EL ARTISTA MARIO Z CONVERSA CON REVISTA LA NOCHE ONLINE
COREOGRAFÍAS MOLOTÓVICAS Y UN MURAL QUE IRONIZA CON LA DERECHA
“La nueva Constitución debiese instalar una memoria histórica de la cultura chilena, creando bibliotecas de los artistas, muchos de ellos ya fallecidos que están pasando al olvido. Y debería abarcarlos a todos, no solo a los Premios Nacionales, que son gestitos para una persona, premio que define a alguien
mejor que el resto de su generación y donde además en esas postulaciones se cae
o queda en el camino mucha gente”.
Por Jaime Piña
Foto: Pamela Alvarado-Álvarez
UN VÓRTICE EN LA HISTORIA DE
CHILE
Cuando entro en su casa de la comuna de Independencia, me invita a un hall donde en otros tiempos hizo clases de danza su madre, un lugar espacioso ideal para crear arte y reflexionar.
Mario Z es un artista inquieto y complejo, que está indagando en un momento acotado de la historia de Chile: “El estallido social”, con una investigación derivada de numerosos afluentes que menciona en esta coloquial entrevista. Entre otras variables está la siguiente: que es una lectura mía y que me permito plantear como entrevistador, proveniente de la inquietud de las nuevas generaciones que quisieron rememorar épicamente otros momentos de la historia de Chile, comenta Mario Z: “Creo que sí puede ser una remembranza. En mi caso, recuerdo que el año 2012 intervine unas revistas gringas de danza de mi madre, –la Dance Magazine–, a los bailarines de las fotografías los pinté con témpera como revolucionarios, con los que empiezo a hacer una serie de encapuchados que puse tirando molotov, de una manera donde sus cuerpos adquirían una tensión y dejaban ver la arquitectura de sus coreografías. Armaba líneas súper plásticas, trabajando con otras situaciones que me interesaban en esos años”.
FALTÓ LA LIBERTAD GUIANDO AL PUEBLO
Una cierta orfandad tuvo el estallido, con hijos que fueron acumulando un imaginario carente de sentido épico, sumergiéndose en un remolino cada vez más profundo al interior de un capitalismo despiadado, donde muchos jóvenes que no tenían nada que perder, no soportaron más esa realidad y quisieron despertar de aquella pesadilla.
En otra mirada Andrés Grillo,
teórico de la Universidad de Chile, lo expresa en parte del texto que fundamenta
el trabajo de Mario Z: “Aun así, lo que
aquí observamos rinde la necesidad de encuentro, de representación. Estamos de
frente a un evento colectivo, pictórico, que resguarda las fallas y la
confusión; el desahogo, el desenfreno, la emoción que demanda la palabra. Y,
ciertamente, estamos –hemos – transitando por aquí. Hay una inversión en curso
a través de la cual el hastío y la insatisfacción no redimen los fetiches de la
historia y la cultura propia. No existe una dirección, una cabeza; no hay una
libertad guiando al pueblo sino aglomeración y desprendimientos violentos,
veladuras rajadas”.
MARIO Z EN CASA PALACIO
Expondrá solo el sábado 26 de marzo, de 15.00 a 21.00 Hrs., en Casa
Palacio, ubicada en Alameda 2133 esquina Brasil. Un centro cultural colectivo administrado
por jóvenes, que busca relacionarse con el contexto y su barrio. La historia de
la construcción de esta casa se origina por un millonario llamado Olguín, que hizo
su fortuna en la minería del oro y que se cambia de apellido a Elguín.
Actualmente es un barrio de repuestos para autos que extraña sus mejores
tiempos.
LA JUGUERA DE LA HISTORIA
El retorno a la pintura de Mario Z, es producto por un lado, de la
investigación de los acontecimientos que vivió el país políticamente durante el
estallido social y por otro, el mural político. Nos comenta: “Entendí que debía tomar el mural político
histórico chileno, en el contexto del reciente descubrimiento de un mural de
Julio Escámez en Chillán, llamado ‘Principio y fin’ (1970-1972, más abajo)”.
