LA PINTORA INÉS LAZZARO CONVERSA CON LA NOCHE 138

 


ARTISTA PLÁSTICA

UNA PINTURA QUE NO ESTÁ A LA VENTA

 

Por Jaime Piña

Es una romántica, si el tema la conmueve pinta, si no es así no hay pintura. No simpatiza con los artistas que andan detrás de la moda, comenta: “Algunos relacionan el éxito con el dinero. Barrería calles, pero no haría mis pinturas pensando en vender”. 



Inés no participa en ferias, porque según ella, no tiene un trabajo vendible, afirma: “Imagínate cómo alguien va a tener en su casa una pintura de un cura caminando con un niño que lleva una cruz gigante en su espalda, nadie va a querer tener eso”. En la misma pintura se visualiza la fragilidad de un templo, simbolizando el derrumbe de la Iglesia Católica y sus curas pederastas. “Cuando se reveló el caso Karadima, con mucha impotencia pinté y te juro que me saqué tantas rabias haciéndolo. Alguien me dijo que ese tipo de cuadros está guiado por el diablo, me empezó a dar vueltas por la cabeza, pesqué toda la serie y la quemé. Después me arrepentí”.



En otra pintura que nunca venderá, se visualiza un cura sentado junto a dos niños con las orejas coloradas, comenta: “La hice basada en una historia que me contó mi padre sobre los curas torturadores, sucede en un colegio en los años 30 o 40, cuando castigaron a un joven que amarraron a un poste en pleno verano y luego de los golpes lo dejaron a todo sol. El joven murió a los días producto de la insolación. Hice una pintura de eso, muy expresionista y ese episodio es parte de mi primera novela”.

 

NEGRITA TIENES QUE VIVIR TU VIDA

 

Se inicia en la pintura de niña, dice: “Recuerdo a los cinco años decirle a mi madre que no quería hacer palotes, solo dibujar, ella me replicaba que después de las tareas podía dibujar”. Si bien sus padres la motivaron con el arte, porque se relacionaban con artistas, de hecho un tío lo fue y conoció a sus amigos, sin embargo no lo consideraban como algo ideal para una mujer, para un hombres sí, porque los pintores eran bohemios. Pintaba con témpera cuando se quedaba sola en la casa, guardaba su block debajo de la cama en secreto. Sus padres no lo supieron hasta años después, cuando se casa y se va a vivir a Argentina el año 1975. Ahí estudia licenciatura en pintura en la Universidad Nacional de Rosario. A diferencia de su padre, su marido le dice “negrita tú tienes que vivir tu vida como a ti te gusta, pero los dos tenemos que estar juntos siempre”. Luego cuando asume el dictador Videla, cierran su universidad y llega a tercer año. Cuando vuelven a Chile, se instalan en la casa de su padre, que era su hogar de soltera. Como se sentía sola con la pintura y quería interactuar, ingresa a la Sociedad Nacional de Bellas Artes dos años, para estar con más pintores, pero se retira porque estaban estructurados solo en la academia.

 

LAS CONVERSACIONES CONVERTIDAS EN  NOVELAS

 

En el reencuentro inicia una serie de largas conversaciones con su padre. Aprendió a escucharlo y él le contó historias que posteriormente se transforman en escritos. La familia de su padre llegó de Italia, él nace en Chile y la va alimentando de relatos propios y de otras personas con los cuales arma una primera novela, de esas historias muchas le sirvieron para una segunda y tercer novela. Son hechos reales escritos como ficción. El 2016 cuando muere su padre hace la primera maqueta. En pandemia ordena y la reescribe, sacando adelante las tres novelas de 370 páginas cada una. La última se pierde cuando colapsa el computador donde estaba, comenta: “La empecé a recordar en trozos y la fui encajando y ahora la estoy retomando todos los días con una hoja y un lápiz”.

 

– ¿Con qué temática inicias tu pintura?

– Con bodegones, pero me incliné por la figura humana, cuando pinté óleo realicé mucho paisaje in situ. A fines de los 80 me gustaba la pintura por la pintura con espátula, no era detallista, salíamos en grupo a buscar lugares con paisajes pedregosos, con mucho arabesco. Ese mismo tiempo entro a la Apech y me cambia el punto de vista, porque yo era figurativa y me encontré con pintores abstractos y me empieza a gustar, explorando en distintos estilos. Después busqué temáticas políticas volviendo al realismo.

 


– ¿Te has planteado cuál es tu propósito?

– Hacer figura humana, la común, el personaje que camina por la calle que nadie conoce, con retratos, partí con el rostro de mi hijo y nieto, siguiendo con otros familiares. Me incliné a hacerlos más feos que bonitos. Ahora pinto rostros de un metro por un metro.

 

– ¿Qué planes tienes?

– Preparo una exposición para 2023 basada en figura humana, cerca de doce obras nuevas.

Facebook: Ines Lazzaro / Instagram: @Ines Lazzaro#artistavisual#



 

 

 

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