grandes personas de derecha y nefastos seres de izquierda, la lucha de clase para mí, es una dialéctica entre cultos e incultos y no entre ricos y pobres. Ser rico hoy no es sinónimo de ser culto. Del mismo modo detesto el vínculo que tiene cierta gente con el dinero, me avergüenza el saqueo que hicieron al país, el subsidio a las forestales, apropiarse de empresas del Estado y que un grupo de familias muy pequeño sea dueña de los recursos de todos, eso habla de una cierta calidad humana. Fueron acciones depredadoras que pasaron por encima de los demás, revelando para mí, una incultura e indolencia profunda por el otro.

Volviendo al libro que te rescató ¿Qué libro fue?
La Obra Gruesa de Nicanor Parra, imagínate lo que pudo significar para alguien que venía del deporte y la violencia social, un libro de anti poesía lleno de textos urbanos mágicos, alejados de lo relamido de la poesía tradicional y enfocado en la cultura popular, me sorprendí y al mismo tiempo me hizo creer que sí existe un cierto paraíso, un mundo imaginario posible. Todos buscamos algo que nos sorprenda y nos de vuelta la cabeza. Eso me pasó, me identificó y me volcó a escribir desenfrenadamente, desarrollando un pensamiento simbólico y abstracto, alejándome para siempre de mi barrio, del deporte y la violencia. Ese hallazgo abrió mi mente para siempre, en el sentido de que no es posible la existencia de una realidad si primero no es soñada y que la materialidad de cualquier proyecto es producto del mundo de las ideas. En ese camino, quizás el arte nos juegue malas pasadas, porque te lleva a abstracciones demasiado alejadas de lo real. Cuando entré a la escuela de arte conocí el pensamiento de los Dadá y el Surrealismo que me volvió loco, lo adquirí y me conduje como muchos de mis compañeros en ese rumbo, pensamiento que hoy, al ser más pragmático, por suerte manejo a mayor distancia.


¿Me dices que el arte y los artistas no están en la realidad?
Digamos que en una realidad propia, es una disciplina muy focalizada, muy específica. En el primer año de la escuela siempre sospeché, dado que estudié en los 80, de que nos quisieron desinformar y ofrecer un arte vacío de contenido y así fue, que no perturbara la situación política del país, un arte abstracto y casi límbico, por lo mismo nunca le creí mucho. Me mantuve en la escuela porque comprendí que éramos una juventud hasta ese tiempo, protegida de la criminalidad de la dictadura y si bien pensaba que el arte estaba en algún otro ensueño, con el tiempo y gracias a revista La Noche, hice la comprensión holística y conecté la capilaridad entre las disciplinas. Me apena mucho que a la pintura se la valore si es comercial, si un pintor vende, cosa que no estoy en contra, pero no puede ser su único valor. Me desquicia y no sé por qué se fue dando así, que el arte y los artistas deban aportar todo gratis, costó años generar un cambio y llegaron los fondos concursables, pero no fue suficiente, quizás fue, en el caso de la plástica, por la superficialidad que tuvo durante mucho tiempo, salvo contadas excepciones y porque los militares lo consideraron su enemigo, siempre la música, la literatura y el teatro fueron rebeldes contra el sistema y no solo en Chile y los marginaron, convirtiéndose en uno de los sectores más precarizados de la sociedad.

¿Qué excepciones y a qué superficialidad te refieres?
Excepciones como el CADA, el trabajo de Eugenio Dittborn, Carlos Leppe, Elías Adasme, Mario Soro, Juan Castillo, entre otros, que debieron surfear a los censores con un lenguaje críptico para poder expresar sus ideas. También Bororo, Samy Benmayor, Jorge Tacla, Pablo Domínguez, Pancha Núñez, gente de la Contingencia psicodélica y la generación de los Dominios perdidos, Coco González, Ciro Beltrán, entre muchos post 85 en la Chile y la Católica, Rodrigo Cabezas, Bruna Truffa, Arturo Duclos, artistas que se abrieron paso exponiendo constantemente hasta llegar a triunfar. Pero hubo otros artistas, que hoy han desaparecido, que siempre copiaron la moda de otros países, gente acomodada que expuso en las galerías del barrio alto vacíos de todo contenido, incluso gustándome la mancha, no eran los tiempos de colores que combinaran solamente. Independiente del respeto por los mencionados, pienso por otra parte que se sobrevaloró a la generación de los 80, la que se visibilizó con el boom de las galerías, porque hubo muchos otros que hicieron un arte político, de contenido y que la elite no consideró en sus adquisiciones y valoración. 