Escámez es un pintor con muchos murales a su haber, pero Mario Z se motiva principalmente por éste. Comenta: “Posee una estética súper rusa, en él se aprecian tanques y cañones, que fueron tapados después del 73 y hoy se encuentra en restauración. Es una referencia, que trabajo desde mi mirada retorcida de las situaciones que suceden. Me interesa tomar también la idea del fake news o noticia falsa, que se instauró en la revuelta y que es similar a lo que pasó el 70 cuando salió Allende, como los come guaguas y todo lo que se inventó para generar pánico”.
Sumado a la investigación sobre el estallido, hace referencia al K-pop, los patipelaos, la invasión cubana y venezolana, más situaciones pictóricas que hablan de ciertos temas políticos, cuenta Mario Z: “Hago una cita pictórica al Mulato Gil (1785 – 1841) y sus ‘Monos con navaja’, que en palabras de Justo Pastor Mellado, en ese tiempo fue interpretada como el temor de la oligarquía a los criollos”.
También en sus reflexiones cita una historia que le contó Pablo
Langlois en el Arcis, proveniente de Brugnoli, que fue compañero de Adolfo Couve. Relata Mario Z: “La historia sucede en 1973, en pleno
golpe, con represión y todos escondidos. Couve llama a José Bálmes para hablar urgente
con él, pensando que era de vida o muerte Bálmes accede a juntarse y se suben a
un auto, donde Couve saca un limón y le dice: ‘Aquí está todo’. Bueno, Bálmes
no entiende nada y lo manda a la cresta”.
– ¿Qué quiso decir Couve. Que
ahí estaba el verdadero color amarillo?
– Es que en el amarillo está todo y justo se arma la referencia al
colectivo de los amarillos que cuestionaron la convención. Bueno, comienzan a
aparecen muchas referencias que se combinan en una juguera y se va desarrollando este proyecto. Como mi pintura es bien callejera, se empiezan a
sobreponer cosas, donde unas se van imponiendo sobre otras.
– ¿Qué reflexión tienes
sobre los colores puros, ya que en tu mural hay muchas mezclas y grises ópticos?
– La mezcla aporta más historia al asunto, construye realidad porque tiene
más atmósfera. No hay muchos colores puros, algunos rojos que vienen directo del
pomo. También me interesa el rosado, con el que trabajé en anteriores obras, más
ligado al pop y a lo femenino desde el machismo. Hay colores fosforescentes así como amarillos, que
vienen de los emoticones, algo popular que ligo a toda la cultura K-pop,
japonesa y coreana.
EL MURAL Y LA ENVERGADURA DE
LO PEQUEÑO
Cuando Mario Z empieza a pintar en octubre del 21, para mostrar el 22,
piensa en una pintura de gran tamaño pero no en una monumental como las de
Julio Escámez, comenta: “Me digo, ¿cómo
busco una relación espacio pintura para potenciar ciertas ideas? Entonces mi
primer plan fue gestionar un galpón amplio, quería que la gente entrara a un
espacio gigantesco y que viera una obra más pequeña, que se tuvieran que acercar y
ahí llegar a la escala. Luego me recomendaron el subterráneo de Casa Palacio, lo
visito y se produce una transformación, el mural queda aprisionado, originalmente
quería que fuese público y ahora remite a clandestinidad, por estar en un
subterráneo, que tiene que ver con lo duro de la política también, como ciertos
discursos deben esconderse en ciertas ocasiones. Entonces, me empieza a
funcionar con todo lo contrario, de un espacio abierto a un espacio reducido.
También surge otra relación, como es un lugar que proviene de
un nuevo rico y no de la oligarquía, eso me hizo mucho sentido ya que no quería instalar la obra en un
museo ni en una galería”.
– Con respecto al mural que
se pinta directo en el muro, ¿por qué eliges un mural en el formato conservador de una tela?
