MARCELA KRAUSE PORTER / ARTISTA / DISEÑADORA Y GALERISTA / EN LA NOCHE ONLINE
“Tengo un concepto que me vuela mucho, los proyectos habitan en una especie de ‘Pensamentósfera’, flotando, dando vueltas, y si no los tomas tú, otro lo hará. Se descargan de una nube. También creo que lo que tiene que llegar al mundo llegará, por ejemplo Internet, que era algo inimaginable, seguramente le llegó antes a distintas mentes. A veces sucede que se te ocurre algo y luego ves que otro lo está haciendo. También se vienen ideas con las que no estás conectado y las dejas pasar. Pero de pronto se vienen proyectos que dices ¡wow! y le das con todo”.
Por Jaime Piña
“La obra es importante, porque revela el talento, pero si hablamos de inversión en arte, es vital la proyección del artista en términos de su permanencia en el tiempo, sustentado por la pasión que aplica al desarrollo de su obra”.
– ¿Cómo descubres a un buen artista?
– Si vamos al fondo, no es atractivo tener un artista de corta fama, necesita trayectoria y saber cómo ha perfilado su carrera.
Un problema que persiste en Chile es la existencia de artistas que teniendo algo de fama, se sienten listos y no generan una continuidad, estudiando por ejemplo, así como sucede con talentos que no tienen una base estructurada. Las carreras de arte deberían no solo enseñar marketing, sino a generar una estructura de instalación en el medio y saber cómo enfrentará el presente de sus proyectos. Está bien el plano de las ideas, pero cómo se autogestiona es clave.
UN POCO DE HISTORIASu trabajo plástico forma parte de importantes colecciones en más de 16 países, destacando 36 piezas de la colección permanente del edificio corporativo de la Contraloría General de la República, además de grandes formatos en edificios de Perú, Nueva York y en las embajadas de Chile en Perú y Hong Kong.
Marcela nace en Concepción. Sus bisabuelos fueron joyeros del Imperio Austrohúngaro. Su abuelo paterno participó en la Primera Guerra Mundial. Con habilidades químicas trabajó en una minera peruana y llegó solo a Chile, donde encontró unos polvos azules que le llamaron la atención y formó la empresa Azul Ultramar, un blanqueador que se usó intensamente en Chile. Su abuela paterna tuvo un campo y en la necesidad de contratar trabajadores, publicó un aviso en un diario alemán, al que su abuelo postuló, iniciándose un intercambio epistolar, quedándose con el trabajo. Contrato que después se convertiría en matrimonio. Esa carta aún existe en el patrimonio familiar. Su padre es un ingeniero químico chileno, que trabajó en una multinacional, residiendo en Estados Unidos, en Rosario, Argentina y Santos, Brasil.Es madre de dos hijos, Dani que estudia psicología y es tatuadora y Tommy, ingeniero civil eléctrico de la Universidad de Chile, con magíster y cursando un doctorado, además de profesor de inteligencia artificial en la Universidad de Los Andes, trabaja en la actualidad para una consultora.
DUBAIMarcela participó en el Pabellón de Chile en la Exposición Universal de Dubai 2020, realizada en pandemia durante seis meses y con la asistencia de más de diez millones de personas. Pabellón que participó ProChile entre otros entes, con actividades mensuales, relata:
“Nosotros como artistas, propusimos ideas desde el arte contemporáneo, e instalamos “El quinto elemento”, con cinco vídeos que mostraban el paisaje chileno, inspirados en el agua, aire, tierra y fuego. Exhibiéndose poemas latinos y chilenos, el mío cuando lo escribí fluyó a la primera, motivada por el aire y la Cordillera de Los Andes”.
Para Marcela, un creador debe responderse permanentemente, ¿para qué está haciendo arte? Porque un artista siempre va a pasar por etapas y su obra se transformará según él cambie o su vida cambie, cuenta:
“Lo ideal es que no se quede estancado en una sola etapa formal, aquí hablamos de trayectoria, pero a veces cuesta encontrar artistas que tengan libertad de pensamiento para el cambio. Por lo mismo, si no tiene pasión, que es algo visceral, no desarrollará una trayectoria que trascienda”.
– ¿Qué impide a un artista desarrollar su obra?
