HUGO ESPINOZA, PROTAGONIZA " DRÁCULA QUIERE MORIR" EN TEATRO LAS TABLAS
Actor, licenciado en letras, de la Universidad de Chile
“YO ELEGÍ A MI TRIBU”
Por Jaime Piña
Protagoniza la obra de teatro “Drácula quiere morir”, una comedia escrita y dirigida por José Andrés Peña, la que se presentará en el Teatro Las Tablas, en junio próximo.
El montaje nos introduce en tres temáticas centrales: la eutanasia, el padre ausente y la sociedad chilena actual.
UN HOMBRE DE LAS LETRAS
En esta entrevista, además de conversar de Drácula, abordamos las letras y la palabra, algo que su tribu ha reconocido como uno de sus grandes talentos, en guiones para el mundo del cine, además de su expresión verbal y buena dicción, que lo llevó como autodidacta a subirse a las tablas.
Hugo, de padres huérfanos, cuenta con su pequeña familia y una inmensa tribu de amigos, que se fueron sumando a lo largo de su vida. Con él nos conocemos desde los años 80, cuando leíamos el mundo de una manera solidaria y colaborativa, sin embargo, ¿cuánto ha cambiado esa lectura llevada a la realidad de hoy?
Como generación, es de la segunda mitad de los 60 y de la primera mitad de los 70. En su adolescencia y juventud se influencia más por el hippismo que por los vientos revolucionarios. El golpe le acontece a los 17 años.
UN MUNDO QUE NO FUE
Disfrutando una taza de té, nos centramos en los recursos del lenguaje, el que permite articular un pensamiento más intenso, apoyado por la palabra a la hora de comprender integralmente el mundo en el que estamos insertos. Le pregunto, ¿Cómo analizamos el mundo de hoy desde la riqueza o pobreza de las palabras, cuando la lectura y la reflexión están a la baja?
“La gente dejó de pensar, –afirma Hugo–, por lo mismo es compleja la relación del individuo con los demás. No era así en esas sociedades colaborativas, solidarias, un poco más utópicas en las que crecimos, cuando la mirada era más inclusiva. Fue un instante en nuestras vidas, después vino el desastre, esfumándose ese mundo mejor, que creíamos estaba a la vuelta de la esquina. El desencanto consumió a mi generación, porque la anterior a la nuestra, alcanzó a vivir parte de esa utopía. La trató de instalar en la sociedad, en cambio nosotros, somos hijos del desastre. Me pregunto, ¿los pensadores de los 70, dónde están? ¿dónde está esa gente? que soñaba un mundo mejor, desde la escritura, la música, el cine, el arte, desde todo lo que nos enamoró en esa época y que hoy día es solo de museo”.
EL TEATRO Y LA LITERATURA
Como actor se inicia en secundaria hace 50 años, con su primer maestro, el actor chileno Florencio Urbano, que vive actualmente en Estocolmo. Para continuar su formación con Rubén Sotoconil, fundador del teatro de la Universidad de Chile y con su tercer maestro, Abel Carrizo, que fue director de la escuela de teatro de la misma universidad.
En 1977 ingresa a literatura en el Pedagógico, cuando pertenecía a la Universidad de Chile, titulándose de Profesor de Estado y concluyendo la licenciatura en la sede de La Reina, en 1983.
– ¿Qué pasó con la literatura en tu vida?
– La verdad nunca tuve la intención de ser escritor. Aunque en mi juventud se me vinculó a la poesía, porque aparecí en varias antologías, finalmente terminé siendo profesor universitario durante 30 años.
– ¿Cómo ayudan las letras a pensar? porque cuando uno piensa de alguna manera redacta los pensamientos.
– Totalmente, desde la antropológía uno conoce el mundo a través de la palabra. No usamos la palabra “table” para referirnos a una mesa, conocemos la palabra mesa. No resuena “table” en nosotros. Si tú le dices a un anglo parlante la palabra en su idioma, él ve el objeto. El lenguaje es una manera de conocer el mundo, uno existe desde el lenguaje. Cuando tu lengua materna se hace carne, vida y experiencia, entiendes que así se lee el mundo.