– Hubo una época que el mural era directo a la pared, ahora básicamente son telas movilizables para su instalación, como lo hizo Mario Toral en el metro, Omar Gatica en Bicentenario y harta gente que trabaja el mural. Lo que me interesa es el movimiento del objeto y mostrarlo en otros lugares que posean ciertas características, para ir ampliando la estética y generando otras discusiones con respecto a la idea del mural político, visto desde la mirada de lo que sucedió y sigue sucediendo con el estallido social.
LA DERECHA NO ENTENDERÁ NADA
– ¿Se comprenderá la relación directa del estallido en la obra?
– En algunos aspectos, como un personaje haitiano dominicano que
instalo en la pintura, que es medio travesti con vagina, pene y una escopeta en
la mano. Obviamente no viene de un lenguaje directo, existen ciertas cosas que
remiten a violencia. Por eso trabajo con la estética del cómic, del pop, que
viene de la calle y que es expresionista por la mancha y la manera de poner la
pintura. Hay cosas que me ayudan a no ser directo y que le da riqueza a la
pintura, si fuese obvio estaría trabajando lo mismo que hizo Escámez. Son otras
épocas y mi tema es otro, mi tema es evidenciar la estupidez de la derecha.
Cuando los de la derecha lo vean capaz que les guste o no van a entender nada, yo
estoy riéndome de ellos, no del estallido obviamente.
– ¿Cómo haces el correlato en
la obra, de lo que ha pasado últimamente y el cuestionamiento que se ha hecho a
muchas resoluciones que ha emitido la convención?
– No hablo de la convención, hablo de la época del estallido…
– ¿Por qué no quieres hablar
de la convención, porque está en desarrollo?
– Sí, porque está en evolución y quizás sea otro proyecto. El mural es una
pintura histórica que habla de ciertos hechos, como la pintura de Delacroix, La
libertad guiando al pueblo. Lo mío es un relato histórico irónico y casi
grotesco de cierta situación de la derecha.
– ¿Estuviste de acuerdo con
el estallido?
– Sí.
– ¿Pero sobre los viernes
que derivó más en carrete que protesta?
– Bueno, había sectores vip de gente muy refinada en un lado y en otros los más rotos entre comillas, igual se dividía, también estaba el espacio de la resistencia. Yo iba siempre a grabar audios, tengo una biblioteca muy grande de audios, quería registrar lo que sucedía como material histórico y para hacer trabajos míos. Me interesó el sector de más violencia, de resistencia, no grabé imagen sino el sonido de las molotov, los piedrazos, la ansiedad, los gritos, muchas veces llegaron lacrimógenas y todos tosían corriendo. Cuando escucho eso me doy cuenta que no tiene época, no tiene un lugar físico, puede estar pasando en otro país.
– Bueno la violencia
impacta, como cuando tiraron a un chico al Mapocho, la gente con daño ocular, Fabiola Campillai y otros que quedaron ciegos y ella ahora es senadora.
– Eso yo no sé si está bien, fue como darle un premio en vez de
ayudarla en su nueva condición, le dan una senaduría y la meten en política.
Independiente que lo haga bien o mal.
– ¿Crees en esas fuerzas
descomunales inmanejables que se producen en la masa?
– Son verdaderas coreografías, como te mencioné acerca de las revistas de mi madre. Fui muchas veces al principio y después cuando se fueron acercando a la Moneda, con gente cada vez más joven y con otro nivel de enfrentamiento. Me interesó por la adrenalina, recuerdo cuando vi el documental La ciudad de los fotógrafos, una reportera gráfica dejó de asistir a esas protestas porque se dio cuenta que les empezó a impactar la violencia cuando grababan la sangre y algunos comentaron que empezaron a exigir que se mostraran las heridas. De alguna manera esa adrenalina la tuve al grabar metido ahí, de correr y que me cayera agua. Me interesaba grabar eso como una experiencia sensorial para ser escuchada por otros.
LOS CHICOS REVENTARON
– ¿Crees que el inconsciente
colectivo generó el estallido?, se dice que no le sucedió a Piñera, que él lo
provocó. ¿Le podría haber sucedido a Bachelet también?