Eso en la plástica, pero ¿Qué observaste de manera más social?
Para mí todo cambió cuando descubro la cultura popular a mediados de los 80, una apertura que se dio en el Barrio Bellavista, el Café del Cerro y varios espacios culturales que se abren a todos los creadores, universitarios o no. Puedo equivocarme en la cronología pero había lugares como el Centro Cultural Mapocho, El Trolley, liderado por Pablo Lavin y Ramón Griffero, Matucana 19 encabezado por Jordi Lloret y la Caja Negra. También hubo boliches importantes como el Castillo Francés, El Café Ulm, el Jaque Mate, entre otros. Ahí la cultura se dio en la calle.

¿Qué hacías tú en esos años en lo político, porque siempre se habla de qué hicieron ciertas personas para luchar contra la dictadura?
Como venía de un mundo violento, nunca tiré una piedra, estaba en contra de mis ideales, preferí ser del centro de alumnos y crear actividades culturales, hice recitales que se llamaron Bellas Artes Rock y traje a muchas bandas y generamos encuentros y dialogo. Milité en un partido pero al poco andar me di cuenta que no tenían nada que ver conmigo, a mí me gustaba el rock y fumar marihuana y nunca compatibilicé con mis camaradas de partido y me salí. Luego vino la New Wave y la revolución de Los Prisioneros que de verdad cambió la mentalidad de ese tiempo y todo se hizo más abierto, el rock en español aportó más a otro tipo de denuncia, porque la lucha se transformó en no dejarse derrotar, ni llorar, ni frustrarse por los impedimentos o quejas para no hacer lo que cada uno quería, ahí surge el pensamiento de Kant y el Sapere aude, que decía: “Válete de tu propia razón sin la tutela de otro”, para mí el impulso a la autogestión, que fue el sino de esa generación, donde surgió mucho artista autodidacta que no vio impedimento en hacer su pasión a como diera lugar, muchos artistas aún vigentes. 


¿Cómo te acercas a las publicaciones y a La Noche?
El 83 en el marco de las primeras protestas nacen encuentros de reflexión en mi escuela y yo reporteo con lápiz y papel, entrevistando a mis compañeros sobre ese momento de cambio. Tiempo después fundo el periódico El Espíritu de la Época, nombre que nace del sueño de Cecilia Carrasco, una orfebre bien conocida hoy, con ese diario me vinculo a la cúpula de la Caja Negra, todos de la Universidad Católica, liderada por el arquitecto Sebastián Gray, los diseñadores gráficos Gonzalo Castillo, Leo Ahumada y el teórico del arte Andrés Venegas. Ahí se generó mi gran aprendizaje escriturial, nos relacionamos con revistas como Crítica y el periódico Noreste, liderado por Cristián Warnken, Santiago Elordi y Xavier Gómez. Apareciendo personajes del mundo de la Católica, de literatura, filosofía y el pensamiento se puso más complejo, también aparece el diseño gráfico y se funde con el arte más duro. En esa especificidad de los periódicos, la belleza se centraba tanto en la escritura como en el contenido, pero la trascendencia se orientaba a la problemática del ser, sus potencialidades y cómo se preparaba el pensamiento para el tiempo nuevo que venía. Mi reflexión fue acerca de la opinión pública, de cómo se abordaba o habitaba con nuevos mensajes, porque ese espacio abstracto lo dominaba la prensa de la dictadura, ellos tenían el monopolio de la información y no había cómo contrarrestarla desde la periferia.


