EL MÚSICO ERNESTO HOLMAN CONVERSÓ CON LA NOCHE 142



PINTOR Y MÚSICO

“DIOS ES LA NATURALEZA”

 

Por Jaime Piña

 

Corría el año 91, en un lugar llamado La Caja Negra, cuando Holman se conecta con las artes plásticas y se inicia en la pintura, comenta: “Por cuestiones prácticas, un músico instrumentista solo se preocupa de lograr lo mejor de sí con su instrumento. Aunque eso no impidió que desarrollara una sensibilidad artística en otras áreas”.



Esa concentración, con la que alcanza etapas más avanzadas en lo instrumental, le permitió a Ernesto explorar otros mundos, comenta: “Como fui parte del grupo Congreso y residí un tiempo en EE.UU., tuve nuevas necesidades espirituales, porque el arte lo relaciono con el mundo espiritual. Necesitaba aprehender más cosas, no me bastó solo en lo que estaba. Entonces, partí jugando con lápices de colores y empecé a dibujar”.

Como músico creativo, licenciado en composición en la Universidad de Chile, incorporó un mundo de normas y leyes que fue aplicando en las artes plásticas, relata: “Entré de lleno al jazz, pero no logró satisfacerme del todo, algo me faltaba. En esos años llegó la New Age, tenía muchísimos casettes con intentos de creación, pero sentí que tenía poco que expresar en la música. Como era hábil con el instrumento, creí que el jazz gringo era mi camino”.



ROBERTO MATTA Y EL ARTE ABSTRACTO

Un día asiste a la exposición de Roberto Matta: Universo, en el Museo Nacional de Bellas Artes y todo cambió para Holman, cuenta: “Siempre me gustó Roberto Matta. Paseando por las salas del museo me quedé ante un cuadro y me puse a llorar como cabro chico, no pude contener la carga emocional y me dije, si esto me conmueve tanto, tengo que hacerlo”.

 


¿Qué te conmovió?

– Lo abstracto, porque se acerca a lo espiritual, a la búsqueda de mundos desconocidos. Por ejemplo, el hiperrealismo no me conmueve, no me muestra un mundo diferente como el que ando buscando.

 


LA FRECUENCIA SONORA Y LA FRECUENCIA LUMÍNICA

Trabajando intensamente en la pintura, descubre el mundo de la pintura digital, mezclando lo análogo con lo digital, reflexionando acerca del concepto de la Pareidolia, que ante la observación del arte abstracto al ver algo orgánico se produce el efecto psicológico de formar en la mente una cara. También en las lecturas de lo abstracto se produce tanto la Apofenia, que es la asociación de relaciones que construyen un relato; así como la Hierofanía, que es cuando encuentras imágenes divinas en una mancha.

Con sus conocimientos complejos, comprende que la música pertenece a la frecuencia vibratoria del sonido, que va desde el infrasonido hasta el ultrasonido, cuya frecuencia puede ser trasladada a la luz, en una frecuencia lumínica, comenta: “Como el oído no basta usas el ojo para verlo. Entonces pensé hacer una frecuencia vibratoria y trasladarla a una frecuencia lumínica y me dije, ¿qué pasaría si creo algo en esta frecuencia y busco la resonancia en la luz? Entonces concluí que es más entendible en el grado lumínico que en la frecuencia sonora, porque si compusiera música basado en una pintura poca gente escucharía esa equivalencia, por tanto compongo mis ideas desde la frecuencia sonora, pero las fabrico en el mundo lumínico”.

 


– Media locura la tuya, entonces ¿Lo abstracto te llena de búsquedas y preguntas?

– Sí, estoy todo el día preguntando y respondiendo. Me despierto a las cinco de la mañana y como estoy conectado, me llegan las iluminaciones más grandes, eso se llama sincronía y resonancia. Resueno con conceptos universales que son arquetípicos, que no pongo en duda, son leyes universales que existen. Cuando trabajas esa sensibilidad y te pones en contacto con ese mundo, te llegan las respuestas y las visiones.

 

LA PINTURA ME SALVÓ

Luego de Matta quiso pintar. Empezó a tirar rayas y a difuminar. Lo abstracto le permitió la libertad de experimentar, de volarse con una raya y proyectarla, mover el dedo y correrla para el lado creando mundos, cuenta: “Lo tomé en serio y llegué al aerógrafo, con el que cree mundos sutiles que el pincel no me permitía, usé plantillas y se me abrió un mundo donde desarrollé un lenguaje propio”.