– ¿Eres un escritor y además un lector?
– Soy un gran lector, más que un escritor. Leo todos los días de mi vida. Estoy constantemente en esa relación con el libro, que es parte de mi existencia. No entiendo el mundo sin eso.
Sin embargo, desde la escritura he trabajado fundamentalmente guiones para audiovisual, donde tengo una larga trayectoria. He escrito cortometrajes, cuentos, mucho ensayo y crónica.
El 2022 en Lisboa, en un reencuentro con mis raíces, porque tengo un abuelo portugués, terminé un libro que recorre 22 ciudades en 13 países, una bitácora de viaje de diez años en un periplo por el mundo, que se inició el 2012. Contiene crónica, poesía y citas. Es bien coral, está ilustrado básicamente con grafitis de ciudades como Berlín, Praga, Lisboa, Madrid, entre otras.
LA DISTORSIÓN DE LA MENTIRA
– De alguna manera nuestra matriz histórica, cuando luchábamos por un mundo que podíamos cambiar, hoy es señalada peyorativamente como ideologizada. El mercado y un sector político la estigmatizan como ideología, en una manipulación del lenguaje para destruir lo social, lo colectivo. ¿Qué opinas de eso?
– En sociología eso es neofascismo, son doctrinas de pensamiento que instauran en el imaginario colectivo ideas torcidas, por decirlo de alguna manera.
– ¿La gente está indefensa ante eso?
– Sí. Donde existe ignorancia hay menos perspectiva, si hay menos lectura, hay menos inteligencia. Ese pensamiento crítico que fluía desde las universidades, desde los centros de estudio ya no existe, no hay crítica. Para la generación joven, que gobierna el país, no existe la autocrítica. Han intentado un diálogo intergeneracional muy precario, porque tampoco dialogan con el pasado. Entonces, esas autonomías son falsas, porque nada empieza de nuevo y como dice la antigua frase, un país que no tiene memoria comete de nuevo los mismos errores. Estamos en una encrucijada muy compleja, en este tercer milenio vamos a ver el comienzo del desastre. No creo que los pueblos vayan a reaccionar con el tema medioambiental de manera real, efectiva y eso nos va a alcanzar, creo que como generación vamos a asistir a la debacle ambiental.
– Claro, lo asocio al tremendo desequilibrio que se generó en Chile, donde un sector pequeño tiene todo el poder económico y los medios de comunicación. Vivimos en una especie de gran patio trasero de los dueños del fundo, que emiten malintencionadamente información falsa. ¿Cómo podríamos llamar a esto? ¿Es un fenómeno mundial o solo pasa en Chile?
– Lo he visto afuera también. En el recorrido de mis viajes desde 2012 a 2022, Ininterrumpidamente por Europa y América, pensé que lo que pasaba en Chile era porque este país tiene un aislamiento geográfico y que solo pasaba aquí. Pero hay síntomas muy parecidos en otros países, lo vi en México, en Argentina y lo vi fuertemente en países pequeños de Europa, como Austria, donde los fascismos empiezan a crecer fuertemente, lo ves en Alemania, que era un país que admiraba y terminé odiando.
– Esto de la manipulación de las masas en torno a la mentira, es una distorsión que rinde frutos, lo vivimos en la elección constitucional, cuando nos timaron con el rechazar para reformar, que fue una mentira tremenda porque nunca reformaron. No se conoce límite en la consecución del control. Lo mismo la Ley de pesca, de origen corrupta y que ahora crispados, reclaman la vulnerabilidad de los derechos constitucionales de las pesqueras. Un descaro y el pueblo no opina, no se interesa.
– El individualismo triunfó, vivimos cada uno para su santo, como decimos en Chile. Eso era impensable en las visiones que tuvimos en nuestra juventud, de defender lo colectivo. El cambio ha sido súper concreto, de pueblo pasamos a ser gente y de gente pasamos a ser clientes y esa evolución sucedió en menos de tres décadas.
– Pasado el tiempo y dado este momento en el que estamos, ¿has pensado en alguna solución?
