HOMENAJE A ENRIQUE MORO

 


POETA DE VALPARAÍSO

“La poesía tiene que servir para algo”


Por Jaime Piña


La conversación se realizó en El Desayunador de Cerro Alegre, a las 11 de la mañana, un septiembre luminoso de 2018, para la edición 119 –octubre– de revista La Noche.

Encuentra su eje político poético en la dictadura militar, lo dice directamente, con un lápiz y un papel el año 74. Estudia cine con Raúl Ruiz en París y en la película Los deseos concebidos con Cristián Sánchez, por tanto su poesía es visual, social y política. Tiempos que la ciudad se queda sin poetas a excepción de Juan Luis Martínez y Enrique Lihn, que tuvieron la disposición de trabajar y corregir a los jóvenes como él. Cuando los poetas declamaban en actos y eran más escuchados que leídos. Es claro al afirmar que la poesía señala caminos, dice: “Si no pregúntale al exministro Rojas que tuvo que renunciar”. Si bien Valparaíso es un epicentro poético, para Moro, la mejor poesía chilena se sigue escribiendo en el sur de Chile, reivindica el campo chileno, después vienen los del puerto y algunos en Santiago. Comenta: “Anda a ver la poesía popular, la paya, es poesía esencial, la Mistral escribió en un lugar donde no pasaban ni lagartijas”.


– ¿A quién destacarías de la poesía femenina?

– A Carmen Berenguer, Diamela Eltit, Soledad Fariña. De las más jóvenes no conozco mucho. Creo que la Mistral fue un aporte no solo en lo femenino, ella es la primera que habla en América Latina.


Sobre poesía y música, Moro cuenta una historia de su amigo Eduardo Parra de Los Jaivas, que en su momento escribía poesía y cuando lee a Juan Luis Martínez, dice: “…éste es ‘El’ poeta, por tanto mejor me dedico a hacer canciones”.


– ¿Hay algo que seguiste y admiraste y luego renegaste?

– Sí, algo, a Ernesto Cardenal, que fue una buena influencia en un primer momento, pero nunca tanto. Sin embargo esta ciudad (Valparaíso) ha sido una gran influencia.


– ¿Crees que para ser tú mismo, te debes construir desde adentro y no desde lo que llega de afuera o circunstancialmente. Cómo te construyes tú?

– Como te expliqué, con lápiz, papel y había que luchar. No puede un ser humano, ser consciente de lo que está sucediendo y no hacer nada. En dictadura se llevaron a un vecino del frente de mi casa porque se llamaba Fidel Castro, le sacaron la cresta. Pero también hay otro momento, donde te das cuenta que eres poeta, me constituyo como poeta cuando me doy cuenta que puedo cambiar lo mínimo de la realidad y que puedo ayudar al proceso.




– ¿Es el papel del poeta?

– Por supuesto. Sino para qué sirve.


– ¿Para qué sirve?

– La poesía tiene que servir para algo, por último como lo hizo el guatón Neruda que escribió una excelente receta de cocina, con Oda al caldillo de congrio. Somos pequeños puentes donde pasan ideas.


– Si tuvieras cero influencia externa, ¿quién serías?

– No sé quién sería. Yo estoy determinado por la historia, por los NN, por ese concha de su madre de Pinochet y voy a vivir con esa pena y dolor, con mis muertos, mi generación es la más triste de Chile. Yo iba para otro lado, jugaba basquetbol y de repente pasa esta mierda, que mi compañero el chico Palacios, que estudiaba conmigo, me dice que su padre el General Palacios le pegó el último balazo a Allende.


– Fuerte declaración, pero vivimos un tiempo de olvido, ¿qué piensas de eso?

– Lo que se hizo con el pacto de olvidar es una barbaridad, una traición tan grande como la que hizo Pinochet, no, no, no, dejaron a un pueblo desorientado, que había luchado y se había levantado. Un pueblo sin pistolas, mentira que tenía armas, Miguel Enríquez tenía pistola y la usó, no se entregó. Muchos se van para afuera y después vuelven y nos pillan cansados, cómo no íbamos a estar cansados, si habíamos luchado contra la dictadura y ellos estaban guatita al sol, no se preocupen cabros nosotros nos hacemos cargo.


– Exacto, del exilio se tomaron el poder.

–Eligieron, este sí este no. Moro no. Pero si está traducido. No, porque es conflictivo…


– Dijeron: No es un tipo que iba a transar como ellos. Pensaron que la épica de la lucha se dio en el exilio.