 

– Mirado holísticamente ¿en tu pintura hay música?

– Aplico mi aprendizaje en el Conservatorio no intelectualmente, porque lo tengo incorporado como una lógica composicional. Lo primero que busco es el equilibrio, que tenga sentido, que diga algo, y empiezo a crear mis propias leyes para expresarme, todo lo que aprendí en la escuela lo aplico en la pintura. Expuse el 2000 en una galería del Arrayán y vendí cuadros, empecé a dedicarme a la pintura.

 

– ¿Fue un periodo de sequía en la música?

– Claro, hasta ese momento trabajaba en televisión, seis años en Venga Conmigo del Pollo Fuentes y antes trabajé en varios programas. Hacía arreglos musicales, acompañaba a cantantes, tocaba en festivales, hacía todo lo que hace un músico popular, vivía muy bien, pero eso era una prestación de servicios que no me llenaba. Entonces entró justo la pintura y me salvó, porque podía respirar. Me retiré de todo y solo me quedé con el Venga Conmigo.

 

– ¿Fue un periodo creativo en el Arrayán?

– Sí. Vendí harto, hice muchos en papel. El bajo no lo dejé nunca porque es parte de mi ser. Creo que las musas trabajan para la música y la pintura, pero no es lo mismo, tienen rivalidades en ciertos momentos y yo estaba en medio de esa disputa. Incluso me cuestioné para qué estudié música si ahora hago pintura.

 

ESCUCHÉ TAMBORES

Ernesto nos comenta que el 97 vino un chamán mexicano a ver sus pinturas, porque le hablaron de ellas, las vio, le gustaron y lo invitó a una charla de la Cosmovisión del pueblo Otomí de México, pueblo al que el chamán pertenecía, comenta Holman: “En ese tiempo era católico y pensaba que el pueblo indígena era atrasado, pagano, idólatra. La charla me impactó, nunca había escuchado algo tan maravilloso, hablaba del cosmos, del universo y como todo estaba relacionado”.

En esa aproximación al mundo indígena y conversando con el chamán acerca de la duda que tenía entre la música y la pintura, le pide que le ayude a encontrar lo que anda buscando, comenta Ernesto: “Me dijo, antes de dormir pon el despertador a las tres de la mañana, te levantas y vas al patio de tu casa. Ahí me vino una revelación. Escuché tambores. Al mes después improvisando tuve una epifanía tremenda. Se me aparecieron mapuches antiguos de otras dimensiones, fue una historia espectacular. Ahí entré al mundo Mapuche”.

 

– ¿A qué atribuyes te haya sucedido eso, a nivel cósmico Dios te iluminó?

– Algunos tenemos una misión, un propósito que viene predeterminado. Cuando miras para atrás comprendes que hubo una conducción para llegar hasta acá. Yo me declaro un comando en esta misión, un outsider que lo tiene que hacer, no es que te anden cuidando, uno anda solo, debes tener fuerza, pararte y seguir, porque tienes que cumplir la misión. Seguí así, empecé a ganar algunos Fondart, después gané el Altazor y una propuesta nueva para Chile. En ese tiempo me interesó la identidad del país. Ahora el discurso se ha ampliado y tiene relación con la tierra en la que uno nace, su energía, su forma, su estructura y su ritmo. Para estar sintonizado tienes que estar conectado al ritmo de tu tierra y recién ahí encontrarás la verdad y crecerás espiritualmente.

 

– ¿Qué fuiste descubriendo en ese andar?

– Lo más importante que aprendí es vivir en la dualidad, en la que hay dos conceptos básicos: el mundo binario y el mundo ternario. Lo binario es como se manifiestan las cosas, uno o dos, lo ternario son los dos al mismo tiempo más una visión superior que ve a ambos.

 

– ¿Cuéntame más?

– Lo espiritual, lo natural y los ritmos de la tierra, es la manera como se organiza la naturaleza vibracionalmente. Llegué a la conclusión que el hemisferio sur es ternario y que el hemisferio norte es binario. Pero con la salvedad de que todos tenemos un complemento, por lo mismo el complemento de lo ternario es lo binario. Nuestra cultura ha sido invadida culturalmente por el mundo binario, siendo ternarios. No hemos sido nunca nosotros y como estamos colonizados por lo binario no sabemos cambiar esa esencia. Tendría que nacer de nuevo todo el planeta.