Es decir, ¿lo tuyo fue una simbiosis que se fue dando a través del pensamiento simbólico generado por la escritura, el rock y la política?
De algún modo sí. Pero cuando uno analiza su propia historia, descubre que nada fue al azar y todo se produjo por algún motivo, por algo no le compré al arte, en el sentido de hacer una carrera de artista, lo mío fue de acciones en desarrollo, la gente de la Caja Negra me enseñó el diseño y el pensamiento crítico, yo estaba abierto a que la vida me hablara y me fue hablando, hilvanando un camino al que yo debía prestar atención. Circunstancialmente el 90, iniciada la democracia, entré a trabajar de ayudante de diseño a una nueva revista que salió a quioscos llamada Página Abierta, un quincenario donde conocí el periodismo, las pautas y los debates sobre la información, ahí destacaban Libio Pérez, su director y Jaime Gré, subdirector, en ella aprendí a diseñar en los primeros Mac e incursionar en la imprenta, también conocí a los fotógrafos Alvaro Hoppe, Paco Toledo y Claudio Pérez, a Pedro Lemebel, a Carmen y Andrea Goic. Abriéndome de cara al mercado sobre la nave del cuarto poder que ejerce el periodismo, completando el puzzle perfecto que tres años después me llevarían a crear La Noche.

¿Qué concluyes de esta etapa de aprendizaje?
Que en la vida hay que saber manejar las frustraciones, me refiero que si alguien alcanza el éxito, no es algo manejable, por tanto si no eres exitoso no es motivo de frustración y lo debes saber administrar. Por eso del mundo del arte me cargó la figuración, nunca entendí eso que ahora llaman tener pantalla. Qué sentido tiene figurar si tu trabajo no está maduro, vi mucha obra que daba vergüenza, por eso no le compré al arte, era mi mundo pero no me situaba desde ese lado del mostrador. Años después, quizás el 95, el profesor más admirado de mi escuela, Gonzalo Díaz, se me acerca en la inauguración de una muestra suya en el MNBA y me dice: “Piña, al fin ahora te veo, revista La Noche es lo tuyo, antes no lo tuve muy claro, nunca vi tu trabajo”. Bueno eso fue importante, porque mi obra y producto de la madurez se concretó en La Noche, un pastiche que reunía todos mis intereses. Por otra parte, en el plano de la humildad, me preguntaba por qué el artista debe figurar o ser famoso, si es un oficio más, tanto como el del quiosquero de la esquina. Con esto te digo que entendí que, como dijo Kant: “Hay que hacer las cosas puras y en sí mismas, sin buscar dobles intenciones”. Ese para mí es el verdadero camino del arte, hacerlo por amor, por verdadero amor al arte y las consecuencias vendrán por añadidura. 


¿Cómo lo hiciste con La Noche?
Lo que hice fue seguir mi intuición, sabía que la cultura no tenía espacio y traté de llenar ese vacío, con las redes y conocimientos que construí durante el trayecto previo, pude hablar con propiedad acerca de los temas que me interesaron y me concentré en la entrevista, en el fluir de una buena conversación, no buscando la noticia ni la figuración, sino las ideas luminosas de los libre pensadores.

En ese derrotero haz entrevistado a más de trescientos artistas, de todos los ámbitos, ¿Cómo capitalizas eso, si lo vemos como un camino que te puede llevar a otro desarrollo?
Sobre los otros ámbitos que se pueden construir, siempre será valorado la generación de contenidos, sobre todo en lo cultural, pero no de la forma tradicional que hasta ahora hemos conocido, me veo haciendo cápsulas culturales en audiovisual para llevar a la televisión, pero eso debe suceder a su debido tiempo. El pensamiento crítico a través del lenguaje simbólico del arte, permite hilar fino en el alma de los creadores, tuve la oportunidad de indagar la experiencia de muchos artistas exitosos y cuando hablo de éxito hablo de que llegaron al corazón de la gente, que sus obras han remecido a la sociedad, entonces más allá de que me cuenten de sus obras, me cuentan de la arquitectura interna y las motivaciones que los llevaron a crear esas obras, sea plástica, canciones u obras teatrales, entre otros trabajos. Me fui dando cuenta que existían ciertos tópicos que se repetían, como el hecho cualitativo transformador, que se puede ejemplificar en que el agua hierve a los 100 grados y no a los 99, en los cuales puedes estar toda la vida sin que hierva nunca el agua, entonces hay un grado o un hecho que hace la diferencia para que todo cambie y logres llegar a puerto. Hay cientos de caminos para llegar al éxito, pero siempre está regido por el talento, algunos dicen que creando para la gente, otros que crean para sí mismos, ahí la clave es la honestidad, pero nunca con la idea de figurar sino intentando ser felices con lo que hacen, no es raro escuchar que lo hacen por placer y coincide con que si les gusta a ellos, también le guste a la gente.