– ¡Ay, ay, ay! Como no estoy asociado a ninguna fuerza ni gremial ni política, he optado por la vagancia global, donde se siente una cierta libertad cuando estás en este viaje permanente.
Sobre una solución, la verdad es que a propósito de algunas relaciones otoñales del último tiempo, hemos pensado en aislarnos, vender las propiedades y comprar tierra en el sur. Con mi hija, que es una persona mayor, que no tiene hijos y se acaba de casar, hemos pensado irnos a otro lugar. Como una solución familiar. Somos aproximadamente ocho personas. Tengo a mi madre viva de 101 años. En total, junto con las madres, somos tres familias.
EL CÓMO Y EL QUÉ DE LA LITERATURA
– En literatura, ¿Qué es lo que te fascina leer?
– Hoy leo narrativa fundamentalmente. De joven no leía poesía porque quería encontrar una manera de escribir y como escribía crónica y prosa poética, pensaba que leer poesía iba a influenciarme, porque eso me pasó con un libro muy antiguo de Federico García Lorca, Poeta en Nueva York, que me marcó en los años 70. Después leí de Tom Wolfe, La hogera de las vanidades, importante libro de este periodista americano de corbatita, que creó el nuevo periodismo y me influenció muchísimo. Entonces me dije, ahora voy a leer ficción, porque me motiva la lectura que contiene mundos irreales.
– ¿Qué más lees?
– En estos años hice una relectura de autores chilenos, conocí personajes que no leí nunca en mi vida, como todo lo escrito por Jorge Edwards, leí once novelas suyas en menos de dos años, empecé en pandemia. Releí a Skarmeta y a Manuel Rojas. Volví a esas lecturas chilenas de adolescente, cuando tenía quince años, autores vigentes en ese momento que estaban publicando, de la última generación chilena. Leo francés, me gusta mucho, he leído todo lo que ha escrito Michel Houellebeq, salvo sus ensayos. Tiene mi edad, 66 años, ha publicado siete novelas, la última muy reciente del 2023. Publica desde los años 70, al principio también escribió poesía, pero después se quedó en la narrativa, tiene una mirada sobre la Europa del tercer milenio muy acertada, totalmente desesperanzada. Es otro escéptico.
– Cuando lees, por ejemplo, ¿te interesa el cómo o el qué?
– Me interesa más el qué, que el cómo. Prefiero la ficción que se produce hoy, que tiene elementos totalmente distintos a lo que primaron entre los 60 y los 80.
– ¿Te distrae cuando el escritor solo se preocupa del cómo?
– Sí, totalmente, como los escritores de oficio, los que se sientan todos los días a escribir y que sufren su escritura. Que reescriben y corrijen constantemente, que tienen un rompecabezas ahí, que trabajan y trabajan el cómo.
LA EUTANASIA, EL PADRE AUSENTE Y LA SOCIEDAD DE HOY
– Hagamos un empate con la obra de teatro, analicemos el cómo y el qué de la obra. ¿Dónde está centrado el foco?
– Aquí hay tres elementos centrados en el qué, como base de este montaje. El año pasado lo dilucidamos cuando presentamos la obra al Fondo de las Artes Escénicas y quedamos con 85 puntos, en la categoría elegibles pero no seleccionados.
– Ese es un problema, ¿qué hicieron?
– En enero nos juntamos como grupo, con el director, a quien conozco hace 40 años, siendo éste mi tercer montaje con él. En esa reunión nos preguntamos, ¿por qué Drácula? Y comprendimos que queríamos instalar el tema de la eutanasia, que tuvo un intento en el Congreso, para promulgar una ley al respecto. Nos planteamos que este personaje inmortal, el que no puede morir, en esta obra querrá morir, como súper objetivo del montaje. Para eso contacta a sus hijos, a quienes abandonó hace muchos años, surgiendo otro tema que nos interesó: el padre ausente, algo muy común en la sociedad chilena. Dos temas muy concretos. Posteriormente, en el trabajo colectivo encontramos un tercer elemento, que develó el contexto social en el que estamos viviendo. Entonces, la eutanasia, el padre ausente y la sociedad chilena de hoy, se fijaron como los tres elementos a trabajar.