– Hay varias, pero una razón por la que no logra enfocarse en su obra como proyecto y se orienta solo a vender, es porque los fondos culturales son muy intrincados en sus mecanismos de postulación, donde llegar a obtener un Fondart es un desafío complejo. Creo que si hubiese más fondos, estarían desarrollando obra. Mi idea es llegar a obtener financiamiento de empresas, algo que hoy sigue en pañales, para patrocinar artistas que produzcan obra, sea conceptual, figurativa, abstracta o lo que sea, porque tras ese apoyo se está generando cultura. Lo de tener que vender rápido es simplemente porque tienen que vivir, donde exponer se ha convertido en una necesidad.
LA PRIORIDAD DE VENDERLa pasión es importantísima, como afirma Marcela, pero muchos artistas buscan dentro del abanico de lo vendible, el expresionismo abstracto y el pop, algo de apetito transversal, fenómeno que sucede en Chile últimamente y como única fórmula crean algo comercial para venta rápida, lo que hace perder su propio sino identitario. Afirma:
“Claro, hacen obras rápidas sin un concepto, carentes de profundidad, porque el mundo está así, rápido, entregando a la galería para que venda, sin embargo, el artista es mucho más integral y más potente que simplemente la venta de una obra y ahí está la consecuencia de quiénes siguen en una carrera más prolongada y los que no”.
ENSEÑAR, EDUCAR Y DIVULGAR CULTURA ARTÍSTICAUno de los objetivos de “Galería Espacio A”, que es lo que Marcela ha hecho con su carrera, más allá de la venta que es importante, es resolver las necesidades y los costos fijos, a través de las clases. La idea de “Galería Espacio A” es generar divulgación y educación de arte, donde el creador se pueda solventar y poder generar su obra.
“Galería Espacio A”, brinda la oportunidad de entregar conocimientos de estética, arte y cultura a gente de alto patrimonio, algo que pocas galerías del mercado chileno hacen. Marcela entendió que no es negativo no saber, sino la oportunidad a abrirse a un mundo fascinante por descubrir, porque el primer signo de la inteligencia es querer saber más, señala:
“He constatado que personas de mucho éxito empresarial no necesariamente están preparadas en estética, arte y cultura. Un fenómeno que veo en Chile, en el que la gente de empresa no tiene un conocimiento muy amplio”.
– Pero, ¿te has preguntado por qué?
– Creo que esto de hacer empresa, hacer plata y concentrarse en los números para que el negocio funcione, dificulta ver más allá. Hoy día estamos orientados para que la persona dueña de empresa, amplifique su visión y no vea solo números, que se abra a la posibilidad de más cultura.
– Durante mucho tiempo la cultura estuvo asociada a lo clásico, a la ópera en el Teatro Municipal o a Europa y eso cambió, porque la cultura popular entró muy fuerte y se hizo incomprensible para cierto segmento social, sin embargo se instaló a través de los hijos. Tal vez eso pudo haber generado el vacío.
– Claro, pero eso se puede resolver educándose, aprendiendo, tomando cursos y talleres. Creo que la poca educación cultural puede revertirse.
LA CULTURA Y EL ARTE
Razones hay muchas, entre otras que la cultura en Chile es de intelectuales o de tendencias ideológicas en términos hegemónicos, lo que la hace muchas veces incomprensible, donde la gente dice, no me voy a meter con este artista ni tampoco con este tipo de arte, facilitando mucho la compra de obras, optar por el arte decorativo y el abstracto.
– Es importante el análisis de que la gente de alto patrimonio, de empresa, carece de preparación en arte, para que validen ciertos contenidos culturales.
– Claro, mucha gente me dice que no entiende el arte abstracto, que solo les gusta lo figurativo, pero tampoco entienden una performance. Falta mucho por hacer en términos de educación en Chile, a través de la cultura, que es de todos.
No le veo sentido a las antípodas, de los de derecha y los de izquierda, de los que tienen plata y los que no la tienen, de los más morenos y los rubios. Es un cambio de mentalidad necesario que cada uno debería hacer.
Yo misma me tomo como ejemplo, porque soy rubia de ojos azules, soy de las chicas tontas, que maneja mal, así que cállate, estoy en el otro extremo. He vivido discriminación porque soy artista de Las Condes, o sea una pelotuda, así que silencio, no tienes derecho a hablar ni a opinar y además tienes una galería, de qué me vienes a hablar, chao.
