PATO GONZÁLEZ RECIBE PREMIO PULSAR 2020 / POR SU APORTE AL FOMENTO Y DESARROLLO DE LA MÚSICA CHILENA³


  1. Creativo y director de las Escuelas de Rock y Música Popular, Rockódromo y Rock Carnaza

  1. LA MÚSICA ES UN JARDÍN SALVAJE

“Se dijo que el mercado musical chileno es pequeño, sin embargo viene Lollapalooza y los grandes conciertos con una convocatoria brutal, confirmando que el mercado de la música es grande, compitiendo con el fútbol en términos de amplitud”.

Por Jaime Piña

Validando el Premio Pulsar 2020 a Pato, nos deja emocionados y contentos porque justo en un día hístórico como hoy, cuando en medio de más de cien días de cuarentena bajo el brutal encierro por el coronavirus, nuestro querido amigo es premiado. Día que es aprobado rescatar por el parlamento, el 10% del dinero acumulado en las AFP de millones de ciudadanos que buscan como Pato, construir nuevos horizontes para Chile.

Se agita el Parque Alejo Barrios de Playa Ancha, es un febrero especial de 2018, porque finalmente se hace ley el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Entidad que lleva a cabo el festival que está a punto de estallar, lo gregario de cientos de almas brama y corea a la espera de la experiencia del rock.

Han pasado veinticuatro años desde la creación de las Escuelas de rock y catorce años del Rockódromo –2004– y se anuncian cincuenta elencos en escena, cuatro días de actividad, con exposiciones, show nocturno y conversaciones musicales. Al mismo tiempo que el parque explota con el nuevo Rockódromo 2018, Pato se encuentra en silencio, lejos de su pasión predilecta y con una licencia médica por estrés crónico, quizás porque catorce febreros en el cuerpo, produciendo y coordinando año a año esta cumbre de festivales de rock, digamos que no son las reparadoras vacaciones merecidas. No fue posible conversar con él en el verano, sino hasta una vez recuperado. 
En su casa de Cerro Alegre, junto a su hermana Elizabeth y en un momento familiar de apoyo mutuo, Pato sale adelante sin perder el optimismo que lo distingue, “…en la cultura radica la inmensa capacidad de expresión que tienen las sociedades”, afirma y se hace parte, operando ético e íntegro. No hace favores, no presta ayuda, baila y ejecuta su tarea al ritmo del mérito y lo legítimo del rock. 

Para él, hubo un sonido que rescatar y así lo hicieron, una experiencia donde han surgido músicos que valieron el esfuerzo, la inversión y el trabajo de muchos, por lo mismo el nombre de Pato González tiene un valor propio, por el sinnúmero de acontecimientos seriados creados, como las Escuelas de rock, Rockódromo y Rock Carnaza, entre otros. 

Dos meses después, pudimos tomarnos un café con él en Valparaíso, donde nos confirma que la iniciativa de las Escuelas de rock y sus derivados, nacen de manera experimental, con la voluntad de sus fundadores que tenían un diagnostico común, que en el sonido chileno había algo que se estaba perdiendo, sobre todo en las periferias, un sonido que había que rescatar. 
También surge como tema el carácter contestatario y contracultural del rock, donde no se entendía que una escuela para rockeros, fuese dirigida por el Estado, dice Pato: “Es por lo que arrastrábamos como imagen de un Estado opresivo, sin embargo vivíamos una transición política, donde el concepto eje fue que la entidad o gobierno, tenía que proteger la libertad de expresión, un no a la censura, dejar que los creadores en el espacio cultural tuviesen una dimensión y radicalidad con respecto a la libertad”.
Aunque imborrables, lejos están esos años de niño con su madre en el local de su padre en Gran Avenida, conocedor de la bohemia y la memoria desde la cuna, informado de la épica de locales emblemáticos como el Rosedal, el Nuria y asiduo nocturno del Cinzano en Valpo y la Casa de Cena en Santiago, alumno de la vieja educación pública, vicepresidente de la Católica de Valparaíso en los 80, líder político y ferviente impulsor del NO, creativo publicitario y gran amigo de sus amigos, entre los cuales se encuentran, poetas, músicos, empresarios, parlamentarios y alcaldes. 