OTROS TIEMPOS PARA DRÁCULA
– Cuando ves la metáfora de Drácula, eso de vivir eternamente, que es el sueño de todo ser humano, uno se pregunta, ¿el tipo quiere morir porque no soporta el mundo?
– Exactamente. Porque el ajo es transgénico. Porque cuando sale y se transforma en sombra macabra, la gente piensa que es una acción de arte y quieren sacarse selfies con él. En fin, quema una iglesia y lo aplauden. También le cuesta mucho encontrar alimento, porque la sangre está contaminada, producto de las plagas y aquí está el tema de la pandemia, que se toca de algún modo, porque supuestamente la pandemia empieza en Wuhan por una sopa de murciélago. La pandemia fue un elemento que no nos interesaba priorizar, pero en el trabajo colectivo apareció con fuerza e hicimos adaptaciones para que él sea el culpable de la pandemia también.
– ¿Promover la muerte, no lo ven como un pecado?
– Lo que pasa es que Drácula sufre la condena del amor. Es la versión romántica del vampiro, que se enamora y succiona a la mujer que ama, porque no puede evitar su parte bestial, el lado animal que lo domina. Vive eternamente, pero el precio que se paga por ser inmortal es muy alto. Entonces dado que las condiciones se le han puesto en contra, llega acabado ante sus hijos, casi sin colmillos, un poco demodé.
– Para analizar la sociedad actual, ¿chilenizan la obra?
– No tanto, pero denunciamos la contaminación, también la manipulación genética como otro elemento. Su hija, que es bioquímica, es la que lo ayuda a morir, ella crea sangre artificial para alimentarse sin tener que cazar. Los dos hijos quieren ser mortales, lo han decidido y abandonan lo que él les heredó.
SER INMORTALES
– Una pregunta con respecto a eso, ¿cuántos años será el ideal para vivir si fuesemos inmortales?
– No es mala pregunta, si uno llegara en buenas condiciones físicas, no me molestaría pasar el siglo. Vivo con una persona que tiene más de un siglo y se encuentra perfectamente de salud.
– Pero un siglo es poco.
– ¿Es poco un siglo? Pero si la evolución mantiene la velocidad actual, sería maravilloso, porque veríamos cosas impensadas.
– La medicina dice que logrará sanar las enfermedades, si las farmacéuticas lo permiten, claro.
– Sí, bueno. Cuando nací, el promedio de longevidad en Chile era menos de 50 años y ahora es de 80. En tres generaciones estamos prácticamente duplicando lo que viviremos. Gente de un siglo no es poca, en Europa el 60% de la población tiene más de 60 años, aquí en 2030 el 40% de la población va a tener más de 60 años.
– De alguna manera, desaparecerán en pocos años millones de personas. Va a quedar el mundo casi vacío.
– Con robot haciendo las tareas más duras y desgastantes, habrá adultos rejuvenecidos genéticamente, viviendo más tiempo con máquinas haciendo la pega, manejando el taxi y produciendo en las fábricas.
– Metafóricamente, ¿a quién representaría Drácula en la sociedad?
– Quizá a los ricos, producto de que tienen recursos para mantenerse médicamente sanos. Siempre está la representación de un millonario decadente, que con su dinero puede vivir más allá de las posibilidades del común de los mortales.
– ¿Drácula muere en esta comedia? ¿Le cuesta morir?
– No puedo decirlo. Los hijos se dan cuenta que matarlo es un grave error, porque con su sangre pueden hacer un gran negocio, como crear productos para la longevidad de la gente. Entonces lo atrapan, lo duermen, le sacan sangre y se vuelven millonarios.
– ¿Qué le sucede cuando comprende que sus hijos renunciaron a la eternidad y van a morir?
– Ahí el vampiro entiende que toda la plata va a quedar para él. Entonces dice, triunfé de nuevo, el mal se impuso y deja que sus hijos sigan generando plata, porque finalmente será suya.
– Pero se convierte en un vampiro explotado que no quiere morir.