 

– ¿Puede haber una toma de consciencia más adelante?

– Sí, cuando tomas consciencia comienzas el camino de retorno. Que es venir de vuelta, retornar al origen. Si hago una lectura pseudo científica del génesis de la Biblia, cuando no existían las palabras científicas para explicar ciertas cosas, estuvo el mito…

 

– Los mitos estaban asociados a los dioses.

– Tómalo como un mundo espiritual paralelo, de otras dimensiones que no puedes ver, pero intuyes que están y en tu consciencia sabes que están. Bueno, la estructura del cerebro tiene tres divisiones, el reptiliano, el límbico y el neocortex. El reptiliano es binario, en el límbico entiendes que ves la cosa pero con una visión superior, es donde está la belleza y el arte. Y el neocortex, que es una parte del cerebro que tenía el hombre originalmente, creado para hablar directamente con Dios. Por eso el castigo que nos sucedió en el paraíso, por comer el fruto del árbol del bien y del mal, de la dualidad, fue condenarnos a vivir en el mundo binario, siendo que fuimos diseñados para vivir en el neocortex. Entonces el camino de retorno –también llamado el retorno del hijo pródigo–, que abandonó al padre y vuelve cuando toca fondo, es la vuelta al origen, al neocortex.

 

– Es decir, ¿si alguien que se cansó de vivir en la carnicería de la tierra y alcanzó un nivel de espiritualidad, le es permitido volver a reiniciarse?

– Sí, pero tiene que sacarse la cresta y ganárselo, empezar el camino de retorno para unos es más difícil que para otros. Cuando entré al mundo Mapuche, vi a Dios en la naturaleza, que Dios es la naturaleza.

 

– O sea, ¿el universo completo es Dios?

– A la naturaleza no la pescamos, nadie sabe los nombres de los árboles que hay en su casa, ni los pájaros que habitan. Perdimos la conexión con ella, estamos perdidos, entonces cuando vuelves a entender empiezas a ver la vida de otra manera. Se desarrollan los mundos espirituales y navegas viendo más cosas.

 

– ¿Hay una toma de consciencia con respecto a las leyes que nos rigen en la sociedad, pero te das cuenta que las leyes que importan están en otro lado?

– Sí, como la segunda ley de la termodinámica que es la Entropía, que dice que todo elemento procesado por el fuego cambia su condición molecular original por una caótica. ¿Cuál es la característica de la Entropía?, cuando en el mundo natural por ejemplo tiras una cáscara de plátano al patio, la tierra lo reconoce y absorbe, pero si tiras tu celular a la tierra nunca saldrá de él una plantita, eso es Entropía. Se nos olvida la tierra y nuestra salud funciona en base a las leyes naturales, y por más que tengas Isapre y máquinas, no hemos vencido a la muerte tecnológicamente. Nosotros somos tierra, aire, agua, nos alimentamos de la naturaleza y a ella le importa nada un celular, sin embargo vivimos en torno a eso.

 

– Lo tecnológico conquistó lo inmediato al instante como deseo, facilitando la vida para ser libres y tener más tiempo.

– Pero no tienes más tiempo. Aquí hay algo que no nos han contado. Cuando estudié ingeniería mecánica, aprendí matemáticas, física, termodinámica, estática, en la Universidad Católica de Valparaíso. Cuando hablo de Entropía, hablo del calentamiento global, entonces, si la tierra ha girado millones de veces alrededor del sol, con el tiempo el sistema solar se ha ido calentando. Si haces una gráfica del frío, la onda es amplia, larga, ancha. En la tierra nacían dinosaurios grandes, porque el clima era frío, entonces la frecuencia vibratoria era más amplia y más lenta, pero como se empieza a calentar la onda se empieza a achicar. Hay un concepto que se llama el landa y el delta de la onda, que es la altura y el largo de la onda, al aumentar el calor se empiezan a acortar ambas y la tendencia es que se hace cada vez más pequeña y vibra más rápido.

 

– ¿El calor hace que vibremos más rápido?

– Sí, como la vibración es más rápida los días se acortan, el tiempo es más corto en nuestros relojes porque vivimos días más cortos, viviendo más horas, más días y más años. ¿A qué edad se muere la gente hoy?, de 90 o 100 años.

 

– Se habló que la frecuencia Schumann aumentó de 7 Hz., a 12 Hz.

– Es la frecuencia vibratoria de la tierra, que cada vez es más rápida. Concluye Ernesto Holman.

 

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