Pero sin duda, lo admirable fue sentarse en 1993 a tomar café en el viejo sofá de su agencia Cuenta Asociados, con parte de Los Trabajadores del rock, Claudio Narea, Tito Escárate y Andrés Godoy, a formar las Escuelas de rock, que iniciaron u sueño un año después en Estación Central, Conchalí y El Bosque, conocimiento que permitiría educar y espectacularizar a cientos de jóvenes de barrios, donde nacían y se movían bandas con un sonido distinto al pop que se escuchaba en las radios, sonidos creativos y con talento, pero que también había que trabajar. Clases de bajo, batería, guitarra, voz, historia del blues, lírica, e historia del rock, fueron los primeros conocimientos impartidos y las escuelas se transforman en todo un éxito y demanda. Aprovisionados de conceptos de producción, esta iniciativa que nace desde la sociedad civil, culmina con la edición de un disco compilado con las mejores bandas de la generación de cada año. Cuenta Pato: “Constatamos que esos años, antes del desarrollo de la institucionalidad cultural y pre internet, en 1994, florecieron diversas manifestaciones, que se aglutinaron en un concepto llamado Nueva asociatividad cultural de los jóvenes, buscando zonas de expresión alejadas de la política, en espacios alternativos y especialmente los públicos”. 

Poco iluminado por el Estado el camino de los jóvenes, Pato se preocupó de formar y generar espacios de desarrollo desde la institucionalidad. Llegando en la actualidad a enseñar gestión y producción del rock chileno, cursos de tecnología, puesta en escena y medios de comunicación. Con la idea que el músico salga de la sala de ensayo a mostrar su trabajo, así los jóvenes se transformarían mediante la edición de un disco, en prominentes estrellas de rock, queridos, respetados por sus pares y vecinos, incluso la señora que más de una vez les mandó a los pacos para que callaran el ruido de sus ensayos. 

EL ROCK EN EL ESTADO
Las escuelas pasan de la Secretaría General de Gobierno al CNCA y al nuevo ministerio, con eso González emigra a Valparaíso. Cuando se instala el primer gobierno de Sebastián Piñera, se comenta que lo mantienen en el puesto porque les salía muy caro echarlo y tener que crear la red de contactos y adherentes que ha cultivado con su gestión. Es uno de los funcionarios mejor evaluado por la comunidad musical y política, un hombre que piensa y resuelve creativamente, un romántico que sueña con un país alegre y más justo, enamorado de su trabajo, de sus hijos y de la vida. Dejó la política esa encapsulada, por impulsar la política del rock, que permea la mente y el alma de los jóvenes. 

Sin embargo Pato aclara: “Exploré en el mundo político, pero siempre estuve vinculado a espacios culturales, como la Caja Negra, Matucana 19 y anteriormente a la Católica de Valparaíso. Siempre tuve claridad que la cultura es fundamental en la creación de sentido de una sociedad, porque genera reflexiones de fondo. Es el espacio del cambio. Por ejemplo, a los chicos que han aprendido aquí se les produjo un cambio y están generando mundos nuevos. También una experiencia cultural a quien asiste y vive en directo como público o escucha a través de todas las plataformas. Son audiencias que se vinculan al hecho cultural, desarrollando una capacidad autorreflexiva. Ahora, si bien la música se inserta en el contexto de la industria, por otro lado también es una dimensión artística que genera comunidad”.

Nos cuenta Patricio: “El número de talentos que tiene Chile es sorprendente; en diversos estilos, como la cumbia, el rock, hip hop, la canción de autor, el tema no es solo lo cuantitativo de creadores, sino que Chile definitivamente es un País de creadores” el problema, enfatiza: “No es acompañado por la difusión y la circulación. Los medios de comunicación están en la farándula y la imitación, entonces la importancia de las Escuelas de rock; los festivales Rockódromo, Rock Carnaza y La noche de los balcones, permite no solamente dar a conocer nuevos repertorios y nuevos artistas, sino acercar a amplios sectores de la ciudadanía a músicos talentosos, que habitualmente la televisión y las radios no consideran. Entonces el rol de los festivales, es instalar al acceso público a estos nuevos talentos y repertorios”.