UN PERFIL DE VIDA OPEN MIND
Más allá de los defectos de nuestra sociedad, valora las libertades individuales mientras no afecten el metro cuadrado del otro, dice:
“Cuando te haces daño a ti mismo o a los demás, ahí la libertad debería parar”.
Cree en el despertar de la humanidad, que no es solo de Chile, sino un fenómeno mundial, comenta:
“Quizás antes no nos llegaba tanta información, porque estábamos al fin del mundo. Pero lo que me impresionó luego de vivir en Brasil y llegar a Chile, fue ver a todas las mujeres de mi colegio usando botas blancas, con chasquilla y la piel naranja. Me costó aceptar a Chile cuando llegué. Lo pasé bien, pero descubrí que era una sociedad cerrada, de marcas, de mucha diferencia cultural y social. Cuando llegué al colegio me dijeron, ¿quieres ser del grupo de las lindas o de las feas? les dije, de ninguno. Ahora, en mis vacaciones viajaba todos los veranos, pero es muy distinto venir en cierta temporada que vivir aquí. En Brasil tenía dos buenas amigas, una que su papá tenía mucho dinero, su pieza era un piso entero de un edificio, era impresionante. Y mi otra mejor amiga, su casa era un poco más grande que mi cocina. Eran realidades económicas, no culturales, porque las dos estudiaban en el mismo colegio y no había tema con eso, ni con las diferencias de ser de clase alta o clase baja. Eso me costó aquí en Chile”.
LUCES Y SOMBRAS EN LA VIDA HUMANALa última exposición que realizó en abril de 2025, llamada “Entre luces y sombras”, en la Corporación Cultural de Las Condes, expresó el proceso de una depresión que vivió, comenta:
“Entre luces y Sombras reflejó lo que es el camino de la vida, un devenir en el que si caes siempre después vendrá la luz, son indivisibles, no entenderías la luz si no atraviesas la oscuridad. Fue el cierre de un cambio en mi vida al llegar a los 50 y un proceso de liberación. No puedo dejar la sombra atrás y hablar solo de la luz, la sombra fue importante, aunque no me guste”.
Este trabajo nació de un cúmulo de situaciones que la afectaron, partiendo por su marido, que estuvo 45 días en una clínica y en la UTI, por una falla multisistémica y después su hija tuvo anorexia, abocándose dos años 24-7 a ella, desligándose del arte. Posteriormente se desató la pandemia, relata Marcela:“Viví en la adrenalina de tener que resolver temas familiares y cuando todo empezó a estar bien, me vino el bajón”.
– ¿Un bajón que abrió alguna puerta?
– Fue mi proceso. Sin embargo me pasó algo interesante cuando hice la exposición, al mirarla entendí en qué estadio me encontraba e hice el clic. Me gustó recorrer sola la exposición como si no fuera mía y mirarla con los ojos de otro, porque al recorrerla se conectó todo. Me gusta el montaje y la instalación, independiente a la inauguración. Cuando creo y expongo, no puedo desligar mi obra de mi propio proceso de vida, aunque trate de no involucrarlas están súper ligadas.
ADAPTARSE A CHILE
Vivir en otras sociedades de muy pequeña, la constituyó en una matriz que no es chilena completamente, observando desprejuiciada lo bueno y lo malo de nuestra sociedad, comenta:
“Hay cosas que me gustan de Chile y otras no. De hecho siempre he sentido que soy una forma de chicle, adaptada a todo, donde aprendí a no enjuiciar a los demás. Todo está bien mientras no hagan daño, que vivan y dejen vivir. Lo único que conocí de Chile, fue lo que veía en mis vacaciones en Licanray, me cuesta hablar del tiempo de la dictadura porque no la viví, recién volvimos a fines de 1987”.
– En la dictadura fuimos jóvenes creativos, donde tuvimos que ser positivos y crear un mundo paralelo, en lugares como El Trolley, Matucana 19 y otros espacios de grandes fiestas y actos artísticos, sin pensar en el mercado que se vino después.
– Claro, antes era todo más romántico. Pero no conocí ese Chile. En Brasil viví en el puerto de Santos, estudié en un colegio que tenía cinco mil alumnos, en mi curso éramos cuarenta y dos y solo siete mujeres. No era un colegio bonito, las salas toscas tenían los bancos de cemento, porque de repente los podían incendiar. Al salir de clases a la calle, había canales que desembocaban al mar y cada canal tenía su pandilla, uno de la marihuana, otro de la coca y varios etcétera. Ibas a una fiesta y se producían peleas punk. En esa época me creía punk, tenía el pelo recortado y mis papás alemanes me dejaban ser.