– Venía de abajo. Creo que le debería haber sucedido a Bachelet, tiene
que ver con la juventud, los chicos reventaron, ellos provocaron muchas cosas y
abrieron la puerta, con mucha violencia y estrategia. Recuerdo que hicieron
protestas en varias esquinas de la ciudad, entonces los pacos no podían estar
en todos lados y generaron caos y ahí el resto de la gente se metió, porque vio
que se estaban pidiendo cosas para todos y las demandas eran más claras.
– ¿El mural nos hará reflexionar
sobre el estallido?
– Lo mío va desde el fake news, del lenguaje visual y de la palabra
para crear miedo, que viene desde Joseph Goebbels y que está generado en la
gráfica política también, en la pancarta, en todo lo que implica el aparato
político publicitario de cada régimen, como el logo de Boric, con florcitas y
gente feliz, a eso me refiero, como cada gobierno maneja su imagen.
– También la derecha está en
la idea de no entregar la derrota sin pelear, me di cuenta que todos la están
peleando, no a combos, sino a través de estrategias como el fake news y de
movidas bajo la mesa. Como todo está tan expuesto en las redes, existe la obligación
de comunicar.
– No sé si todas son válidas, algunas quedan y esa es la gracia de los
publicistas, que quede y que deje un recuerdo, para vender el producto.
SEIS HORAS DE MUESTRA
– En tu trabajo, ¿qué
quieres que quede y se venda?
– A mí no me corresponde eso, aunque hay una estrategia en el comunicado
de prensa, en el título dice “Mural político de Mario Z irrumpe en pleno centro
de Santiago”, eso es un gesto vendedor para generar impacto en la gente, como
el impacto social que pide el Fondart. Ese impacto nunca va a ser tan real como
vender una pasta de dientes, para eso tiene que mejorar la educación de las
personas para que entiendan esto que hago. Respecto de las seis horas de la
muestra, tiene que ver con eso, que lo verás en ese tiempo y nunca más. Hay un
texto de Andrés Grillo, teórico de la Universidad de Chile, que se pasará en
pantalla todo el rato, él ha hecho siempre los textos de mi trabajo y yo estaré
musicalizando. Es un evento abierto, no está la formalidad de la inauguración,
es algo clandestino que entras y te sentirás en otro lugar. No está hecho como
un espectáculo, no hablará nadie formalmente, habrá un mix de música rusa
aprovechando la contingencia y sobre eso voy a empezar a trabajar otras cosas.
MEJORAR EL FONDART
– Sobre las plataformas en
las redes como el Instagram, ¿qué opinas de cómo se está moviendo el arte, es
vital o está desfalleciendo?
– Las plataformas le sirven a los más jóvenes para sobrevivir y aparecer,
para los viejos que los han sacado o borrado de la historia les sirve para que los
nuevos y viejos los reconozcan y sepan que están haciendo cosas. Para algunos
trabajos comerciales la plataforma funciona muy bien.
– ¿Cuál es la cuota que tú
desearías esté dentro de la Constitución?
– Que sea justa, que la economía y la justicia funcione para todo el
mundo igual y no para ciertas personas, eso es lo básico que queremos todos.
UNA PENSIÓN PARA LOS ARTISTAS JUBILADOS
– ¿Y en cultura?
– Creo que hay muchas cosas que deben morirse, soy bien negativo para
algunas cosas como el Fondart, que debería transformarse en una plataforma que
entienda a la gente que trabaja de otra forma y no solamente a los que tienen
un proyecto duro, que describe lo que hará día a día, puede haber proyectos
mucho más abstractos, que trabajen con el error por ejemplo, como yo y como
muchos artistas.
– Te referías al formulario,
¿o hay otras cosas que deberían morir en cultura?
– ¿Cómo cuál dices tú?
– No sé, cierto tipo de
música de moda…
– No se puede hacer eso, es parte de la cultura, ninguna cosa debería tener
mayor valor que otra, o sea, puede haber valor a nivel del trabajo, de cómo tú
lees ciertos trabajos. Puedes decir esto es importante y esto otro es bueno
solamente pero no es importante, no trasciende.