– El mejor documental sobre ellos lo hizo Raúl Ruiz, con Diálogo de exiliados, ahí te das cuenta quiénes son esa manga de weones. Nunca me exilié.


– ¿Te retroalimentas de tu poesía?

– Estoy en un periodo de transición, pasando de la poesía a la crónica poética. La descubrí hace unos años y me preguntaba si seré capaz de hacerla. Bueno, me pasa que después de veinte años de trabajar en cultura el alcalde Sharp me echó, ni siquiera consideró que fui de los pocos poetas chilenos invitado por el Presidente de Francia François Holland, al Palais de l'Élysée, lo cual fue un honor.


– ¿Cómo ves esta segunda etapa de tu vida?

– Escribo crónica, nunca he pensado en publicar, me parece demasiado el ego de que algunos escriban para publicar, hay que escribir para leerse y ver si tienes razón o no, si sirve o no sirve, hay muchas cosas que preguntarse antes de publicar. Las crónicas son la oportunidad de poder recordar, hacer un viaje por mi vida, es interno, la vida de un poeta de origen proletario. Lo primero que voy a hacer con las crónicas, es llevarlas a la gente de mi barrio.


– Las crónicas hay que publicarlas.

Sí, bueno, en un principio eso era lo bueno de The Clinic, crónicas frescas. Los griegos y los romanos hacían crónica. Yo he escrito sobre la noche de Valparaíso, la calle Colón llena de mendigos, es como una película de Wim Wender, de Fellini, con la gente apilada durmiendo en la calle, un coro polifónico que grita, vendo calugas, súper ocho. Terrible. Es un Valparaíso dantesco, con un director de orquesta…


– Que es parte de lo que constituye a Valparaíso.

– ¿Cómo puede haber belleza en la decadencia?, pero son personas y niños que lo están pasando mal, bolsas de basura en las calles, perros, una situación fito sanitaria terrible. Si el Cerro Alegre no es Valparaíso, es una mala copia de Montparnasse, yo viví en la parte donde ya no era tan alegre.


– ¿Tienes alguna utopía para Valparaíso?

– Sí claro. Echar a Sharp. ¿Cuál crees tú que es el acto poético más importante ocurrido en Chile?


– No, pero aclaremos que las preguntas aquí las hago yo.

– Bueno, házlas.


– ¿Qué utopía tienes?

– Aquí tienes instalada una inteligencia enorme en las universidades. Hay que recuperar el ánimo de las personas, que no se pueden expresar en las condiciones que están. Los números están en rojo desde que tengo memoria, ¿por qué?, siendo una ciudad tan rica. Hay que hacer que la gente vuelva a soñar. No es austeridad lo que se vive, es miseria. Por eso la canción de Gitano Rodríguez, “yo nunca nací pobre y siempre tuve un miedo inconcebible a la pobreza”. Pero dónde estudió él: en el colegio Mackay. 


– ¿Crees que es un pueblo romántico?

– Eso es toda una discusión. Mi pregunta es: ¿usted votaría por un cordero de Magallanes o por un choro de Valparaíso? Todos votarían por un choro, lo que tenemos nosotros es identidad, cariño al terruño. 


– ¿Crees tú que los artistas y libre pensadores se alejaron de la política?

– ¿Cómo que se alejaron. Quién sacó a ese ministro de cultura?, ¡los artistas!, mi amigo Raúl Zurita, a quien llamé y lloró por teléfono, por la valentía que tuvo. Los artistas siempre han tenido vínculos con la política en América Latina entera. Como Eduardo Peralta, que nunca lo dejaron salir en televisión, Daniel Campos que compuso la canción Siempre tú serás, en mi casa. Mario Rojas también otro genio.


– ¿Cómo está la gente de Valpo?

– Ha perdido el sentido, ni siquiera están proletarizados, están pauperizados, viviendo en condiciones miserables, el pobre, pobre se salva, porque va y pesca, son indios Changos que se quedaron por aquí, pero el habitante que estudió está sin pega, que acepta lo que le den, eso es triste para una ciudad, la estadísticas de la salud mental es catastrófica. El porteño que creció con la llegada de los ingleses, de los alemanes, que hicieron los ascensores, el ferrocarril, donde Valparaíso fue primero siempre, pero ahora no lo es, al contrario, está en manos de gente desalmada que te miente, que dice que va a haber trabajo y no lo habrá. Quién ve eso: el poeta. Que no solo escribe poemas románticos, es un intelectual. Estamos en manos de unos idiotas, de gente que no ama esta ciudad, porque no nació aquí.


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