– ¿Encuentras que se te han dado las cosas o todavía tienes otras por alcanzar?
– Siento que no me falta nada. ¿Quiero algo? Sí. Soy inquieta, siempre voy a querer más. Creo que vivo en la meta, todo lo que hace años deseaba o aspiraba o quería, lo tengo hoy.
– ¿Es la inquietud de los espíritus creativos, seguir creciendo?
– Claro, en el fondo ese es mi tema, me fascina hacer proyectos. Si me dijeras, dedícate a disfrutar la vida, yo ya la disfruto, hago lo que me apasiona y no lo siento como trabajo, en el sentido tradicional del término. Tengo un concepto que me vuela mucho, los proyectos habitan en una especie de “Pensamentosfera”, girando, dando vueltas, y si no los tomas tú, otro lo hará. Se descargan de una nube. Lo que tiene que llegar al mundo llegará, por ejemplo Internet, que era algo inimaginable, seguramente le llegó antes a distintas mentes. A veces sucede que se te ocurre algo y luego ves que otro lo está haciendo. También se vienen ideas con las que no estás conectado y las dejas pasar. Pero de pronto se vienen proyectos que dices ¡wow! y le das con todo.
– Claro, el tema de querer más es darle continuidad a la evolución del pensamiento.
– Y al hacer, en momentos que no hago nada, me deprimo. La creatividad es estar inventando proyectos. Porque lo que mueve a los seres humanos es el propósito de vida.
– ¿La depresión en el arte comienza cuando se pierde el propósito. Crees que antes de hacer debes imaginar, soñar para realizar?
– Creo que los artistas de alguna manera tenemos la imaginación de los niños. Esto de fascinarse por nuevos proyectos, de querer crear, de querer construir, viene de la infancia, de cuando hacíamos un castillo de arena y estábamos seguros, en nuestra inocencia, que iba a perdurar. La creatividad no puede alejarse de ese niño que nos habita o de esa inocencia que tenemos en la vida.
– Sobre la imaginación, ¿cuándo te diste cuenta que tenías capacidad de abstracción?
– La parte artística siempre estuvo de chica. A los seis años en Concepción gané un concurso de dibujo para un afiche. Hice un boxeador y en la ceremonia de premiación, cuando me anunciaron con el primer lugar, no me encontraban, porque estaba más entretenida en una mesa con helados y dulces.
– ¿Te auto percibiste artista desde chica?
– Sí, venía en mi genes. Cuando decidí mi futuro, preferí diseño en la Universidad Católica. Aunque mi familia pensó que iba a ser ingeniera, el día de la postulación cambié de carrera, tema que no le gustó mucho a mi madre, sin embargo, ahora ella tiene su taller acá conmigo.
– ¿Has pensado que tomar decisiones fundamentales a una edad tan chica, podría ser desastroso, ¿te pasó eso con el arte?
– Siempre te cuestionas qué hubiese pasado. Pero las decisiones que uno toma finalmente son por algo. De hecho, lo que me gustó de la Católica y que la diferencia de otras universidades, fue la conceptualización del diseño, porque egresé como diseñadora integral. El profesor Alberto Piwonka, que estuvo en la Bauhaus, formó esta escuela enseñando que en el diseño tienes una problemática, la que debes resolver, sea gráfica, industrial, de iluminación, textil, etcétera, un método científico que se resuelve a través del diseño. Eso a mí me formó, sumado al aprendizaje en un bachillerato internacional del colegio, con el ramo Teoría del conocimiento, lo que me orientó a tomar el camino del arte.
– El diseño como problemática, es un sistema inconcluso que se debe completar. Por ejemplo, cuando te encargan un logotipo, es porque el cliente lo imagina pero no lo puede ver y tú sí. Y debes realizarlo hermoso y comprensible.