– Eso lo determina el
público y nadie más.
– Bueno, eso pasa con Fondart…
– El ministerio de la
cultura debería ser un paraguas acogedor.
– Sí, claro. Sin ser ingenuos porque muchos se pasarían de listos.
– Con respecto a que el
Estado financie a sus artistas. ¿Qué opinas de eso?
– No sé cómo se podría hacer. No es cosa de repartir plata, porque hay
gente muy mala, no le vas a pasar plata a alguien porque dice que es artista.
Además eso tendrá que ser medido por alguien y ahí volvemos a pasar por lo
mismo de antes. Creo tienen que ser otros los movimientos, como crear pensiones
especiales para artistas, porque muchos de nosotros somos casi indigentes. No tenemos cómo pagar las cuentas o días que no tenemos qué comer y pasamos de
largo nomás. ¿Pero subvencionar?, he escuchado a varios que andan por ahí
diciendo que les pasen plata, incluso un taller. Mira los artistas somos
especiales, pero no somos tan especiales. No tenemos plata para eso, hay que
solucionar otras cosas.
– Si no son tan especiales,
¿te acomoda mejor llamarlos obreros o trabajadores del arte?
– Depende de cómo trabajes, por eso pienso en personas individuales,
porque hay personajes que tienen la capacidad de hacer otras cosas y en
realidad solo les interesa el dinero, no les interesa el trabajo, quieren tener
auto, una casa maravillosa, viajar e irse de vacaciones todos los años, a mí no
me interesan esas cosas. Quieren ser personas normales y un artista no es una
persona normal, tiene que estar fuera de la sociedad para tener una capacidad critica.
EL ÉXITO, LA ESTRATEGIA Y LA VENTA
– ¿Encuentras válido que si
alguien vende pueda acceder a bienes?
– Sí, pero es alguien con capacidad comercial, que puede sobrevivir
bastante bien, a ellos no les vas a pasar plata todos los meses.
– Pongámonos en dos casos:
el de un artista exitoso económicamente con mérito, talento, creatividad y otro
que aplica estrategias. ¿Crees tú que existen ciertas combinatorias de fórmulas
que permiten el éxito?
– No creo que se deba buscar el éxito como elemento fundamental en el trabajo de arte. Esto del éxito y el profesionalismo en el arte son cuentos de la llegada a la democracia. Yo no me manejo ni me interesan esas estrategias.
– Acerca de las bambalinas
del arte, que puede basarse en talento puro y por otro lado usar estrategias,
ambas combinadas pueden ser dinamita, ¿qué análisis tienes con respecto al uso
de estrategias?
– Mis estrategias son bien básicas, no tengo estrategias de éxito,
tengo muchas dudas, es una lucha personal, no trabajo en estrategias, en algún
momento lo intenté cuando fui joven, pero caché que no me daba el cuero para bajar
el moño a nadie, mi trabajo mientras más crítico es más atractivo, no ando
haciendo las cosas para la gente, no tengo una política de andar vendiendo mi
trabajo, no vengo de esa escuela, me dirijo a cierto sector de personas
– ¿Especializados en arte?
– Puede ser, aunque soy crítico del sistema del arte, soy crítico en la
manera de hacer las cosas, del propio Fondart, de las escuelas, de cómo uno
tiene que aprender, soy crítico de lo qué tienes que hacer para obtener tu
lugar.
– ¿Cómo se debería enseñar
el arte?
– Tiene que ver con la educación desde niño, no creo que el arte salve
la vida de las personas, hay gente que está cagada y no se le va a arreglar la vida
pintando, eso es mentira. Pero sí desde niño te amplía la mirada. Por ejemplo
las matemáticas, te enseñan dos más dos, pero no te enseñan cómo ese dos más
dos puede ser transformado en otras cosas, que puede ser un color, un sonido, una
imagen en movimiento, un análisis de lo que ves todos los días. Por eso es
interesante cuando entras a estudiar arte a la universidad y te hablan de mirar
de otra forma y analizas cómo están hechas las cosas, ahí hay matemática,
cuando empiezo a ver que esto es un cilindro, que hay líneas y cuadrados,
bueno, ahí hay análisis, y comprendes que es una construcción donde hay ángulos,
medidas, cosas que no aprendes cuando te enseñan matemáticas.