Hoy vivimos un momento muy difícil de la humanidad, ¿Qué rol le toca a La Noche como medio de comunicación?
Es complejo, pero no existe una sola respuesta. Hoy vivimos un paréntesis bajo un tiempo lento, por lo mismo no hay que moverse o moverse lento, primero vino el estallido del 18-O, del cual me sentí responsable y partícipe, porque muchos cuestionamientos al sistema se dieron en las conversaciones que sostuve en la revista, profundidades que la prensa no abordaba y si lo hacía era mínimo. Nosotros le dimos visibilidad a muchos artistas sin voz, que no estaban en el mainstream, porque como vengo del underground, comprendí que ahí es donde habita la profundidad del arte y nuestros lectores disfrutaban de que el enfoque que le dimos a los temas coincidiera en muchos planos con el de ellos, porque la verdad es diversa y tiene muchas distinciones, no todo es una bolsa de gatos ni es blanco o negro, hay matices. Con La Noche fuimos dejando sembrado que el pensamiento del arte es complejo y rico de comprender, tanto por lectores avanzados como del mundo popular, porque finalmente La Noche abordó siempre la cultura popular y no es un sesgo de clases, porque el grueso de la sociedad interlocuta con lo popular, es decir con el gusto de las mayorías. Aquí se repitió la historia, porque sin tirar ninguna piedra, ni hacer barricadas, hicimos propuestas de cambio en el plano intelectual y de las ideas, no hubo censura, los entrevistados hicieron fuertes declaraciones y lo hicimos arriesgando plata con los personajes que pusimos en portada, arriesgando que los auspiciadores se resintieran y se retiraran, pero no sucedió así, el grado de legitimidad se dio por la verdad de los contenidos y por ser un vehículo persistente en el tiempo, entramos a los mejores espacios públicos con una revista gratuita, cosa que ningún otro medio ha hecho y eso motivó mucho a nuestros auspiciadores. Trabajamos con las reglas del mercado, a veces nos iba bien con las lucas otras no tanto, porque finalmente somos un emprendimiento comercial, que conjuga la difusión cultural con el autofinanciamiento, con este proyecto me mantengo y permite su desarrollo, tiene el ciclo vital de ser mensual y me permite pagar las cuentas, si La Noche no sale no como, es mi trabajo y no hay glamour ni taquilla ni frivolidad en esto. Cuando sale el número, inmediatamente está la pauta y hay que reportear para sacar el próximo, no para, es un ciclo infinito, por eso sufrí mucho cuando por el estallido, varios clientes dejaron de poner sus avisos, porque sus ventas bajaron y eso fue un desastre. Lo encontré injusto porque si bien dimos la lucha, fuimos los primeros en caer, después solicité ayuda a mis amigos de Facebook y recibí un apoyo económico que nunca me esperé y pude sacar un número, pero los problemas siguieron. Problemas que nos invitó a reflexionar sobre nuestra fragilidad, porque nos dimos cuenta que somos un medio que solo puede subsistir bajo las condiciones de una democracia estable y que cualquier alteración a la economía nos hace vulnerables si el mercado decae. De ahí la importancia de las ciencias económicas, porque incide en la calidad de vida de cada uno, no es un tema menor, ahora el gran articulador de la economía es la política, en el sentido civilizado de auto determinarnos y generar las regulaciones que vayan en beneficio de todos y no de una minoría.