– Claro, que se entienda. Al principio me decían, hágame un "monito" y no validaban toda la carrera que me respaldaba. Pero si lo asocio a mi trabajo plástico, en relación a los coleccionistas o quienes me han comprado, sobre todo mi obra de transparencias, me di cuenta que les traslado a ellos la problemática para que terminen la obra. Porque parte de mi pintura, en todo sentido es lúdica y tiene una parte juguetona. Toda la vida he sido alegre, medio desordenada, de juegos y buen humor, de reír con ironía y humor negro. Entonces me di cuenta que es una forma de ironía y de humor, decirle a quien se lleva mi trabajo, que él termine la obra.
EL JUEGO
Existe la historia de cinco niños que están jugando al trencito en el jardín, donde una niña equis hace de locomotora. Entonces, de pronto la mamá de equis sale y le avisa, ¡equis, está listo el almuerzo! ella molesta le responde, mamá, no puedes decir mi nombre, porque los otros niños no me van a creer que soy la locomotora y se disolverá el tren.
Esto es para decir que el secreto del juego, como en una burbuja ficticia, son las reglas del juego.
– ¿Te gusta poner tus propias reglas para estructurar la vida?
– Sí, bueno, todo el mundo pone sus propias reglas.
Claro, en el fondo puse mis propias reglas pensando en que viví en distintos países siendo niña. Por ejemplo, con mis amigas de Rosario, Argentina, cuando nos juntamos volvemos al humor de las mismas niñas de la primaria.
– ¿El eje central de ese vínculo era el humor?
– Era nuestro carácter, que se basaba en el humor. Porque de alguna manera, siendo una niña que cambiaba de país, fue una manera de sobrevivir. Imagínate que cuando nos fuimos a vivir de Argentina a Brasil, era verano y nos dijeron, nos vamos a Brasil, pero no en tres meses más, sino en una semana. Lo mismo de Brasil a Chile, mi mamá me dice, nos vamos a Chile en cinco días más. Fueron cambios muy drásticos, entonces si no los tomaba con humor o con resiliencia, me podría haber amargado.
– ¿Has tenido momentos de amargura, donde el humor te ha salvado?
– He tenido una vida no tan fácil en muchos aspectos. Pero claro, el humor o el sentir que las cosas siempre van para mejor, me ha sanado. Creo que todo el mundo tiene sus heridas, sus traumas de infancia y de muchas cosas. Pero quién soy y lo que hablo en mi obra, lo trabajo a través del juego y del humor, entendiendo que siempre hay una luz o algo que te mueve a hacer cosas, como los proyectos que me permiten seguir adelante.
– ¿Qué proyecto me puedes mencionar? Entendiendo que “Galería Espacio A” es un proyecto en sí mismo.
– Hace unos años hicimos la aplicación Museos de Chile, con Ignacio Ríos, un socio amigo, que mostraba georeferencialmente todos los museos para acceder en todo el país. Esto lo creó Ignacio con mi apoyo y duró solo tres años porque no lo pudimos seguir financiando.
También hicimos en el metaverso, una galería virtual, para que la gente pudiera adquirir obras, en ella podías setear tu estatura para entrar, recorrerla y ver las obras a la altura de tus ojos, podías saltar, correr y crear tu avatar para desplazarte. Está hecha, pero no pudimos seguir porque el mundo no está preparado aún para eso.
Ahora estoy en varios proyectos que pronto daremos a conocer.
MAPUCHES DE OJOS AZULES
Otra exposición importante en la que participó Marcela fue en la Sofía Bienalle Paper de Bulgaria, en 2024, en la que presentó símbolos mapuches, los que llamaron la atención, generándose controversia y nuevas interrogantes, comenta:
“En Bulgaria, consultando un libro de simbología vikinga, me di cuenta que eran muy parecidos a los Mapuche, constatando que los Vikingos sí estuvieron en Chile y se conectaron con los Mapuche, por eso existen mapuches de piel clara y de ojos azules, algo que no se sabe mucho y lo sé por experiencia familiar. Mi mamá en Temuco fue enfermera de un Machi Mapuche y madrina de su hijo. Nosotros tenemos una parcela en Calafquen y atrás se hacían guillatunes y machitunes. He convivido, bebido sangre de cordero y estoy ligada al pueblo Mapuche, siendo parte de la comunidad Loncopan. Mi hija hizo un libro de cocina Mapuche. O sea, para mí, llegar desde Brasil a este lugar, era encantador. Incluso cerca de Lumaco, nacen mapuches rubios de ojos azules, en una completa conexión entre Vikingos y Mapuche”.