VER SIEMPRE LO MISMO DE CIERTOS PERSONAJES
– ¿Tus críticas al sistema
del arte, tiene que ver con la proliferación de las galerías en los 90 y de que
el arte se volvió comercial en todo el mundo y que busca estilos probados?
– Eso fue antes del 90. Yo participé en Galería Animal varias veces, me
interesaba porque era un espacio rico para hacer experimentos dentro de esos
cánones. Siempre he estado por el cambio, aunque sigo trabajando la misma idea.
Soy crítico al sistema con una mirada irónica sobre lo que sucede, mi crítica es
aguda al contexto, pero me paso a formatos y estéticas distintas. También firmé
con nombres diferentes para jugar con eso. Por ejemplo, cuando hice obra sobre
Las chicas súper poderosas y trabajaba con rosados, vino una curadora
colombiana, que me dijo que pensó era un trabajo de una mujer, es súper
femenino. Aunque no entiendo de estrategias, me estaba funcionando, porque
creaba submundos en mi propio mundo, bajo la misma línea. Por otra parte me
parece torpe y fome ver lo mismo todo el rato de ciertos personajes. Sin
embargo hay otros que no venden y siguen haciendo lo mismo, pero es más loable eso
porque nadie lo obliga a que siga haciendo eso para vender.
EL PROBLEMA ES EL MERCADO DEL ARTE
– Dicen que el secreto para
vender es que el “mono sea hermoso”. ¿Le atribuyes valor a la belleza o a qué
le atribuyes el valor?
– A lo que se dice y cómo uno plantea ese concepto visualmente o
sonoramente o musicalmente, todo depende de tu mirada, a lo que llaman la vuelta
de tuerca y la originalidad. Aunque la pregunta es si uno es capaz de hacer
cosas originales, yo creo que no, porque sabemos que el que pinta paisaje ¿a
quién le paga los derechos? ¿a Dios?, siempre está basándose en algo que no es
de él. Sí existe una transferencia de lenguaje, una traducción del ojo a la
mano, de un lenguaje a otro y esa traducción es personal, eso le da la mirada a
cada trabajo y es una individualidad. Las escuelas a veces estandarizan y
tienes artistas contemporáneos que son iguales y que trabajan los mismos
problemas y se cambian a cada rato dependiendo de lo que se está diciendo que
hay que hacer. De ese mercado soy súper crítico, lo encuentro poco honesto,
porque no están adentro de ellos mismos, están en lo que pasa afuera.
– ¿Tiene que haber una
separación entre un artista que hace arte, pero no vive del arte económicamente
para tener libertad?
– El problema es el mercado, no digo que el artista debe morirse de
hambre, puede trabajar en otra cosa. El arte que ha construido el capitalismo
es ese, es una pieza más del engranaje y le hace creer que es independiente,
que está en el mercado.
MORIR O VIVIR DEL ARTE EN CHILE
– ¿El arte debe ser un
territorio puro, que no tiene la necesidad de vender, para transmitir sus
ideas?
El que está fuera de mercado obviamente tiene derecho a vivir de su
trabajo, lo que pasa es que ese mercado o las galerías no lo soportan, porque
no saben vender trabajos muy críticos respecto a las maneras y lenguajes. Me
refiero a cómo se hacen las cosas y cómo se dicen las cosas, como a su estética.
Existen ejemplos, como el de Elías Adasme, que se colgó de los pies en los
letreros del metro a fines de los 70, acción que no se le ha dado la
importancia y reconocimiento a nivel institucional, ni a nivel político y este
caso es el de alguien histórico que se tuvo que salir del sistema. Cierra Mario Z.
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