Pero es una disciplina súper desprestigiada, ¿De verdad te importa?
Sí, la política importa porque a través de ella elegimos a nuestros gobernantes y el país que queremos, juntos nos podemos poner de acuerdo y crear una Constitución que nos represente como sociedad. Para mí no es algo ajeno, porque siempre he votado y he participado del acontecer nacional. Me incomoda la auto exclusión de la gente del sistema político, no me gusta la anarquía ni el oportunismo de subirse a los carros subversivos que quieren destruir todo sin proponer nada, mi mundo es propositivo, la cultura es creativa y busca la belleza, nunca estaré por una vía armada o la destrucción. Entiendo la funcionalidad puntual de la primera línea, pero estoy en contra del sentido romántico de una épica revolucionaria como vía de solución, la encuentro anacrónica, muy centrada en la guerra, sé que muchos se entusiasman con dar la pelea al sistema de esa manera, pero no veo que la interlocución o enfrentarse con Carabineros sea la instancia donde surja alguna respuesta, ellos no tienen otra capacidad que la brutalidad de la fuerza y eso quedó demostrado, si te enfrentas a ellos solo recibirás palos. El pueblo se cansó y las protestas son legítimas y han tenido logros, como la convocatoria a cambiar la Constitución, si no se lee eso es no entender que los cambios parten desde ahí y son políticos. Ahora la destrucción solo nos puede traer dolor y frustración. Recordemos que en la Revolución francesa fueron guillotinados desde el rey hasta los más revolucionarios como Dantón y Roberspierre, que la calidad de quién es un verdadero revolucionario siempre puede estar en cuestión, porque hasta los más revolucionarios dependiendo del punto de vista, en un momento dado pueden ser calificados de conservadores. No hay que olvidar que ese ímpetu revolucionario terminó liquidando los sueños que encarnó Allende, que los que llamaron a la revolución no estuvieron ahí para defenderla, dejando una estela de dolor y sangre que fue aprovechado por el oportunismo de la derecha. No creo en esas aventuras, creo que no hay inteligencia en la violencia. 

Nadie se hubiese imaginado que el director de La Noche estaría en contra del movimiento social.
No he dicho eso, creo que el movimiento fue infiltrado y eso es sabido, hay mucha mentira para desprestigiarlo, pero más daño le hace la violencia, es de valiente dar la cara y proponer, la cobardía siempre esconde la mano después de tirar la piedra. Hay algo que comprendí, vivimos en un país diverso, donde nuestro mundo es muy potente y hay mucho por ganar, debemos saber convivir con la derecha y ellos deben aceptar que conviven con nosotros, un ejemplo algo frívolo, en su propio Festival de Viña, les dimos paliza con nuestros artistas, tenemos un capital simbólico que ellos no pueden exhibir y ahí quedó demostrada su pobreza espiritual, con quién cuentan en ese mundo, con nadie. Cuando el Ministerio de Cultura salió a apoyar a los artistas con 15 mil millones, saltaron patéticamente a reclamar que los artistas apoyaban la destrucción del país, porque apoyaban las protestas, eso es no entender nada y encierra un peligro, porque la incultura e ignorancia de ese sector es abismal. 

¿Qué opinas de las protestas y la zona cero?
Si hay algo de lo que puedo dar fe es que la zona cero fue invadida por ocupas que ahora habitan en sus inmediaciones y lo digo porque vivo cerca y estamos invadidos por personas que se apropiaron del lugar. En los 80 nos cansamos del lloriqueo, supimos pelear con otras armas, que terminaron en el voto, ¿qué otro camino tenemos? 
Puedo entender las injusticias como las que yo viví y la falta de oportunidades que tuve que revertir, la vida es un hecho fáctico y sucede, no tengo certeza de que las leyes del universo sean las más justas, ni que tengan una lógica humana, lo que sí sé es que la tierra se formó hace más de cuatro mil quinientos millones de años y ha sucedido de todo, varios cambios climáticos y destrucciones de especies masivas de manera despiadada, nosotros somos un segundo en esta historia, tenemos y no tenemos oportunidades y todo radica en nuestra iniciativa, no existe el deber ser, ni el bien y el mal o hacer las cosas como corresponde y por más justa que pueda ser nuestra causa, no necesariamente va a acontecer porque es justa, sucederá por otros factores que se relacionan más a un actuar instintivo, intuitivo e inteligente. Ahora mi opinión es una opinión más, pero creo que la vida se rige por otras leyes, me inclino por la de causa y efecto, que radica en crear causas y no sorprendernos por los efectos si no hacemos nada para impedirlos, nuestros actos tienen consecuencias y la clave es generar causas que logren los efectos que queremos. Ahora de la noche a la mañana, por el Covid 19, el paradigma es no salir a la calle y los más acérrimos para que se declare la cuarentena total somos los mismos que participamos del estallido social precisamente en la calle, dime si no es una contradicción virtuosa, causa y efecto, si sales te contagias, los más conscientes somos el pueblo versus los que no quieren parar la economía. Imagínate que sucedería si en tiempo normal decidimos protestar quedándonos en la casa, paralizamos el país, quizás este ejercicio nos está diciendo algo, que el arma más poderosa es nuestra inasistencia al sistema, si no salimos se cae el sistema. No me voy a referir a la problemática del detalle de los conflictos porque socialmente es muy diverso, a lo que sí me voy a referir es que con la violencia nadie gana, de hecho se ha perdido mucho y todo se puede resolver con una ciudadanía más activa y en las urnas, no puedo estar más en desacuerdo con aquellos que hablan de guillotinar a los ministros y a Piñera. Ha sido un mal gobernante sí, hay que juzgarlo sí, hay que modificar y humanizar el sistema sí, pero cortarles la cabeza, mejor votemos. Tampoco me gusta y coincido con muchas personas que ir a la Plaza Dignidad a protestar carreteando, tomado chelas a rabiar, fumar pitos y dejar la cagá es una frivolidad que no nos podemos permitir.