– Claro, eso sucede en el camino, porque él quería morir. Fue su interés real cuando llega a ver a sus hijos después de tantos años. Pero cuando acepta que sus hijos renunciaron a la herencia de vampiros y son unos simples mortales, lo ve todo más claro. Ahí tiene un vuelco la idea original, porque puede rejuvenecer, ponerse flamantes dientes y beber sangrecita nueva.
EL DOLOR DE DRÁCULA
– ¿Tiene una nueva novia?
– No. Estaba enamorado de la madre de sus hijos, pero que obviamente exprimió hasta su muerte. La madre aparece solo como fantasma.
– ¿Cuál es el sufrimiento mayor de Drácula en la obra?
– No enamorarse nuevamente, ese es su mayor dolor, porque lo sanguinario lo disfruta, ese lado animal le gusta, no reniega de ello. Pero como conoció el amor y lo perdió, es su karma, como Barnabás Collins, que conocimos por televisión, que no puede enamorarse. Es lo mismo que hizo Tim Burton con su vampiro, Murnau y Herzog con Nosferatu, que estaban incapacitados de amar, porque perdieron ese amor, que es irreemplazable. Ahora, el amor es algo que te puede visitar más de una vez en la vida, creo yo.
– ¿El amor es una energía renovable?
– Sí, totalmente, mi propia experiencia emocional de casi 70 años lo comprueba, me he enamorado muchas veces, ahora no sé si se han enamorado varias veces de mí.
– ¿Qué es lo que enamora de ti?
– En mi caso creo que es por la pasión, pero cuando se dan cuenta que la pasión es más bien personal y no es por ellas, toman distancia. El hombre que tiene un destino, una energía que lo hace ir a alcanzar su sueño y producir obras, es algo que las mujeres adoran, les gusta que su pareja tenga determinación y tratan que esa pasión se traslade hacia ellas. Sin embargo, cuando se dan cuenta que esa pasión es por la tarea, por lo que nos moviliza, se dicen a sí mismas, ah, éste me abandonará en cualquier momento.
– ¿Drácula es un buen ejemplo de ello o es una excepción?
– Sí y no, él abandonó a sus hijos para protegerlos. Porque si no, les hubiese chupado la sangre. Ellos vivieron una infancia horrible con el padre y la madre vivos, porque no podían salir de día, estaban siempre encerrados en la casa, les llevaban solo mascotas sacrificables. Después de la muerte de su madre, Drácula en vez de quedarse a cuidarlos, los abandona.
– ¿Por qué eliges representar a Drácula hoy en día?
– Fui invitado a hacerlo, lo acepté porque hace tiempo que no me subía a las tablas, lo último que hice fue al Almirante Merino en una serie chileno-finlandesa, para Chilevisión, el 2020. Antes de eso hice El Quijote de los Andes, en una versión del escritor chileno José Yovane. Hice de Garganta de lata en el Show de Condorito. Entonces, cuando el director José Andrés Peña, de manera intuitiva me llamó para ofrecerme el papel, le dije sí, encantado. José André es un admirador del Drácula cinematográfico, él tiene formación en cine y es un enamorado del personaje, éste es su tercer o cuarto intento literario con el vampiro.
– Pero, ¿por qué Drácula, si es un ser tan sufrido? no sé si el ser humano sufra tanto. Es como decirle a la gente, ¿quieres sufrimiento? No llores tanto ser humano, hay otros que sufren de verdad.
– Totalmente. El vampiro reaparece constantemente, es un arquetipo. Ahí está la metáfora del empresario que chupa la sangre a los obreros y los exprime. Pablo Larraín hizo una versión con El Conde, pero en el caso de Larraín, en mi opinión, hay una agenda de la derecha. Porque aparece la película del No primero, donde se desmitifica el triunfo de la democracia y ahora se desmitifica al dictador. En eso, está la idea de que la derecha quiere borrar el triunfo de la sociedad chilena, luego del logro de la democracia y el fin de la dictadura, que fue el último triunfo de nuestra sociedad.
– A eso llaman La batalla cultural de la derecha.
