EL PINTOR PANCHO ÁLVAREZ EN LA NOCHE 141



“PINTAR ES ESCRIBIR UN DIARIO DE VIDA”

 

Por Jaime Piña


Durante septiembre Pancho expone en la Galería de Arte de la Plaza Aníbal Pinto de Temuco, un regio espacio céntrico de la ciudad, cuenta: “Es una exposición individual con mis últimos trabajos, en un estilo neobarroco, objetos en claroscuro con pasajes y pantallas”.

 

EL AMBIENTE DE SU JUVENTUD

 

Como una película en sepia que refresca la memoria del Chile de los 60’, recuerda los comentarios de su familia ante la asunción de Frei padre al gobierno, en 1964, tiempos y ambiente de reformas, comenta Pancho: “Se vivía una atmósfera de cambios, con una derecha igual a la de ahora, inmovilista, representada por Alessandri en esa época y Frei lo derrotó. Yo vivía cerca de la Plaza Egaña, en Ñuñoa, recuerdo que se inauguró la Villa Frei y eso fue una gran cosa, se iniciaba el ascenso de la clase media”.

 

– En esas historias de infancia ¿cómo parte el vínculo con tus padres?

– Mi padre con un trozo de fierro hacía una pieza, un engranaje, hacía matrices, especie de escultor pero de la industria, fue un talentoso mecánico. Por otra parte mi madre nace en Valparaíso, hija de padre chileno y madre italiana. A raíz de ciertas circunstancias a los diez años mi madre se tiene que ir a vivir a Italia con mis dos abuelos, tierra donde fallece su padre, quedando mi abuela y ella en medio de la Segunda Guerra Mundial.

Estudia pedagogía, pero producto del conflicto bélico debió ejercer como enfermera. Vive su infancia y juventud primero bajo Mussolini y después con la ocupación norteamericana. Pasada la guerra mi abuela vuelve a Chile, le decía a mi mamá que se viniera y como en esa época los hijos le hacían caso a los padres, se vino a Chile. Al poco tiempo entra a trabajar a la Scuola Italiana, donde conoce a mi padre.

 

– ¿Esto de Italia te influyó en algo?

– Mi madre fue humanista, una súper lectora, me pasaba libros y de muy pequeño comencé a leer. Eso expandió mi horizonte cultural, además tenía habilidades para dibujar y pintar. A mis 17 años cae en mis manos Anhelo de vivir, un libro basado en la vida de Van Gogh, me impresionó mucho y me decidí a ser pintor.

 

– Particularmente ¿por qué motivo?

– Por las circunstancias y el contexto en el que leí ese libro, estaba estudiando en la Scuola Italiana y a varios compañeros les gustaba el arte y la pintura, salíamos a paisajear y nos juntábamos a pintar, en mi casa, en la de Leonardo o en la de Francesco, amigos hasta el día de hoy. Conocía todas las técnicas. Aprendí a pintar mucho antes de entrar a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, que estaba en el Parque Forestal, ahí más que aprender la academia, conocí a grandes amigos y me incorporé al mundo del arte.

 


LA CONSECUENCIA DEL PINTOR

 

Pancho construye rápidamente un mundo humanista, con mucha lectura, pintando y haciendo teatro. Sin tenerlo tan claro quería ese estilo de vida. Postula a arquitectura en la Católica de Valparaíso y queda, dice: “Me fue bien en arquitectura, aprobé los talleres, de ahí son Eva Lefever y Víctor Hugo Codocedo. Pero no quería ser arquitecto, podría haber sido diseñador y quizás hubiese sido bueno, pero tomé la decisión y he sido consecuente con ella”. Al año de estudiar en Valparaíso cae el golpe de Estado y se desperdiga todo, comenta: “Por las circunstancias del golpe entro al Bellas Artes, donde conozco a Jorge Brantmayer, con quien trabajo actualmente en fotografía publicitaria. Con varios compañeros inauguramos una exposición en el MAC el 27 de marzo de 2023, la generación del 74’”.

Esa construcción del pintor era una vocación asociada a un tipo de vida: comenta: “Al leer la historia de Van Gogh, me di cuenta que la vida del pintor era difícil, pero eso no me amilanó, lo encontré increíble. Para mí la pintura y el arte es algo íntimo, quizás hasta egoísta. No soy un pintor social, ni me preocupa la política, pintar es escribir un diario de vida. Veo algo y lo pinto, me gusta pintar desde el natural, no invento cosas, Me gusta el oficio, sé dibujar y mezclar los colores. Mis pinturas le gustan a la gente, se sienten interpretados”.

Durante la Unidad Popular Pancho militaba en el partido de los pintores. Ese primer año en el Bellas Artes se inicia la dictadura y el exilio de los grandes profesores. De los que quedaron fue Adolfo Couve su gran maestro. En esos años podías ser apresado en cualquier momento en la calle, el toque de queda fue a las cinco de la tarde por años, se vivía con miedo. Por lo mismo en tercero parte a vivir cinco años al sur, a Calbuco. Alejado de la civilización se vuelve un hombre de campo, vive, pinta y se relaciona con la naturaleza,

 

– ¿Tuviste la inclinación de hacer una pintura política?

– Si hubiese tenido la necesidad lo habría hecho, la motivación de mi pintura nunca ha sido política, también es una política eso.

 


– Hay profesores que exploran las vanguardias e inquietan a los alumnos sobre lo nuevo.

– A mí no me interesaron esos temas, prefiero pintar a estar elucubrando teorías, odio eso. Me quedé hasta Bacon y todos los impresionistas. Me gustaba Lucian Freud, tremendo pintor, también Matisse. Considero importante la formación, aprender a dibujar es como aprender a escribir, es el abecedario. Hoy existe una obsesión por el conceptualismo, los chilenos se quedaron pegados. Cada uno elige el camino que quiere y la forma de mantener a su familia, si quieres pintar y de repente tu pintura gusta, se vende, es lícito y lógico que te vayas por ese lado. Hay un factor de suerte y otro de trabajo, de perseverar y estar ahí con lo que amas.

Instagram: @panchoalvarezpintor

 

Comentarios

Entradas populares