Pero sin la presión en la calle y en las redes nada se hubiese conseguido.
Piñera tuvo la oportunidad histórica y la desperdició con algo tan sencillo como no subir el pasaje del metro, no sabemos si el estallido se hubiese gatillado si no hubiera sido por eso. Pero se logró el plebiscito, incluso aplazado para octubre. La cuarentena espero nos haga madurar a ricos y a pobres, de cuál es nuestro papel en esta sociedad que nos pertenece a todos. Me cansé del protagonismo excesivo de figurar en las redes sociales llamando a la rebelión, si nadie propone, creo que estamos ad portas de un gran pacto social, tengo fe, entiendo el sistema que también me perjudica, pero está en mis manos cambiarlo desde adentro. Sé que me puedo comprar enemigos, pero nadie me puede decir que no he luchado, que no he dado la pelea, hemos sido la revista cultural que más ha durado, publicando 136 ediciones casi a pulso, es posible y depende de cada uno, siempre seguiré luchando con las armas de la cultura y el arte que es constructivo y no destructivo.

¿Tienes alguna deuda con la vida?
Sí, con mis hijos Florencia y Cristóbal, porque pensé que luchando por la cultura y por este proyecto que es La Noche, podría apoyarlos económicamente y no ha sido así, ha traído muchas carencias y he sido un padre ausente. Espero que al menos valoren mi consecuencia, que su padre luchó por lo que creyó justo. Ahora, La Noche está detenida en el tiempo lento de la existencia y yo atento a los nuevos pasos que vendrán.


Es valorable el trabajo de La Noche y tiene mucho apoyo en la gente, es un proyecto que debe seguir, ¿Cómo visualizas eso?
Seguiremos adelante, veremos si el plan de financiamiento a las pymes nos permite subsistir junto a nuestros auspiciadores, que sin duda creen en la revista, los conozco y es gente exitosa en sus emprendimientos, juntos saldremos adelante. Doy gracias a Rodrigo Safrana, José Ignacio Aravena, Luis y Mario Alvarado, Aldo Salgado, Franco de Berardini, Alvaro Gómez, Carla Meier, Sergio Pesutic y Marisol Villalobos. Además de un largo listado de amigos que han financiado la revista, destaco los apoyos de Carlos Armijo, Pato González, Carmen Soria, Fernando Gómez y Cristina Chain. También al equipo con el que trabajamos el evento de los 25 años, que por el momento está aplazado: José Antonio Aravena, Horacio Videla, Koke Infante, José Andrés Peña, Luis Ureta, José Luis Cáceres, Rodrigo Venegas, León Pascal, Sergio García, Ana Barros, Valentina Pavéz, entre otros.
Me gusta una frase que dice: “Cuando más avanzada y oscura se encuentra la noche es porque está muy cerca el amanecer”.  





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