– ¿Cómo nace Rockódromo?
– En el contexto de Los Carnavales culturales, que tuvo un escenario para el rock, entonces propusimos el 2004, hacer el primer festival masivo en la excárcel de Valparaíso y nace Rockódromo porque no había un lugar donde la música chilena se pudiese ver, no se realizaba aun la Cumbre del rock. Esto fue anterior y como los chicos que pasaban por las Escuelas de rock no tenían un espacio de calidad, se transforma en una especie de día de graduación. Rock carnaza por su parte, nace una noche en una mesa con Pascuala Ilabaca, Tito Escárate, Chinoy, compartiendo a la luz de las velas, y como había una sola guitarra, comienza a circular de mano en mano y surge la idea de hacer algo así en el escenario, como la anti segmentación, promoviendo la diversidad, porque a Rock carnaza se suben tres voces y rotan la guitarra. Y el nombre carnaza, es por la gente que persiste en su voluntad por luchar por la música. Se unen las Escuelas de rock con el Centex, dirigido por Manuel Guerra el 2007 y nacen estos tríos que reivindican el canto a la rueda, permitiendo mezclar generaciones y públicos distintos, por ejemplo Leo Quinteros, Payo Grondona y Camila Moreno, consagrados y emergentes y eso dio pie a La noche de los balcones musicales. 

– ¿Cómo analizas la situación de las bandas y músicos caídos, los que no logran llegar a puerto?
– Más que caídos, para que una banda logre un resultado y eso es más de la industria, tema que no me involucro, están las decisiones que cada banda toma, quién es su productor musical, entre otras cosas.

– ¿Ese es el secreto?
– Ahí está la expertise, no es casual que una banda exitosa tenga un buen manager, tiene un trabajo de equipos la industria, con buenos fotógrafos, audiovisualistas, ingenieros, etcétera. También contemplar que la industria muta rápidamente, nosotros partimos con un cassete, después con el cede y hoy estamos en Youtube. Tienes que innovar tecnológicamente, nosotros fuimos los primeros en transmitir vía streaming un concierto el 2010. Más que secreto, son las decisiones y adaptabilidad que tienen los músicos.

– ¿Tú trabajo se extiende por Chile?
– Sí, tenemos diecisiete festivales a lo largo de Chile, por ejemplo en el Maule el Festival Pablo de Rokha que lleva siete años, Escuelas de rock es un macetero con muchas plantas. Existe un gran proyecto con niños del Sename, que nació después del 2010, con una donación de la empresa Osyos producciones, que hizo la Cumbre del rock chileno, y El abrazo, un encuentro chileno argentino. Osyos quiso trabajar con las escuelas y creamos Liberando talento, un espacio de creación dirigido por Ricardo Saavedra, con Bruno Godoy, Padilla que lleva once años en el Sename. Otro proyecto son Las escuelas urbanas de hip hop, con Eduardo Meneses, con el Festival de cultura urbana. Es un buque grande, que tiene sus tensiones.

– ¿Por esas tensiones te dieron licencia médica?
– Un poco. Para describirlo bien, el tema de trabajar entre el Estado y privados que prestan servicios, a los cuales hay que licitar, cuyo objetivo sirve a los artistas hiphoperos y rockeros. Muchas veces, hacer esa mezcla para que se desarrolle virtuosamente, genera tensiones.

– ¿Cuál es la herencia que deja esto en la sociedad?
– La sociedad está muy enferma de pasado o de una ansiedad e incertidumbre tremenda sobre el futuro, por eso se vive en un presente bloqueado. Cuando inventas un festival, permites que ese presente se valore, no hay que esperar veinte años para ser feliz, aunque siempre nos va a faltar algo, el tema es que hoy están los músicos talentosos que hay que disfrutar, hoy día se puede aprender en las Escuelas de rock, nosotros mostramos y abrimos ese presente, valorizamos lo que tenemos hoy, aquí y ahora. Hubo un tiempo que luchamos por la memoria, la de Violeta, de Víctor y hay que seguir luchando, pero luchar por valorizar lo que tenemos hoy, dar un estatus a lo que está ocurriendo hoy, eso es lo transformador de la cultura. Los artistas siempre han sido los iluminadores de procesos de cambio, que más que una luz a la cultura, es una luz a la humanidad. 