– Impresionante eso. ¿Deberíamos valorar la riqueza de la diversidad en vez de plantearlo desde el punto de vista de la discriminación?
– Es potente vivir en este país. Porque medioambientalmente tenemos diversos climas y una cantidad importante de etnias, desde los Selknam a los Mapuche, con una cultura demasiado rica, pero estamos enfrascados en tonteras. Creo que hay que estar abierto a la diversidad, aunque mucha gente dice que está abierto, no lo está, pero eso es un cambio que cada uno tiene que hacer.
Siento que debemos ir a la simpleza, a la naturaleza, a una mayor honestidad y a ser nosotros mismos.
– ¿Cómo aportaría la galería?
– La veo como algo integral, para seguir dando oportunidades a los artistas, que pueden enseñar a otras personas y muestren lo que ellos son. No quiero una galería comercial, lo que busco es generar un centro cultural privado. Es una idea en desarrollo que aún está en pensamiento, que busca nutrir al sector alto de la ciudad, donde vive gente ávida de nutrirse de cultura. Quisiera crear un foco cultural, un punto de encuentro a través de la cultura. En “Galería Espacio A”, se han lanzado libros, desfiles de moda de colección, conversatorios y múltiples exposiciones, es un espacio para dar clases, mezclando cultura, arte y diseño.
LA VIDAPublicó el libro “Vivir en plenitud”, que llegó a su segunda edición y es una reflexión acerca de vivir, un proceso de limpieza del yo, transparentando lo que es uno mismo, mostrando que la vida es mucho más bella si bloqueamos todos los pensamientos que nos detienen, para observar lo que ha sido la vida, la de tus hijos, de tus amigos, la naturaleza y observar que al final solo hay bendiciones y cosas positivas en el mundo, donde lo malo es producto de los seres humanos, no del mundo ni del universo.
– El paso por esta dimensión con nuestro cuerpo es tan corto, que lo único que debemos hacer es usarlo.
– Para comprender eso, necesitas un pensamiento que te eleve por sobre de lo concreto que vives. Me impresiona que la gente se dedique toda la vida a trabajar y solo a trabajar y cuando llega a los 80 años mira para atrás y se pregunta ¿qué hice? no gocé nada. Y por otro lado existe el misterio de la vida, que mientras duermes no controlas tu respiración, no tienes idea qué está pasando en tus células, todo está en movimiento. Mucho tiempo estudié Kabbalah, fui profesora de meditación incluso, estudié corrientes filosóficas y espirituales para encontrar la iluminación y en un momento me dije, ¿para qué seguir buscando? si en el fondo mejor empiezo a gozar la vida.
He pasado por muchas etapas, tratando de ser exitosa, de ser vista, haciendo dietas y rituales para llegar a la espiritualidad. Hoy siento que vivo la meta, que es soltar, vivir y volver a ser la niña que se mancha y se orienta a la experiencia, si prefiero hacer esto lo hago, si deseo comer esto lo como. Ser libre en lo que quiero y no quiero ser.
– ¿Crees que el punto de iluminación como cumbre, es la libertad?
– A mí ya no me motiva tanto el concepto de iluminación, creo que es un sesgo más, una categoría innecesaria que nos etiqueta. Finalmente nunca vamos a saberlo todo. Hace unos días conversé con un maestro japonés, que iba a dictar una charla sobre la muerte, entonces sentí lo maravilloso de la incertidumbre. Eso del final del túnel y ver la luz, que es un misterio, nadie te puede decir cómo es estar muerto, nadie ha regresado de ahí. Pero la mente humana insiste con lo racional, que solo nos lleva a la falta de libertad para experimentar. ¿Para qué quieres saber de la muerte?, si estás vivo ahora.
Piensa que tu cuerpo no está preguntándote si va a tener oxígeno suficiente, tampoco controlas los latidos de tu corazón, entonces, por qué te preocupas qué viniste a hacer a este mundo, si no te falta el aire ni la electricidad que mueve tu cuerpo. Mira que loco, si entiendes cómo está funcionando tu cuerpo, donde no tienes ningún control, vas a entender cómo funciona la vida, que no tienes ningún control tampoco. Hay que fluir, creo que los mejores proyectos habitan en el misterio de la incertidumbre. Lo de vivir en varios países, me hizo adaptable y la vida se hizo más fácil y feliz cuando acepté que no tenía todo el control.
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