– Claro. La derecha se encarga de instalar esos contenidos. Cuando tú presentas ahora a un fondo público un proyecto que incluye los derechos humanos, hay un rechazo en los jurados que evalúan los fondos, porque el tema es algo que, según la ultra derecha está superado por la sociedad chilena y que volver sobre aquello, es un ejercicio de victimología que no tiene sentido.
LA MUERTE ASISTIDA
– ¿Cuál es la validación de la eutanasia? Que de alguna manera es ayudar a la muerte.
– Exactamente, es la muerte asistida. Estoy de acuerdo con ella. Soy un promotor de la eutanasia, creo que la decisión es de cada persona, sin embargo, que el Estado no permita que tomes esa decisión, me parece una intromisión en la vida privada muy grave.
– ¿Y en la balanza entre el aborto y la eutanasia?
– Bueno, siempre fui partidario del aborto, pero es un tema que atinge a la mujer más que al hombre. Creo que la sociedad lo tiene que enfrentar en su conjunto. Pero la eutanasia toca a hombres y mujeres.
– Sobre la muerte, ¿le tienes miedo?
– Bienvenida sea, la muerte es parte de la vida. Morirse es algo que todos vamos a enfrentar. No tengo miedo a la muerte.
– ¿Te imaginas viajando por galaxias en el espacio infinito?
– Tuve la experiencia de estar muerto diecisiete minutos a los 14 años, cuando sufrí un traumatismo encéfalocraneano, vi el túnel y la luz al fondo. Me despersonalicé y miré la escena completa desde arriba, yo en el suelo, junto a una persona que tenía su mano adentro de mi boca, porque me estaba asfixiando. Ese día cambió mi vida, se acabó mi adolescencia y comprendí que te puedes morir en cualquier momento. Dejé de hacer miles de cosas, como andar en bicicleta y nadar en el mar, cosas que hacía con una inconsciencia total. Me volví temeroso.
– Como estuviste al borde de la muerte y has vivido largos años de regalo, ¿te das por pagado si murieras hoy?
– Hay algo de eso. Me dije, todo esto es gratis, porque a los 14 debí haber partido y tengo 66. Me levanto todos los días dando las gracias y lo primero que hago es ir a ver si mi madre sigue viva. Porque como no tiene ninguna enfermedad, se va a ir en el sueño. Acompañar a mi madre me cambió la vida, porque llevo siete años, 24 - 7, cuidándola. Me arranco porque cuento con un hermano que me apoya, además de la contratación de otras personas que me ayudan. No viví mucho con mi madre durante mi juventud, a lo largo de 30 años. Nos acercábamos solo para las fiestas familiares. Salí muy tempranamente de la casa y como era hijo de huérfano, nunca tuve un tío ni un primo, era perfecto. A la familia uno no la elige, sin embargo, mi familia también son mis amigos, yo elegí a mi tribu y es con la que ahora estoy haciendo Drácula.
LA AUDIENCIA
– ¿A qué público se dirige la obra? ¡Háblale a tu público!
– Estamos presentando en un espacio que se define como teatro familiar, donde se tocan temáticas contingentes, pero desde el humor. El perfil de los montajes que se exhiben en el Teatro Las Tablas, de Roberto Nicolini, es comedia. Nuestro público es familiar y transversal, también nos interesa que lo vea un universitario, un secundario. Después haremos venta de funciones focalizadas, en diálogo con nuestra generación. Una cosa es el perfil de la sala y otro es el interés de vender funciones. En ese sentido nos interesa el segmento tercera edad, para a partir de la comedia, generar un diálogo social fuerte, al tratar los tres temas complejos mencionados.
ELENCO
“Drácula quiere morir”, actuada por:
Hugo Espinoza, en el rol de Drácula
Marcia Del Canto, en el rol de Felicia, hija.
Mauricio Diocares, en el rol de Draco, hijo.
Rocío Garcés, como la madre fantasma.
Teatro Las Tablas, Crucero Exeter 0250, Barrio Bellavista.
Viernes y sábados a las 21.45 horas.
Adhesión $10.000, general, estudiantes y 3ª edad $ 5.000.
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