Lo cultural tiene sentido cuando los grandes líderes se pregunten en qué invertirán sus recursos el próximo año, no puede ser que tengamos un país infectado con VIH y que eso no sea un tema de la cultura hoy día. Porque un grupo de conservadores no permite que la gente se eduque en un tema de riesgo social, no es valórico ni religioso, es de salud pública. No podemos ser una sociedad que mete el tema debajo de la alfombra. Ahí hay una tarea para la cultura y para los líderes de opinión, dejar de vivir en la Edad Media. O como cuando un Obispo le dice a Daniela Vega que es hombre, siendo que ella es mujer, ahí estamos en problemas, porque no hay respeto y eso tenemos que cultivar, el respeto y comportamiento con el que es muy distinto a nosotros.

– Si bien has estado en varios gobiernos, ¿cuál es el fiato con las nuevas autoridades del Ministerio de las Culturas, las Arte y el Patrimonio?
– La cultura ha consolidado políticas de Estado en el largo plazo, ha creado una red de infraestructura que permite un desarrollo cultural consensuado con respecto a su quehacer. En ese sentido la Ministra ha dicho que creará hábitos seductores en relación a las audiencias y abrir el ministerio a la diversidad cultural del país, con lo cual concuerdo.
Por otra parte, en un plano más mediático, Pato reflexiona que no se puede seguir alimentando la mediocridad: “El destacado locutor Patricio Bañados dijo más de una vez, ‘que existiendo directores de televisión inteligentes, poderosos, no es posible tener una televisión tan mediocre’. Medio que además alimenta la mente de amplios sectores populares, entonces que todo sea farándula, es una dictadura cultural, funcional a un modelo autoritario, empresarial y político, que ahoga la creatividad de Chile. Existiendo talentos en todas las áreas, creando un movimiento cultural riquísimo, no se entiende por qué es ignorado”.
Se atreve a desmantelar mitos y mentiras expresadas por los medios, que justifican una mediocridad que no es cierta, comenta: “Por ejemplo, se dijo que el mercado musical chileno es pequeño, sin embargo viene Lollapalooza y los grandes conciertos con una convocatoria brutal, confirmando que el mercado de la música es grande, compitiendo con el fútbol en términos de amplitud, donde la cantidad de conciertos que se realizan semanalmente habla de una gran industria y me parece bien que esa industria exista, porque los músicos también quieren vivir de lo que hacen”. 
Se ha ido avanzando –dice–, porque en las grandes parrillas hoy se considera a la música chilena, que hace rato está en una categoría mundial, afirma: “Es una generación de oro la música chilena, que irrumpe en muchos géneros, siempre he dicho que la cultura es un jardín salvaje, donde coexiste de todo en este diverso menú musical”.
En Chile se necesita un cambio cultural, no solo un cambio político y económico, dice: “Me espanta ver en los debates presidenciales y municipales, que el tema cultural no está presente, sobre todo que para los nuevos electores es relevante en su identidad y fundamental para su futuro”.
Salvo excepciones, tampoco la televisión conecta con la vida cotidiana de las personas, es de otro planeta, es un símil a las esferas de poder que no escuchan a la ciudadanía: “El problema de la televisión es que excluye la conversación inteligente, la formación, el diálogo, el encuentro y eso al país le hace mal. Se critica el nivel de violencia social, pero la televisión chilena la promueve y después se dice que no queremos jóvenes violentos en las poblaciones, la mediocridad tiene que ver con esa violencia. Por otra parte los empresarios invierten en televisión, para que la gente compre, entonces nosotros debemos invertir en cultura para que la gente tenga hábitos culturales distintos. En Chile hay una generación de músicos que gracias a Internet y a las redes sociales han encontrado un público culto que se ha ido ampliando, público que han optado por el computador como primera pantalla, donde la música es un medio de circulación de contenidos culturales”, afirma González.

ARTISTAS OPINAN DE LA TRAYECTORIA DE PATO GONZÁLEZ

Habla Cacho Vásquez: “Cuando yo regreso a Chile el 2000, una de las primeras personas que me acogieron y abrieron las puertas del mundo de la cultura, fue él. En el marco del Programa Territorios de Participación Cultural, que estaba en Villavicencio al lado de las Escuelas de rock. Él me dijo trabajemos juntos y fue a partir de él que empecé mi trabajo de transmisión, llegué como músico, rockero, como ex Corazón Rebelde y a partir de una conversación, me dijo que debía transmitir a las generaciones más jóvenes. Siendo la puerta a lo que devine posteriormente: un gestor cultural profesional. Pato es una persona de mucho cariño, escrito en grande y en negrita, él tiene cariño por la música y los músicos, por las personas, el país, por la historia Chile y ese cariño generoso hacia el trabajo de las personas, ha sido una marca de él. Para que se vuelva a valorar a muchos personajes de la música popular”.
Juan Ayala, sobre Pato:
“Él es una piedra fundamental para el desarrollo de la música chilena, un apoyo invisible. Chinoy, Benjamín Berenjena, Pascuala Ilabaca, Camila Moreno, Démian Rodríguez no serían si no fuese por su apoyo, en algún minuto yo mismo. Pato desde la dirección de las Escuelas de rock en Valparaíso logra impulsar el movimiento de los cantautores, con Rock Carnaza desde los balcones. Es un visionario, él vé lo que está sucediendo en el entorno musical y pone fichas a algo que cree puede resultar y como trabaja desde el Estado, no tiene la necesidad de lucrar con lo que hace. Levanta movimientos sin la necesidad de que rindan frutos y nace el movimiento del Neo folck o Nueva Trova. Es un trabajo melómano y apostólico, se involucra con los artistas y les va planteando desafíos, es un elemento desarrollador de contenidos. Andrés Godoy y Patricio González son dos figuras fundamentales en el desarrollo de la música lejos del mercado. Yo no sería lo que soy sin las Escuelas de rock”.
Pascuala Ilabaca, sobre Pato González 
“Es la llave con que se le dio cuerda al ejército de músicos del Valparaíso de los nacientes 2000. A todos nos encontró en la calle en distintas esquinas; a Nicasio, Chinganera, Demian, Motemey, Álvaro Peña, Chinoy, Nano, Pía Zapata, a mí me encontró en la feria de antigüedades un domingo del año 2005”. 
“Es productor pero también es poeta y buen amigo y eso es lo que le ha dado a todas sus producciones un sello de dignidad con los músicos, con los artistas, técnicos y con la ciudad. Ocupar la ciudad como un escenario natural, dignificar a los organilleros, a los volantineros, adorar a los poetas, integrar a los pintores y grabadores, dar espacio a los migrantes, hacer música dentro de las cárceles, conocer, saludar y abrazar a cada duende de la misteriosa valparaísa. Todas esas son cualidades de Pato...”
Alfredo Troncoso, de Macondo Konzerte
“Ha aportado al desarrollo de las bandas jóvenes, nos colaboramos cuando trabajé de manager de Camila Moreno, ella había trabajado en varias actividades, en ese periodo yo había traído a Trace Stewart de Secret Eyes y en uno de los conciertos que organizó González, fue que llevamos a la Camila y se generó el vínculo de ella y Trace”.
Jorge Coulón, músico de Inti Illimani, cuenta: 
”Tiene un pasión por la música, pero además de ser un productor y de conocer el mundo de la música, especialmente del rock, es una persona con sólida formación intelectual, es un teórico y un político en el amplio sentido de la palabra, que entiende de políticas culturales, de proyecto país hacia delante, es respetuoso de la actividad de los artistas, está lejos de la producción como negocio, sino de las proyecciones que el proyecto artístico tiene, e insertarlo en lo social”.


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